Actores de reparto

Antonio S¨¢ez Delgado, m¨¢s que por extreme?o, es lus¨®filo por dedicaci¨®n; naci¨® de este lado de la raya, pero hace tiempo que la ha atravesado. Se dedica, por oficio y vocaci¨®n, a la literatura portuguesa y lleva a?os, libro tras libro, haci¨¦ndoles la foto de cuadrilla a los escritores de uno y otro lado de la raya. All¨¢ Pessoa, vale, de este lado Ram¨®n, o Unamuno, sea, pero junto a ellos, en esa foto colectiva, abarquillada por el paso del tiempo, amarillenta por los desacuerdos, los rencores, las envidias o los desencuentros, un pu?ado de corredores de fondo, o actores de reparto, que hacen bulto en esos a?os primeros del siglo XX, cuando andaban las vanguardias d¨¢ndose un hervor en la olla podrida de la literatura peninsular. Antonio S¨¢ez Delgado es autor (adem¨¢s de poeta) de dos ensayos: el primero, ?rficos y ultra¨ªstas. Portugal y Espa?a en el di¨¢logo de las primeras vanguardias literarias, y el segundo, Adriano del Valle y Fernando Pessoa (apuntes de una amistad), en los que dej¨® recogida su actividad investigadora, su saber erudito. De aquellas maderas, bien trabajadas, surgen ahora estas virutas, este libro miscel¨¢neo, esta relaci¨®n de "corredores de fondo", de escritores, algunos, bohemios de aqu¨ª y de all¨¢, poetas echados a perder, otros, escritores hundidos en el pozo negro del suicidio, de la resoluci¨®n final, unos pocos, actores de reparto, pobres diablos, la mayor¨ªa, con no m¨¢s de una frase que pronunciar, que un mal libro (o bueno) que llevarse para la posteridad, pero que pasaban por all¨ª, en ese tiempo, en esa ¨¦poca, que salen en la foto con Pessoa, en una esquina, o con Ram¨®n, gordo y ramoniano, en el otro rinc¨®n, Pessoa y Ram¨®n que no se llegaron a conocer nunca, por m¨¢s que ¨¦ste, el gordo, greguerizara Lisboa las veces que pudo, junto a su ajamonada o entrada en carnes (valen ambas expresiones) Carmen de Burgos, Colombine; quienes s¨ª se conocieron, y mucho, fueron Pessoa y Adriano del Valle, un poeta menor ¨¦ste, espa?ol, y que engord¨® con el franquismo, dichoso ¨¦l, y a los que dedic¨® S¨¢ez Delgado su libro anterior, Adriano del Valle que sale tambi¨¦n, bastante, en este otro texto que ahora comento; un libro, ¨¦ste, que es varias cosas a la vez: es una suerte de diario de lecturas, un diario de a bordo, de lo que es, en el autor, vocaci¨®n y obsesi¨®n: las relaciones literarias lusohispanas en la hora de las vanguardias. Es tambi¨¦n un libro de viajes, un viaje por el tiempo y por una ¨¦poca. Es tambi¨¦n, por qu¨¦ no, un diario ¨ªntimo, donde su autor recoge sus impresiones, sus reflexiones, sus gustos. Es, desde luego, lo confiesa ¨¦l mismo, una cr¨®nica de intenciones, que no tiene otro significado -copio- que "el de ir guardando versos y d¨ªas". Es, en fin, un libro de ¨¦sos de cabecera o de convalecencia (t¨¢chese lo que no proceda) para letraheridos, para v¨ªctimas de la literatura, para lusoadictos, para n¨¢ufragos de esa saramaguiana balsa de piedra, la pen¨ªnsula Ib¨¦rica, digo.