"Los mayores son una nueva fuerza para el desarrollo"
Ascendido a la categor¨ªa de abuelo hace siete meses, Alex Kalache se encuentra, con 58 a?os, a dos pasos de traspasar el umbral hacia la vejez, que la Organizaci¨®n Mundial de la Salud (OMS) coloca a los 60 a?os. Licenciado en Medicina en su ciudad natal, R¨ªo de Janeiro (Brasil), profesor e investigador en la London School y la Universidad de Oxford (Reino Unido) sobre salud, gerontolog¨ªa y envejecimiento de la poblaci¨®n, asegura que ha aprendido m¨¢s "por viejo" que por los libros. Este experto en la evoluci¨®n del ciclo vital en el mundo defiende que ha llegado el momento de hacer justicia con los mayores y de valorar el papel que desarrollan en la comunidad antes de que sea demasiado tarde, ya que se ha disparado la velocidad del proceso de envejecimiento de la poblaci¨®n. Kalache asisti¨® el mes pasado a las jornadas sobre Envejecimiento
"Cometemos el error de no pensar en los ancianos como proveedores de cuidados"
saludable, organizadas en Madrid por la Fundaci¨®n Pfizer.
Pregunta. ?Cu¨¢les son las previsiones de crecimiento del n¨²mero de abuelos de cara a un futuro pr¨®ximo?
Respuesta. Si en la actualidad existen 600 millones de personas en el mundo mayores de 60 a?os, en 2025 habr¨¢ el doble, y en 2050, dos mil millones. De los 600 millones, s¨®lo 200 viven en los pa¨ªses m¨¢s desarrollados. Pero en 2050, de los dos mil millones, s¨®lo 300 vivir¨¢n en los pa¨ªses ricos. El envejecimiento en los pa¨ªses pobres va a ser brutal y con una rapidez sin precedentes.
P. ?Qu¨¦ futuro le espera a esa poblaci¨®n de los pa¨ªses pobres?
R. Al contrario de lo que sucedi¨® con los pa¨ªses desarrollados, estos pueblos van a envejecer antes de ser ricos y se presenta un gran desaf¨ªo. Am¨¦rica Latina est¨¢ a la cabeza en envejecimiento y, aqu¨ª, Espa?a puede jugar un papel clave, que es el de servir de puente entre continentes. Por varias razones: Espa?a tiene una memoria reciente de la pobreza, tiene una cohorte de ancianos importante y, adem¨¢s, existe un compromiso de deuda con la Am¨¦rica que la ayud¨® en tiempos dif¨ªciles. A esto se a?ade su baja tasa de fecundidad. Necesitar¨¢ de j¨®venes cualificados y, como ya est¨¢ sucediendo, de cuidadoras que se ocupen de sus viejos. Lo que ha sido desarrollado en Europa puede ser repasado por Espa?a para ser adaptado a Am¨¦rica Latina. No se trata de caridad, sino de transmisi¨®n de formaci¨®n y de desarrollo.
P. ?Tambi¨¦n servir¨ªa para el contagio de valores culturales?
R. En nuestra cultura sigue existiendo la memoria de la familia mediterr¨¢nea. El papel de la evoluci¨®n interna es fundamental. Mi madrina falleci¨® ayer (1 de diciembre 2003) con 104 a?os. Con ella y con mis abuelos aprend¨ª m¨¢s que con mis estudios. No se trata de hablar s¨®lo de ciencia, sino tambi¨¦n de valores. Si no se hace un esfuerzo por dignificar el papel del anciano, se perder¨¢ para siempre esta caracter¨ªstica positiva. Una cultura de envejecimiento es una cultura de solidaridad. Solidaridad entre ricos y pobres, entre j¨®venes y viejos, entre pa¨ªses desarrollados y pa¨ªses subdesarrollados.
P. Sin embargo, en las sociedades llamadas avanzadas, se est¨¢ perdiendo el tradicional respeto hacia los mayores, incluso empiezan a salir casos de abandono y de malos tratos.
R. Lo que sucedi¨® en Francia con la can¨ªcula el verano pasado fue escandaloso. Miles de viejos murieron abandonados en sus casas o deshidratados en los hospitales. No sirve el argumento de que Francia es un pa¨ªs fr¨ªo y que no estaba preparado para el calor. Fr¨ªa es la cultura, no el clima, y eso es lo que mat¨® a los viejos. Hay que abandonar esa tendencia a pensar que los viejos son una carga. No son un problema, representan una conquista fant¨¢stica, lo que persigui¨® la humanidad durante toda su historia. Antes, envejecer era de ¨¦lites; ahora, es un hecho de todos. En Espa?a, la expectativa de vida en 1900 era de 42 a?os; ahora es de 76 y, para las mujeres, de 80. ?Vamos a celebrarlo!
P. Las enfermedades, el acceso de la mujer al trabajo... ?Podr¨ªan explicar esa tendencia a creer que los abuelos son una carga?
R. Queremos envejecer, pero queremos envejecer bien, y eso significa salud, calidad de vida. Una persona mayor saludable es un recurso para su familia y para su comunidad. Si tiene un grado de salud alto, ayuda no s¨®lo en la familia, sino en cualquier trabajo voluntario. Esto tambi¨¦n tiene un significado econ¨®mico porque representa una contribuci¨®n a la sociedad. Si el grado de salud es bajo, pierdes dos veces, porque no s¨®lo no existir¨ªa esa contribuci¨®n, sino que habr¨ªa unos costos por enfermedades. La persona mayor tiene que tener salud para seguir cumpliendo su funci¨®n. Por eso, concebimos la cuesti¨®n del envejecimiento como una cuesti¨®n de desarrollo, de desarrollo socioecon¨®mico. Y no hablo s¨®lo de los pa¨ªses pobres.
P. ?De qu¨¦ depende ese desarrollo socioecon¨®mico?
R. De pol¨ªticas que permitan que los mayores contin¨²en integrados en la sociedad y teniendo un soporte para que mantengan un grado de salud compatible con el papel que desempe?an. Las personas mayores son una nueva fuerza para el desarrollo. Un estudio de la Fundaci¨®n BBV de 2002 recuerda que, en Espa?a, s¨®lo el 12% de los cuidados se llevan a cabo por profesionales, y que el 88% lo ejecutan la familia, los vecinos o los amigos, sobre todo mujeres. Si ese 88% que cuidan a enfermos, ni?os o viejos se declarara en huelga, el sistema de salud espa?ol entrar¨ªa en un colapso, el Estado entrar¨ªa en bancarrota. Seg¨²n este informe, el cuidador principal de una casa de edades entre 64 y 74 a?os dedica un promedio de 200 minutos al d¨ªa a una persona enferma, tiempo que asciende a 318 minutos en la franja que va de 75 a 84 a?os.
P. ?Y en los pa¨ªses m¨¢s pobres?
R. Veamos ?frica y el desastre del sida, con 27 millones de personas afectadas. ?Qui¨¦n est¨¢ al cuidado de esas personas? Las madres, sobre todo las abuelas, en muchos de los casos, sin apoyo y sin ayuda... Pero se oye hablar muy poco de su contribuci¨®n. Estamos cometiendo el error de no pensar en los ancianos como proveedores de cuidados, s¨®lo los concebimos como receptores.
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