Dos noticias y una m¨¢s
Dos noticias de ayer merecen la conmoci¨®n del mundo por sus implicaciones m¨¢s all¨¢ de las carnicer¨ªas habituales y los devaneos de los virus mutantes en pollos y dem¨¢s bestezuelas que tambi¨¦n amenazan con convertirse en paisaje de nuestras vidas. El primer ministro israel¨ª, Ariel Sharon, ha anunciado el desmantelamiento de todos los asentamientos en la franja de Gaza. Todos y totalmente. Nadie se lo cree a¨²n, pero no est¨¢ nada mal el potencial de tal nueva, siquiera como anuncio. En otra parte de este mundo convulso, en el lejano Karachi, el venerado padre de la bomba at¨®mica paquistan¨ª, Abdul Qadeer Jan, ha confesado p¨²blicamente formar parte de una red internacional que ha suministrado informaci¨®n y tecnolog¨ªa militar a diversos pa¨ªses, entre ellos Ir¨¢n, Libia y Corea del Norte. Es de esperar que se les congele la sonrisa a los que ironizan con los temores sobre armas de destrucci¨®n masiva.
Son dos noticias tremendas, s¨®lo equiparables, por dar un ejemplo, a la que nos informara de que el m¨¢ximo representante en funciones de un Gobierno auton¨®mico espa?ol se re¨²ne en un pa¨ªs vecino para hacer planes de futuro con la c¨²pula terrorista responsable de mil compatriotas muertos. Compatriotas, por cierto, de todos los sentados en tan amigable mesa. Mal que les pese. A?os de esfuerzo le hab¨ªa costado al "ingenuo" lograr el favor de la c¨²pula etarra. Pero, una vez en las instituciones gracias al "tripartito", su cach¨¦ era ya el adecuado para tan digno encuentro. Cual hombre que ha inaugurado el mundo, se lanz¨® a la b¨²squeda de la paz perpetua, consciente de que las soluciones imaginativas son lo ¨²nico que puede acabar con esa perversa utilizaci¨®n del terrorismo por parte de sus v¨ªctimas, los que claman por solidaridad en estos d¨ªas en la Caravana de la libertad de ?Basta Ya! o los que, con ¨¦xito significativo, han promovido la lucha legal, pero sin cuartel, del Estado de derecho contra esa pesadilla que tanto nos ha visitado a los espa?oles durante treinta a?os antes de convertirse en pesadilla global.
Resulta, por tanto -el reverenciado sabio nuclear paquistan¨ª Qadeer Jan dixit-, que s¨ª existen armas de destrucci¨®n masiva circulando por el mundo con mucha alegr¨ªa y que s¨ª hay muchos pa¨ªses deseando tenerlas para aterrorizar y extorsionar a propios y ajenos. Es probable que los miembros de los servicios de informaci¨®n, de casi todos los pa¨ªses del mundo, sufrieran -como tantos periodistas frente a sus redactores jefes- ese s¨ªndrome de Estocolmo que lleva al exceso de celo en el entusiasmo de la defensa o justificaci¨®n de la opini¨®n del superior, por poco que se comparta o sea intelectualmente digerible. Pero eso son miserias personales. Y, sin embargo, las armas de destrucci¨®n masiva existen -haberlas, haylas-, siempre las habr¨¢ y est¨¢n al alcance de muchos que no tienen siquiera que ser Estados. Los reg¨ªmenes que las han usado, como el de Sadam Husein contra los kurdos, son, incluso juzgados con buena fe hasta el l¨ªmite del cretinismo, sospechosos de volver a usarlas.
?Qu¨¦ ha fallado? Mucho, casi todo. Desde el ayatolismo del Pent¨¢gono hasta los complejos del rencor de ciertas capitales europeas. O la mera debilidad y vaciedad pol¨ªtica. Pero, sobre todo, ha habido un elemento de sabotaje clave. La reordenaci¨®n de Oriente Medio para acabar con su fan¨¢tica hostilidad hacia las sociedades libres necesitaba y necesita una soluci¨®n para el dislate y drama que es el conflicto palestino-israel¨ª. Sin avances, all¨ª nada se mover¨¢ hacia lo mejor. Sharon puede ser ya un muerto viviente atado al bloque de hormig¨®n de las diversiones financieras familiares. Pero ha demostrado infinita procacidad en defensa de sus intereses personales, cual h¨ªbrido de un personaje de Dostoievski y el financiero corrupto con gomina. ?Abandona ese pozo negro que es Gaza para quedarse con toda Cisjordania? Es una idea idiota que, sin embargo, merece discutirse. Como la persecuci¨®n de los traficantes de armas nucleares reverenciados. Pakist¨¢n se mueve, Sharon siente la necesidad de moverse. Libia y Siria se mueven, y tambi¨¦n Ir¨¢n. Aqu¨ª, mientras tanto, nos dicen dirigentes institucionales que, o se hace lo que quieren, o volvemos al 1936. ?Para darse ¨¢nimo!
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