"Subestimamos el peligro terrorista en Marruecos"
Hasta noviembre de 2002, la cartera que ocupa Mohamed Buzubaa, la de Justicia, era llamada de Soberan¨ªa Real. El monarca marroqu¨ª designaba a su titular, una personalidad sin adscripci¨®n pol¨ªtica, sin consultar con el jefe del Gobierno. Buzubaa fue, hace 14 meses, el primer pol¨ªtico -es miembro del Partido Socialista- en ser nombrado ministro de Justicia de Marruecos.
Pregunta. En una de sus comparecencias ante el Parlamento se?al¨® que m¨¢s de 1.500 personas hab¨ªan sido procesadas por terrorismo en Marruecos desde los atentados de mayo en Casablanca. ?C¨®mo es que, de sopet¨®n, hay tantos terroristas en Marruecos?
Respuesta. Hay gentes que aprovecharon la gran apertura de este pa¨ªs en los ¨²ltimos a?os para desarrollar actividades religiosas extremistas, pero, aparentemente, no violentas y que, en realidad, s¨ª lo eran. Hubo una subestimaci¨®n del peligro que representaban. Algunos incurrieron en negligencias. Esta evaluaci¨®n a la baja no es excusable. Hab¨ªa que haber tomado las cosas en serio desde el primer momento. El 16 de mayo
"En el 'caso Lmrabet', fueron tribunales independientes los que han aplicado la ley"
"El terrorismo que hemos padecido en Casablanca lleva la firma de Al Qaeda"
[fecha de los atentados que causaron 45 muertos] fue un despertar muy brusco.
P. Un polic¨ªa muri¨® y otros cuatro resultaron heridos, el lunes, en un enfrentamiento con islamistas radicales. ?Sigue habiendo un riesgo terrorista en Marruecos?
R. La lucha antiterrorista ha sido muy efectiva desde mayo. De ah¨ª el gran n¨²mero de detenciones y condenas. Ahora sabemos qui¨¦nes est¨¢n involucrados con la violencia, aunque no todos est¨¢n detr¨¢s de los barrotes. Algunos est¨¢n huidos. Pese a esta eficacia, un nuevo susto terrorista no est¨¢ excluido al 100%. No hay que bajar la guardia.
P. ?Es el terrorismo en Marruecos aut¨®ctono o tiene v¨ªnculos con el extranjero?
R. El terrorismo que hemos padecido lleva la firma de Al Qaeda, aunque sus c¨¦lulas locales gozan de una gran autonom¨ªa. Aquellos que se volaron en Casablanca, al estilo de los kamikazes, ajeno a nuestras tradiciones, hab¨ªan estado en relaci¨®n, hab¨ªan sido entrenados por marroqu¨ªes que transitaron por Afganist¨¢n y trabajaron con Al Qaeda. Tambi¨¦n ten¨ªan v¨ªnculos con supuestos gu¨ªas espirituales marroqu¨ªes, como Abu Hafs, Fizazi. Por ¨²ltimo, los violentos reciben apoyo de ciertos sectores de la inmigraci¨®n en Europa.
P. La represi¨®n ha sido, acaso, eficaz, pero ha ido acompa?ada de violencia policial, seg¨²n ha denunciado, por ejemplo, el Comit¨¦ de la ONU contra la tortura.
R. A partir de uno o dos casos no hay que establecer una regla. Se ha exagerado mucho. El ministerio p¨²blico est¨¢ atento, durante el periodo de detenci¨®n previo a la presentaci¨®n al juez instructor, y cada detenido puede adem¨¢s pedir al fiscal que se le someta a un chequeo para comprobar si ha padecido malos tratos. El fiscal no puede neg¨¢rselo. Ni uno solo
lo ha solicitado, aunque despu¨¦s hayan afirmado ante el tribunal que sus confesiones hab¨ªan sido arrancadas mediante torturas. Es una manera de defenderse. Mohamed Rachid Chirii [militante de la Asociaci¨®n Marroqu¨ª de Derechos Humanos] pidi¨® una exploraci¨®n m¨¦dica para determinar los malos tratos y se le han hecho dos. He dado orden de que se investigue a fondo ese caso.
P. Los tribunales marroqu¨ªes han pronunciado numerosas condenas a muerte contra islamistas radicales. ?Se ejecutar¨¢n?
R. No soy partidario de la pena de muerte y, si convenciera a mis amigos en el Gobierno, me gustar¨ªa cambiar el c¨®digo penal. En Marruecos hay adem¨¢s una tradici¨®n consistente en que el rey conceda su gracia a los condenados a la pena capital.
P. No s¨®lo las acusaciones de tortura da?aron la imagen de un Marruecos "aperturista", sino tambi¨¦n los juicios y encarcelamientos de periodistas, como Al¨ª Lmrabet, aunque ¨¦l y otros seis fueron graciados el 7 de enero.
R. ?En Francia o en Espa?a no se condena a periodistas? Son tribunales independientes los que han aplicado la ley con, lo reconozco, severidad. Es verdad que nuestro c¨®digo de prensa prev¨¦ penas de c¨¢rcel para determinados delitos cometidos por los periodistas en el ejercicio de su profesi¨®n. Le dir¨¦ que soy partidario de reformarlo para suprimir esas penas excepto para los casos de difamaci¨®n.
P. Con Lmrabet compart¨ªa prisi¨®n Mohamed el Hurd, un desconocido director de un peque?o semanario de una lejana ciudad de provincias marroqu¨ª. Encarcel¨¢ndole le hicieron c¨¦lebre y hasta la portavoz del Departamento de Estado pronunci¨® su nombre en Washington. ?No se arrepienten?
R. Justo despu¨¦s de los atentados de Casablanca Hurd public¨® una tribuna de opini¨®n de un fan¨¢tico que describ¨ªa como m¨¢rtires a los responsables de esas explosiones. Hay que comprender que en aquel momento hab¨ªa una sensibilidad especial con este tema.
P. ?Obtendr¨¢ Lmrabet una autorizaci¨®n para sacar una nueva publicaci¨®n en Marruecos?
R. No lo s¨¦. No depende de m¨ª.
P. Dentro de unos d¨ªas entrar¨¢ en vigor el nuevo c¨®digo de familia que, pr¨¢cticamente, equipara legalmente a hombres y mujeres. Algunas portavoces feministas temen que la justicia carezca de medios para aplicar una ley que supondr¨¢ una sobrecarga de trabajo.
R. Su Majestad dio instrucciones y el primer ministro, Driss Jettu, se ha comprometido conmigo a proporcionarnos los medios requeridos. Dispondremos, esta primavera, de 70 juzgados de familia en nuevos edificios o salas especialmente habilitadas. Organizaremos, en cada regi¨®n, seminarios de formaci¨®n para los magistrados. Nos faltan, sobre todo, jueces pese a los 250 j¨®venes que se incorporar¨¢n. Por eso vamos a recuperar a parte de los magistrados jubilados con m¨¢s de 60 a?os.
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