El tiempo del lenguaje pervertido
Varios pensadores analizan las trampas, mentiras, violaciones y eufemismos que dibujan la nueva ret¨®rica del poder
Contabilidad creativa, guerra humanitaria, limpieza ¨¦tnica, ataque preventivo, guerra por la libertad, da?os colaterales, centro de estancia temporal para inmigrantes, burbuja inmobiliaria...
Una larga lista de tergiversaciones, eufemismos, dobles sentidos, mentiras, expresiones falsarias, violaciones gramaticales y met¨¢foras manipuladoras llena cada d¨ªa la boca de los pol¨ªticos, las p¨¢ginas de los diarios y las orejas de los ciudadanos. De una forma tan natural que, a veces, la realidad, la sem¨¢ntica y la historia conocidas parecen haber muerto de repente.
Es la perversi¨®n del lenguaje, la nueva ret¨®rica del nuevo poder neoconservador que domina el nuevo mundo. Una t¨¦cnica tan burda como desconcertante, f¨¢cil de tragar, pero ni siquiera nueva: ya la us¨® el Tercer Reich, como dej¨® claro en sus libros el muy sensible fil¨®logo jud¨ªo Victor Klemperer, pero tambi¨¦n los aliados, seg¨²n ha documentado el no menos sabio historiador y cr¨ªtico literario estadounidense Paul Fussell.
Ahora, varios especialistas espa?oles de diversas disciplinas, coordinados por Jos¨¦ Luis Pardo con Jos¨¦ Mar¨ªa Ridao, van a tratar de desvelar los excesos verbales del poder durante un seminario de cinco sesiones en el que intervendr¨¢n, entre otros, Sami Na?r, Jos¨¦ Antonio Mill¨¢n y Xavier Antich.
El ciclo comenz¨® ayer en el Centro Cultural del C¨ªrculo de Lectores de Madrid. El fil¨®sofo Fernando Savater, el periodista Ll¨¤tzer Moix y el poeta uruguayo Eduardo Mil¨¢n hablaron sobre Violencia y verdad, amores imposibles. Savater disert¨® sobre la necedad que supone llamar di¨¢logo a lo que no lo es ni puede serlo cuando una de las partes no quiere dialogar. Moix reclam¨® "periodistas Klemperer" que se dediquen a desenmascarar las falacias "estructurales y cosm¨¦ticas del lenguaje del poder imperial". Y Mil¨¢n denunci¨® la "perversa reiteraci¨®n del desordenamiento de los significados, el abaratamiento instrumentalizador de los mensajes pol¨ªticos, la continua violaci¨®n de la realidad desde posiciones de suficiencia y mando".
Pardo y Ridao dieron una visi¨®n general del asunto. El fil¨®sofo estableci¨® diversas categor¨ªas de la perversi¨®n ling¨¹¨ªstica: la moral (contar lo que no es), la que no se preocupa en distinguir entre medios y fines, y la perversi¨®n cl¨ªnica (patolog¨ªa que consiste en confundir fantas¨ªa y realidad).
Ridao distingui¨® tres grados de falsedad: la mentira, como mecanismo abierto de manipulaci¨®n; el eufemismo, como expresi¨®n dulcificada de la realidad ("esa perversi¨®n que llama intelectuales valientes a los que se limitan a confirmar y apoyar las ideas del orden establecido"), y, por fin, lo que defini¨® como "neolengua", t¨¦cnica que pierde de vista la realidad y suplanta el viejo sentido de las palabras por uno nuevo, adecuado a sus fines. Ejemplos de eso, dijo Ridao, son las grandes palabras maltratadas: democracia, representatividad, cultura, libertad, conceptos robados a la sociedad para olvidar los derechos civiles en beneficio de "un fundamentalismo nuevo, el de los derechos humanos", que da impunidad, por ejemplo, para perpetrar leyes de extranjer¨ªa, imponer democracias a tiros o declarar intocables sin m¨¢s leyes sin due?o, de todos, como la Constituci¨®n.
Pardo cit¨® como otros ejemplos viciados los discursos nacionalistas
engordados para ser electoralmente rentables y los suplementos literarios que califican de obras maestras dos o tres libros cada semana. Moix, a los cr¨ªticos de arte que hurtan al lector el sentido de sus juicios. Y hubo divisi¨®n sobre lo pol¨ªticamente correcto: Pardo lo consider¨® pura beater¨ªa del conservadurismo de izquierdas; Moix adujo que es la otra cara del lenguaje del poder, y Ridao abog¨® por una v¨ªa media entre la sinceridad nazi y la palabra peyorativa.
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