Chapuzas femeninas
Un centenar de vecinas de M¨®stoles aprenden a reparar aver¨ªas caseras en un cursillo que ha organizado el Ayuntamiento
V¨¢lvula, sif¨®n, diferencial, electrodos, burlete... Estos conceptos han dejado de ser un misterio para Mari Carmen, de 58 a?os, una vecina de M¨®stoles que cada lunes acude puntual a su cita con el curso Hazlo t¨² misma, chapuzas en el hogar, que organiza el Ayuntamiento de esta localidad. Ha perdido el miedo a la caja de herramientas y ha logrado despojarse de las eternas plegarias al marido, tales como "m¨ªrame ese grifo, que gotea", "la plancha no me funciona" o "la bombilla se ha fundido". Ahora ha aprendido los conceptos b¨¢sicos para desenvolverse con el destornillador y la taladradora. Como ella, un centenar de vecinas del municipio se reparte en tres jornadas semanales de clases te¨®ricas y pr¨¢cticas en las que aprender¨¢n fontaner¨ªa, electricidad, mantenimiento y tapizado de muebles, pintura, empapelado y alba?iler¨ªa y mantenimiento del autom¨®vil, hasta el mes de junio.
Todas las mujeres coinciden en destacar que 'Hazlo t¨² misma...' les hace m¨¢s libres
La mayor¨ªa acude al taller para ahorrarse los euros que les cobrar¨ªa un profesional
Todas las materias son del dominio de Alfonso, un reparatodo que, sin embargo, tuvo que empollarse las tretas de la ense?anza para impartir clase a las mujeres. Huye de la solemnidad acad¨¦mica e incluso llama "ni?as" a sus alumnas. Habla con sencillez, eso s¨ª, llamando a las cosas por su nombre.
"Esto es un cuadro de mandos que est¨¢ dividido en secciones", mostraba Alfonso en la ¨²ltima clase sobre electricidad. "Y ¨¦ste es el general, el bot¨®n que salta para avisarnos de que se ha producido un cortocircuito", a?ad¨ªa ante la mirada atenta de las f¨¦minas, que, de vez en cuando, bajaban la cabeza para tomar apuntes. "Por regla general, y en las viviendas nuevas, dentro del cuadro existe un bot¨®n especial para el frigor¨ªfico, para que cuando os march¨¦is de vacaciones pod¨¢is quitar la luz sin que se os descongele la carne", simplificaba Alfonso. Unos minutos despu¨¦s le tocaba el turno a una l¨¢mpara hal¨®gena que tuvo tiempos mejores. "Nunca toqu¨¦is la bombilla con los dedos porque os lo carg¨¢is; es recomendable colocarla utilizando un algod¨®n o papel higi¨¦nico", recomend¨®. "?Y qu¨¦ pasa cuando una bombilla nueva tintinea a los pocos minutos de ponerla?", terci¨® Feli, casi indignada. "Anda, ni?a, sal para afuera que vas a practicar porque seguro que no has colocado bien el hal¨®geno y deja de hacer contacto", espet¨® el maestro entre las risas de sus pupilas.
El repaso te¨®rico continu¨® con la explicaci¨®n de los detalles de una factura de electricidad y con la bater¨ªa averiada de un tel¨¦fono inal¨¢mbrico, que las mujeres trataron de reparar en el apartado pr¨¢ctico de la clase.
La mayor¨ªa de las aprendices acude al cursillo por ahorrarse los euros que un profesional les cobrar¨ªa por ejecutar una obra "sin importancia". "Yo solita me apa?o con las chapucillas menores y ya no necesito llamar a nadie, ni siquiera a los m¨ªos", exclama Ascensi¨®n, de 37 a?os. Esta alumna confiesa un bagaje anterior a Hazlo t¨² misma: "Ya cambiaba enchufes en casa y no se me daba mal", apunta. A su lado, Feli, de 45 a?os, opina que las ense?anzas de Alfonso no tienen sexo. "Ni son para hombres ni para mujeres; es para que una persona, con independencia de su sexo, no tenga problemas con las cosas que se rompen en el hogar", dice.
La curiosidad empuj¨® a Feli a interesarse por el cursillo. "Me lo paso de miedo, tengo el material y la bata gratis y encima aprendo un mont¨®n", dice con alegr¨ªa. Esta aprendiz a¨²n no ha tenido ocasi¨®n de aplicar en casa lo que est¨¢ aprendiendo, aunque s¨ª se ha permitido ofrecer alg¨²n que otro consejo de experto. "A mi hermana le dije c¨®mo hab¨ªa que desatascar un lavabo sin la ayuda de los t¨ªpicos l¨ªquidos; yo lo aprend¨ª aqu¨ª, y funciona", resalta.
Unas semanas antes de los enchufes, los diferenciales y las resistencias, alumnas y profesor se emplearon a fondo con las tuber¨ªas, las cisternas ruidosas, los grifos llorosos y la sempiterna silicona. Las mujeres aprendieron a cambiar una zapata, a fabricar la masilla y a quitarle el sonsonete a la cisterna. "Son trabajos que parecen imposibles cuando ves hacerlos a un fontanero y que despu¨¦s no tienen tanto misterio; es cuesti¨®n de atenci¨®n y paciencia", opina Mar¨ªa Candelaria, de 45 a?os, que acaba de quedarse en paro. "No creo que encuentre un empleo con lo que aprendemos en este cursillo, pero al menos estoy entretenida y gasto mi tiempo en cosas ¨²tiles", agrega.
Otras mujeres asisten a clase por vocaci¨®n, porque viven solas o porque sus parejas son al¨¦rgicas al bricolaje, pero todas coinciden en destacar que Hazlo t¨² misma les hace m¨¢s libres. To?i es una de las alumnas m¨¢s lanzadas. "Est¨¢ claro que yo no me voy a meter a cambiar un inodoro, pero esto me servir¨¢ al menos para saber si el fontanero al que llamo trata de enga?arme o no", manifiesta. No se atreve a¨²n con la macrofontaner¨ªa, pero s¨ª con lo dem¨¢s; ella pone apliques y hasta los rieles de las cortinas en su casa. Mar¨ªa ?ngeles hace eso y m¨¢s, hasta el punto de que considera a su propia caja de herramientas de esas cosas que no hay que compartir con nadie, ni siquiera con el marido.
Lista de espera para ir a clase
Hazlo t¨² misma, chapuzas en el hogar es una iniciativa de la Concejal¨ªa de Juventud y Mujer de M¨®stoles, cuya responsable, Paloma Tejero, del PP, no esperaba tanta aceptaci¨®n. En pocas semanas el cursillo se ha convertido en una de las "estrellas" de la oferta municipal. Por eso, y ante la avalancha de peticiones, sus responsables han decidido aumentar el n¨²mero de plazas. "El ¨¦xito de esta iniciativa nos ha llevado a incluir un nuevo grupo con 25 alumnas en turno de tarde", afirma la edil de Juventud y Mujer.
M¨¢s de 300 f¨¦minas deseosas de coger soltura con la llave inglesa, enlechar azulejos o cambiar la rueda pinchada del veh¨ªculo engrosan la lista de espera para asistir a clase con Alfonso, que ya se ocupa de cuatro grupos, de lunes a jueves, en las dependencias de la Empresa Municipal de Promoci¨®n Econ¨®mica.
Este curso suscit¨® la pol¨¦mica en su inicio, el pasado octubre. La oposici¨®n acus¨® a Paloma Tejero de querer endosar a las mujeres una responsabilidad m¨¢s, aparte de las obligaciones dom¨¦sticas y laborales, y la concejal respondi¨® tachando de "demagogia" el discurso de los concejales de la oposici¨®n.
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