De los nombres de las bestias
Eric Partridge, en la obra The Gentle Art of The Lexicography, recuerda a una anciana que hab¨ªa cogido en pr¨¦stamo un diccionario de la biblioteca p¨²blica. Cuando lo devolvi¨® coment¨®: "Un libro muy infrecuente, en verdad; pero las historias son extremadamente cortas, ?no?".
Existen personas que se lanzan sobre una obra lexicogr¨¢fica como sobre una pieza de ficci¨®n, y la verdad es que hacerlo con la perspectiva abierta de la anciana proporciona goces muy especiales. Es cierto que (como dice un amigo m¨ªo cuya reciente cooptaci¨®n para altos designios ling¨¹¨ªsticos aconseja dejar en el anonimato), cuanto peor es un diccionario, mejor es; es decir: m¨¢s divertido y sorprendente... Los diccionarios del espa?ol han experimentado una mejora muy grande en los ¨²ltimos a?os, de modo que sus p¨¢ginas ya raramente nos deparan momentos de goce puramente literario, pero los de siglos pasados... ¨¦sa es otra historia.
BESTIARIO ACAD?MICO. Dispuesto por el orden del abec¨¦
Luis ??igo-Madrigal.
Biblioteca Nueva
Madrid, 2004
220 p¨¢ginas. 20 euros
Muchos diccionarios se han hecho a partir de libros (ejem: muchos de ellos otros diccionarios), de modo que siempre es justo que se haga un libro a partir de los diccionarios. El Bestiario acad¨¦mico. Dispuesto por el orden del abec¨¦ de Luis ??igo-Madrigal es una recopilaci¨®n tem¨¢tica de entradas espigadas de muchas de estas obras. Son siempre definiciones zool¨®gicas, de animales a veces reales, a veces imaginarios, y -lo que es peor- a veces ni una cosa ni otra, como la hiena "animal fiero y cruel, que finge la voz del hombre imit¨¢ndola, y deprende los nombres de los pastores en el monte, y llam¨¢ndolos a lo escondido los haze peda?os y se los come" (Tesoro de Covarrubias, 1611). La obra consta de ochenta y tantas entradas (dispuestas, faltar¨ªa m¨¢s, por orden alfab¨¦tico), extra¨ªdas de veinte diccionarios que se extienden a todo lo largo de la lexicograf¨ªa hispana: entre los siglos XVII y XXI. La entrada m¨¢s moderna es la del ?u, bicho que para la Academia (2001) "parece un caballo peque?o con cabeza de toro".
Las definiciones allegadas a veces presentan un s¨®lido estilo, como en el yac¨², "ave que vive en los montes y cuya voz repite alta y agriamente la s¨ªlaba yac" (Pag¨¦s, 1904-1931), y en otras ocasiones constituyen piezas sutilmente po¨¦ticas, como en el camale¨®n: "Especie de lagarto de varios colores, seg¨²n donde se cr¨ªa y las agitaciones que padece" (N¨²?ez de Taboada, 1825). Otras veces la distancia ling¨¹¨ªstica unida a los afanes cient¨ªficos del autor crea un efecto involuntariamente humor¨ªstico. Lombriz: "Una especie de gusano larguito redondo y l¨²brico de do tom¨® el nombre" (Covarrubias, 1611).
Luis ??igo-Madrigal, profesor honorario de la Universidad de Ginebra y especialista en literatura virreinal, se lo ha debido pasar muy bien hojeando diccionarios, y no menos bien reuniendo entradas. Seg¨²n confiesa en el pr¨®logo, la lectura de tantas obras se ha visto facilitada por el uso del DVD del Nuevo Tesoro Lexicogr¨¢fico de la Lengua Espa?ola (Real Academia Espa?ola, 2001), pero el libro a que ha dado lugar tiene poco de electr¨®nico: se trata de una preciosa edici¨®n a dos tintas (negro y rojo tipogr¨¢fico), con una bella composici¨®n, e impreso sobre papel crema. Las entradas est¨¢n ilustradas con grabados de Les songes drolatiques de Pantagruel (1565), que entablan un di¨¢logo a veces ir¨®nico y a veces literal con las bestias descritas.
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