El ¨²ltimo libro
"NINGUNA IDEA general acerca del dolor. Cada paciente se hace la suya, y el padecimiento cambia, igual que la voz del cantante seg¨²n la ac¨²stica de la sala". Este aviso recorre las notas de Alphonse Daudet y nos recuerda que su autor, adem¨¢s de enfermo, era escritor. De hecho, Julian Barnes subraya que En la tierra del dolor est¨¢ escrito con la mirada fr¨ªa y el coraz¨®n caliente. Claro que el elogio va tanto a favor de Daudet como contra Harold Brodkey, concretamente contra Esta salvaje oscuridad (Anagrama), "el relato heorico -y, uno dir¨ªa, her¨®icamente autoenga?oso-", dice Barnes, en el que el novelista estadounidense relat¨® su muerte por sida. Aunque habr¨ªa mucho que decir sobre el juicio del autor brit¨¢nico, lo cierto es que el pudoroso testimonio de Daudet est¨¢ te?ido de la preocupaci¨®n, por lo que las palabras pueden hacer a la hora de recoger la ac¨²stica del dolor. La conclusi¨®n es ¨¦sta: nada. Y donde dice dolor vale decir pasi¨®n. En 'El ¨²ltimo libro', uno de los famosos Cuentos del lunes (Debate), Daudet narra una visita a la casa de un escritor que acaba de morir. Durante el duelo aparece el empleado de la imprenta con una remesa de la ¨²ltima obra del fallecido. De pronto, lo que unas horas antes hubiera parecido una se?al de vida, en la estancia mortuoria se vuelve l¨²gubre. Nada nuevo, apunta el narrador. La alegr¨ªa de recibir un nuevo libro se mezcla siempre con la tristeza de no haber dicho todo lo que se quer¨ªa decir: "La obra que se lleva dentro siempre parece m¨¢s bella que la que se ha hecho. ?Cu¨¢ntas cosas se pierden en el breve viaje de la cabeza a la mano! Vista en las profundidades del ensue?o, la vida del libro semeja a esas medusas del Mediterr¨¢neo que pasan por el mar como un n¨¢car flotante y luego, puestas sobre la arena, se reducen a un poco de agua, a unas cuantas gotas incoloras, que el viento seca al instante". Durante a?os, Daudet baraj¨® la idea de hacer un libro org¨¢nico con las notas que hoy integran En la tierra del dolor. Su mujer lo disuadi¨®: sonar¨ªa demasiado a ¨²ltima obra, ?qu¨¦ escribir despu¨¦s? Tal vez por eso, a medida que la enfermedad se torna irreversible, el tono del enfermo se dulcifica. Tal vez por eso anota: "Esta ma?ana sensaciones embotadas, como al d¨ªa siguiente de grandes excesos. Efecto de los anest¨¦sicos repetidos, usados durante demasiado tiempo. Me gustar¨ªa que mi pr¨®ximo libro no fuera demasiado cruel".
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