El Ej¨¦rcito israel¨ª dinamita la casa del autor del atentado de Jerusal¨¦n
El ¨²ltimo suicida palestino mat¨® a 10 personas e hiri¨® a medio centenar
Los habitantes del campo de refugiados de Aida, situado junto a la ciudad cisjordana de Bel¨¦n, no pudieron conciliar el sue?o. Desde primeras horas de la madrugada, efectivos del Ej¨¦rcito israel¨ª lo rodearon y, mediante meg¨¢fonos, les advirtieron de que se quedaran en sus casas. Quienes no lo hicieron fueron los familiares del polic¨ªa palestino que el d¨ªa anterior se inmol¨® dentro de un autob¨²s, matando a 10 israel¨ªes.
La familia del suicida recogi¨® apresuradamente todas sus pertenencias y evacu¨® la vivienda, que fue dinamitada, mientras cinco de las v¨ªctimas del atentado eran enterradas en Jerusal¨¦n. Fue la cr¨®nica de una demolici¨®n anunciada. Antes del amanecer, los padres y hermanos del ¨²ltimo suicida palestino ya hab¨ªan sacado todos los enseres y se hab¨ªan distribuido en casas de amigos, temiendo una posible represalia. Cuando llegaron los artificieros, el inmueble estaba completamente vac¨ªo y los 12 miembros de la familia Ya'ara se hab¨ªan esfumado.
Los vecinos sab¨ªan lo que se les ven¨ªa encima, as¨ª que esperaban estoicamente a que tuviera lugar el fatal desenlace, que tambi¨¦n pod¨ªa afectar a sus propias viviendas. En cambio, los ni?os del campo se posicionaban desafiantes en los tejados, donde hab¨ªan acumulado remesas de piedras, que luego utilizar¨ªan como munici¨®n.
Los primeros en llegar fueron las unidades especiales, blandiendo los fusiles de asalto m¨¢s sofisticados y cargando con todo tipo de artefactos. Una vez asegurado el per¨ªmetro del lugar se incorporaron los agentes de la guardia de fronteras, que con sus sistemas antidisturbios tendr¨ªan que hacer frente a las pedradas que con toda seguridad les aguardaban. A partir de ah¨ª, el grupo de artificieros comenz¨® a descargar los explosivos. Se tomaron m¨¢s de dos horas para hacer los taladros correspondientes y colocar las cargas, asegur¨¢ndose de que la deflagraci¨®n no engullera a las casas adyacentes, como ha ocurrido en otras ocasiones.
Como era de prever, los ni?os y los soldados empezaron con su particular batalla. De repente, una lluvia de piedras de todos los tama?os cay¨® junto a los uniformados, que realizaron alg¨²n disparo al aire para amedrentarlos. Controlada la situaci¨®n, fue el momento de evacuar a los vecinos, que tuvieron que ponerse a cubierto dentro de otro edificio aparentemente m¨¢s s¨®lido. De mala gana fueron saliendo -uno por uno- hasta dejar libres todas las casas en un radio de 50 metros. En perfecto ¨¢rabe, un oficial de origen beduino advirti¨® que iba a empezar la cuenta atr¨¢s. A falta de tapones de goma, los periodistas utilizaban peque?as bolas de papel higi¨¦nico compactadas con un poco de saliva.
Poco despu¨¦s del mediod¨ªa, la casa de dos pisos quedaba pulverizada tras una potente explosi¨®n, provocando una impresionante nube de polvo que se esparci¨® por todo el barrio. Cumplido el objetivo, los soldados, que ya se hab¨ªan introducido en sus veh¨ªculos blindados, se blandieron en retirada, no sin antes hacerse acreedores de una nueva andanada de pedradas. Su partida supuso el pistoletazo de salida para una marabunta de ni?os, que compet¨ªan con fot¨®grafos y c¨¢maras a la hora de correr hacia al inmueble demolido. Los primeros en llegar comenzaron a hurgar entre los escombros, inconscientes del riesgo que supone el que la carga no hubiera explotado completamente. Otros, seg¨²n el fetichismo t¨ªpico de este tipo de ocasiones, se peleaban por los metros de cable con el que se operaron los detonadores. Los m¨¢s intr¨¦pidos se subieron al tabique m¨¢s elevado para colocar dos banderas palestinas y una fotograf¨ªa del suicida.
La vivienda de los Ya'ara no fue la ¨²nica destruida durante la jornada de ayer. Otras seis casas, pertenecientes a otros tantos supuestos miembros de Ham¨¢s, fueron demolidas en las inmediaciones de Ramala. Seg¨²n el portavoz del Ej¨¦rcito, se tratar¨ªa de los autores de una emboscada en la que fallecieron tres soldados en la localidad de Ein Yabrud.
Los estrategas israel¨ªes consideran que esta pol¨ªtica de demoliciones -ya practicada desde la primera Intifada- tendr¨¢ un efecto disuasorio y servir¨¢ no s¨®lo para castigar el crimen cometido, sino tambi¨¦n para desincentivar a otros potenciales suicidas. "Esa l¨®gica de pensamiento es err¨®nea, pues genera el efecto contrario", opina el representante del movimiento Al Fatah en la zona, Hasan Abed Rabbo. En su opini¨®n, "lo que hace es provocar m¨¢s frustraci¨®n y odio, que son el caldo de cultivo para que tenga lugar la pr¨®xima amaliya [t¨¦rmino ¨¢rabe utilizado para referirse a los atentados], creando as¨ª un c¨ªrculo vicioso que no tiene fin".
Ham¨¢s amenaza con m¨¢s secuestros
El fundador del Movimiento de la Resistencia Isl¨¢mica (Ham¨¢s), el jeque Ahmad Yasin, dijo ayer en Gaza que la forma de liberar a los prisioneros palestinos es secuestrar a soldados israel¨ªes. Seg¨²n Yasin, una vez secuestrados los soldados israel¨ªes se puede negociar la liberaci¨®n de prisioneros palestinos.
Yasin, conocido como el l¨ªder espiritual de Ham¨¢s, hizo estas declaraciones tras la puesta en libertad anteayer de unos 400 palestinos, 28 ¨¢rabes y la repatriaci¨®n de los cuerpos de 60 libaneses a cambio del empresario israel¨ª Elhanan Tennenbaum y los cad¨¢veres de tres soldados israel¨ªes. Se trata de un acuerdo alcanzado entre la organizaci¨®n libanesa Hezbol¨¢ y el Gobierno israel¨ª.
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