El mal apocal¨ªptico
Algo de b¨ªblico tiene la nueva novela de Fernando Royuela, La pasi¨®n seg¨²n las fieras. Una atm¨®sfera de fin del mundo, castigos apocal¨ªpticos para unos seres que nos cuesta trabajo colegir que sean humanos, aunque tambi¨¦n de humanos tienen su inconfundible vocaci¨®n para el mal. Fernando Royuela ha creado un registro narrativo que debe a su escritura mucho de su sello personal. Se ha hecho hincapi¨¦ en su interpretaci¨®n del barroco. Yo agregar¨ªa el ¨¦nfasis en su manera de trazar la psicolog¨ªa, del retorcimiento moral de sus figuras humanas y de la prosa que nos la muestran casi como para quedar a cenar con ellas. Hay una empat¨ªa entre el mundo novelesco, con sus seres en v¨ªas de extinci¨®n o a punto de traer al mundo un conocimiento tan original como atroz, y la fascinaci¨®n que podemos experimentar los que leemos sus novelas. Ocurri¨® con Callejero de Judas y La mala muerte.
LA PASI?N SEG?N LAS FIERAS
Fernando Royuela
Alfaguara. Madrid, 2003
213 p¨¢ginas. 14,95 euros
En La pasi¨®n seg¨²n las fieras, el autor madrile?o cambia de escenario. Del mundo urbano a una perdida e innominable geograf¨ªa rural. De la ir¨®nica picaresca de libros anteriores a la ahora lacerante representaci¨®n de la pasi¨®n feroz, del deseo ilimitado, incluso, de la prescripci¨®n del da?o calculado y liberador. Todo se desarrolla en una quebrada. S¨ªmil perfecto del cielo y el infierno. Un pueblo cafetero que vive siempre a la espera de una gran desgracia, como si necesitaran redimirse de pecados innombrables. Detr¨¢s de las monta?as se intuye un mundo distinto e inalcanzable. En sus casas y sus calles viven y pululan seres indescriptibles. Hasta que un d¨ªa, cuando comienza este relato, se produce un crimen horrendo. El Delegado y su familia mueren asesinados. Intervienen entonces los miembros o funcionarios de Obras P¨²blicas, ente ominoso como sacado de una novela de Conrad. Se inicia una investigaci¨®n en la que intervienen los que intentan aportar luz y los que enciman sobre el hecho toda la opacidad y la culpabilidad de que son capaces. En medio de todo esto, cae sobre el pueblo un objeto extra?o con tres seres blancos y rubios en su interior. Son apresados y objeto de vejaciones.
Fernando Royuela ha creado un mundo de ficci¨®n cerrado. Con sus leyes de supervivencia ajenas al orden moral que conocemos, pero con tal apego a la iniquidad que es dif¨ªcil no reconocernos en ¨¦l. Es su original manera de ver el costado oscuro de la condici¨®n humana. Royuela no hace concesiones sensibleras. Juega con los amores t¨®rridos y las maldades at¨¢vicas. Construye un pieza precisa donde se nos informa de que el ed¨¦n tambi¨¦n es un lugar peligroso. Nos conduce por caminos que por momentos parecieran cruzarse con el Wells de La isla del doctor Moreau. Y todo ello, con una prosa perfectamente engrasada para distanciarse de lo narrado y a la vez sumirnos con contagioso deleite en lo inenarrable de su novela.
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