Berlusconi se hace la cirug¨ªa
El primer ministro italiano regresa tras un mes de tratamientos a un escenario de crisis
Roma vive semanas de gran revuelo pol¨ªtico. A Silvio Berlusconi se le cayeron, en menos de un mes, el primer grupo alimentario del pa¨ªs, la ley que consagraba su dominio personal sobre el sector televisivo y la ley que le dotaba de inmunidad frente a los jueces. El presidente del Gobierno permaneci¨®, sin embargo, oculto casi desde Navidad. El hombre que siempre estaba ante las c¨¢maras no sal¨ªa de su villa de Cerde?a y empezaron a circular rumores sobre una presunta enfermedad grave, acaso un rebrote del c¨¢ncer de pr¨®stata. Hasta que se supo que Berlusconi estaba ocup¨¢ndose de otra ca¨ªda, la de sus ojeras. En plena crisis, el hombre m¨¢s poderoso de Italia se someti¨® a una intervenci¨®n de cirug¨ªa est¨¦tica y a una cura de adelgazamiento.
La respuesta al enigma de la desaparici¨®n la dio el mi¨¦rcoles Umberto Scapagnini, m¨¦dico de Berlusconi y diputado de Forza Italia, al diario turin¨¦s La Stampa: "Se ha hecho una peque?a operaci¨®n cosm¨¦tica en torno a los ojos, pero no s¨¦ m¨¢s, son asuntos privados", dijo Scapagnini. El portavoz de la Presidencia del Gobierno, Paolo Bonaiuti, se limit¨® a proferir un escueto "sin comentarios" cuando se le pidi¨® que confirmara el alisamiento de las ojeras. Y Berlusconi, que ayer volvi¨® a su despacho romano para presidir el Consejo de Ministros, sigui¨® sin dejarse ver: por una vez, prescindi¨® de la habitual y amena conferencia de prensa de los viernes.
Los ministros y altos parlamentarios de la mayor¨ªa conservadora s¨ª le vieron, pero no quisieron entrar en detalles. Todos dijeron pr¨¢cticamente lo mismo: que Silvio Berlusconi ten¨ªa un aspecto excelente, que estaba de muy buen humor y que ellos no entend¨ªan de liftings.
Imagen juvenil
Berlusconi, de 68 a?os, es un hombre coqueto que trata de mantener una imagen juvenil. A veces, con un celo casi c¨®mico. Los carteles electorales de la campa?a de 2001 fueron muy celebrados porque mostraban a un Berlusconi apenas cuarent¨®n y con una cabellera que en realidad perdi¨® antes de dedicarse a la pol¨ªtica. La revista Panorama, una de las muchas piezas de su imperio de comunicaci¨®n, llev¨® las cosas tan lejos que en una fotograf¨ªa le pint¨® cabello sobre la calva.
Otra de las preocupaciones berlusconianas es la estatura. La talla del presidente del Gobierno es casi un secreto de Estado. ?l declara 170 cent¨ªmetros; sus enemigos no le conceden m¨¢s de 167, y en algunos antiguos documentos figura la cifra de 168. Berlusconi utiliza zapatos especiales con alzas y tac¨®n cubano y hace que le coloquen un pelda?o tras el podio, si habla de pie, o un almohad¨®n grueso sobre la silla, si est¨¢ sentado; cuando puede, ofrece a su interlocutor una sillita baja. La cosa no tendr¨ªa ninguna importancia si no se la diera el interesado, que una vez present¨® a Javier Solana con la siguiente frase: "Pues no es tan alto, es igual que yo". Y en otra ocasi¨®n se enzarz¨® en un largo mon¨®logo sobre la talla media de los italianos con el fin de demostrar que no era bajito, sino normal.
The New York Times indic¨® ayer que la tormentosa presidencia europea hab¨ªa dejado secuelas sobre el f¨ªsico de Silvio Berlusconi y que el lifting y la dieta se hab¨ªan hecho necesarios para afrontar con buen aspecto la campa?a de las elecciones europeas, que se celebrar¨¢ en junio. La reducci¨®n de ojera y barriga podr¨ªa, sin embargo, no durar hasta entonces. Tras las crisis de Parmalat, de la ley de inmunidad (rechazada por el Tribunal Constitucional) y de la ley de televisiones (rechazada por el presidente de la Rep¨²blica), todas ellas en carne viva, empez¨® a abrirse ayer un nuevo conflicto en torno a la federalizaci¨®n del Estado. El Gobierno anunci¨® que aprobar¨ªa este mismo mes las primeras reformas institucionales. La oposici¨®n se neg¨® a participar en los debates parlamentarios y opin¨® que las reformas llevaban a "la desaparici¨®n de todo vestigio de unidad nacional".
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