M¨¢s trompicones de los deseados

Asiduo de un cine de humor un tanto chusco y obvio, pero en ocasiones fuerte en taquilla, Antonio del Real intenta con este Trileros algo diferente, un cruce arriesgado entre comedia con perdedores (lo son los dos personajes principales, Puigcorb¨¦ y Echanove, dos tipos en busca de la ocasi¨®n de su vida) y pel¨ªcula criminal de carretera, con l¨ªos mafiosos en los que los dudosos h¨¦roes se involucran sabiendo bien d¨®nde se meten. Con una estructura un poco errante -se trata de llevar algo desde Andaluc¨ªa hasta Perpi?¨¢n, en Francia-, un abuso indiscriminado de la casualidad y de la astucia de uno de los personajes -Echanove-, como motor de la acci¨®n, y con la presencia, por primera vez delante de las c¨¢maras de cine, de una desenvuelta Esther Ca?adas, la pel¨ªcula avanza m¨¢s a trompicones de lo que ser¨ªa de desear, con m¨¢s trampas de las que resiste cualquier espectador bondadoso, y con pocos instantes de disfrute. Tienen la culpa un gui¨®n torpe, algunas actuaciones sencillamente impresentables (Puigcorb¨¦, sin ir m¨¢s lejos) y una faena, la del propio Del Real, de ali?o y poco m¨¢s.