Zarzuela
Poco tiene que ver, a primera vista, la zarzuela del siglo XVIII con la de ¨¦pocas posteriores. Excepci¨®n hecha de la mayor cantidad de partes habladas y, en general, de un menor n¨²mero de actos (aspectos ambos que no pueden percibirse en un recital como el del lunes), la proximidad con la ¨®pera de su tiempo resulta muy grande. Predominan los personajes mitol¨®gicos o cortesanos, hay escasas resonancias de la m¨²sica popular (s¨®lo pudieron percibirse, totalmente estilizadas, en la Seguidilla de Violante, cuyo idiomatismo, por cierto, no resultaba mayor que el de muchas obras de Domenico Scarlatti), aparece una profunda influencia de los modelos italianos, y, junto a ellos, una r¨¢pida incorporaci¨®n de las tendencias estil¨ªsticas que recorrieron Europa en esa centuria. Las piezas escogidas para el recital, sin embargo, tampoco parec¨ªan plantearse como un compendio del g¨¦nero: evidentemente, la decantaci¨®n hacia el posterior costumbrismo de la zarzuela encuentra ya sus ra¨ªces en el siglo de las luces, pero no resultaron demasiado evidentes en la sesi¨®n que comentamos.
Arias de zarzuela del siglo XVIII
Mar¨ªa Bayo, soprano. Les Talens Lyriques. Christophe Rousset, director. Obras de Nebra, Boccherini, Rodr¨ªguez de Hita y Mart¨ªn y Soler. Palau de la M¨²sica. Valencia, 26 de enero de 2004.
A esa mirada sobre la zarzuela tan dieciochesca -en el aspecto m¨¢s globalizador del t¨¦rmino-, a esa intencionalidad panor¨¢mica en cuanto a la forma de abordar la m¨²sica, contribuyeron, indudablemente, el enfoque de Mar¨ªa Bayo y la formaci¨®n que la acompa?aba. El estilo concitato del Barroco, la suave intrascendencia del rococ¨®, el profundo perfume (lejano, pero latente) de las grandes obras del clasicismo, tuvieron su reflejo en int¨¦rpretes que las conocen de cerca y que han frecuentado el gran repertorio. Si en la cavatina de Boccherini, por poner un ejemplo, Mar¨ªa Bayo trajo a escena las arias de cantata con instrumento obligato (las flautas ejerc¨ªan aqu¨ª un delicado papel de partenaire) sin privarla, al mismo tiempo, de un car¨¢cter superficialmente galante, es porque la soprano sabe reflejar las distintas corrientes que atravesaron una ¨¦poca pr¨®diga en acentos contradictorios. Lo mismo cabe decir, aunque con un punto menos en cuanto al feeling, de Christophe Rousset y sus Talens Lyriques.
La voz de Mar¨ªa Bayo se mantiene fresca y joven. Las agilidades, impecables casi siempre, la capacidad de expresi¨®n, elegante e intensa (dos par¨¢metros no siempre f¨¢ciles de conjugar), y el esmalte de la voz bien atractivo. Contribuyeron al ¨¦xito los dos bises de Rodr¨ªguez de Hita y Jos¨¦ de Nebra. Falt¨®, eso s¨ª, una dicci¨®n m¨¢s clara que permitiera entender mejor lo que cantaba, con mayor motivo al hacerlo en castellano. Abundando en lo mismo, la falta de inclusi¨®n de los textos en el programa de mano no contribuy¨® a la mejor comprensi¨®n de la antigua zarzuela: jam¨¢s se valora justamente una obra vocal ni a quien la interpreta cuando no sabemos lo que se est¨¢ diciendo.
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