Europa inicia el ajuste de cuentas
Los futuros presupuestos de la UE suscitan una nueva divisi¨®n entre pa¨ªses ricos y pobres
Europa aborda esta semana c¨®mo ser¨¢ su futuro presupuesto, qui¨¦n aportar¨¢ el dinero y qui¨¦n resultar¨¢ m¨¢s beneficiado o m¨¢s perjudicado. Es un ejercicio que siempre levanta ampollas entre los socios de la UE pero, en esta ocasi¨®n, se inicia con la Uni¨®n sumida en plena crisis pol¨ªtica y en un estancamiento econ¨®mico que no acaba de superar.
Con las heridas abiertas por el fracasado intento de contar con una Constituci¨®n europea, y a las puertas de la gran ampliaci¨®n al Este con la consiguiente llegada al club de pa¨ªses mucho menos desarrollados, la batalla que se abre augura tiempos turbulentos en la Uni¨®n.
"Europa va mal. Nuestros ciudadanos dudan de su futuro. A¨²n peor: de su necesidad". Con tan lapidaria frase inicia la Comisi¨®n Europea uno de los borradores de la propuesta que presentar¨¢ el martes sobre las perspectivas financieras o marco financiero anual para el periodo 2007-2013 que sustituir¨¢ al actual para los a?os 2000-2006. Ese borrador, fechado el 16 de enero, a?ad¨ªa, siempre en los primeros p¨¢rrafos del documento: "El fracaso [de la Constituci¨®n europea] se ha dejado sentir brutalmente frente a un proyecto que hab¨ªa hecho nacer la esperanza de una Europa segura de sus valores, su organizaci¨®n y su futuro".
"La decepci¨®n de nuestros ciudadanos est¨¢ a la altura de sus aspiraciones"
Las heridas est¨¢n abiertas tras el fracaso de la Constituci¨®n y la guerra de Irak
Junto a ese fracaso ocurrido en diciembre la Comisi¨®n recuerda que la divisi¨®n interna por la crisis de Irak y la aton¨ªa econ¨®mica (Europa ha reducido su potencial de crecimiento del 3% anual en la d¨¦cada anterior al 2% actual) han puesto en duda entre los ciudadanos la capacidad de la Uni¨®n para continuar en el camino marcado desde su origen: crecer a buen ritmo para lograr "una sociedad pr¨®spera y solidaria". "El aumento de las desigualdades, el renacer de las exclusiones, el sentimiento de una pol¨ªtica europea pasiva [basada en las prohibiciones] m¨¢s que activa [alimentada por una voluntad de integraci¨®n], favorece un desencanto que mina la legitimidad de nuestras instituciones".
La introducci¨®n del documento culmina con un comentario que refleja la profunda preocupaci¨®n de sus autores sobre el momento que vive Europa: "Hay una formidable necesidad de Europa. La decepci¨®n de nuestros ciudadanos est¨¢ a la altura de sus aspiraciones".
Bajo semejante ambiente, ya se han registrado los primeros escarceos. El m¨¢s temprano vino de la mano del canciller alem¨¢n, Gerhard Schr?der, que el pasado oto?o repiti¨® hasta la saciedad que hab¨ªa "una relaci¨®n directa" entre las negociaciones para pactar la primera Constituci¨®n europea y las que ahora se iniciar¨¢n para fijar un nuevo marco financiero. La advertencia era un disparo a la l¨ªnea de flotaci¨®n, porque Espa?a y Polonia, el pa¨ªs m¨¢s beneficiado en el reparto de los fondos y el que aspira a serlo en el futuro, respectivamente, eran los que se opon¨ªan al nuevo reparto de poder establecido en un proyecto constitucional que incrementa de forma muy notable el peso de Alemania, el pa¨ªs que m¨¢s dinero aporta a las arcas comunitarias.
Constatado el fracaso en la cumbre europea en diciembre, la respuesta fue inmediata. S¨®lo 48 horas despu¨¦s, los l¨ªderes de los seis pa¨ªses (Alemania, Francia, Reino Unido, Holanda, Austria y Suecia) contribuyentes netos a las arcas europeas difundieron una carta en la que exig¨ªan que el presupuesto de la UE no superara en ning¨²n caso el 1% del PIB total de la UE (como ahora), lo que supone algo m¨¢s de 100.000 millones al a?o.
En paralelo, adem¨¢s, los asesores del presidente de la Comisi¨®n, Romano Prodi, encabezados por el profesor belga Andr¨¦ Sapir, aconsejaron a ¨¦ste que desmantelara en buena parte la pol¨ªtica agr¨ªcola com¨²n (PAC, que hoy se lleva el 48% del presupuesto) y la pol¨ªtica de cohesi¨®n (los fondos regionales, que ahora representan el 32%). Los ahorros, a?ad¨ªa el informe Sapir, deb¨ªan destinarse a nuevas partidas dedicadas a conseguir una Europa que crezca m¨¢s y sea m¨¢s competitiva.
La guerra de guerrillas en la Comisi¨®n se ha prolongado durante todo el oto?o y culminar¨¢ en dos reuniones del colegio ma?ana, en Bruselas, y el martes, en Estrasburgo. La comisaria alemana Michaele Schreyer (Presupuestos) ha sido el ariete de los pa¨ªses m¨¢s ricos al sostener en todo momento que, como mucho, el presupuesto deb¨ªa rondar el 1,15% del PIB de la Uni¨®n. Enfrente, los comisarios espa?oles Loyola de Palacio (Transportes) y Pedro Solbes (Econom¨ªa) o el franc¨¦s Michel Barnier (Pol¨ªtica Regional) sostienen que la UE deb¨ªa ser m¨¢s ambiciosa y que el porcentaje rondara el 1,45.
Al final, se ha abierto la soluci¨®n salom¨®nica. La Comisi¨®n aportar¨¢ por el 1,24%, unos 153.000 millones de euros anuales, aunque con cierta trampa, porque ah¨ª estar¨¢ incluido el Fondo Europeo de Desarrollo que ahora no lo est¨¢, con lo que el porcentaje real ser¨¢ aproximadamente el 1,18%.
Con ese porcentaje, ser¨¢ imposible que la UE mantenga sus tradicionales pol¨ªticas al nivel actual. Y, en efecto, ser¨¢n la PAC y los fondos regionales los que lo sufran, es decir, los pa¨ªses menos favorecidos. Porque es ¨¦se el planteamiento pese a que, en la UE ampliada, habr¨¢ cuatro millones m¨¢s de agricultores (hoy hay siete) y, sin embargo, el porcentaje del presupuesto para la PAC ser¨¢ aproximadamente el 38% (ahora es el 48%); y de que en la nueva Uni¨®n habr¨¢ 116 millones de personas (el 25% de la poblaci¨®n) viviendo en regiones con una renta por habitante por debajo del 75% de la media europea (hoy son 68 millones, el 18% de la poblaci¨®n), pese a lo cual el porcentaje dedicado a ayudas regionales y cohesi¨®n se mantendr¨¢, como ahora, en el 32% del presupuesto de la UE.
El problema a?adido es que, al fracasar en diciembre el pacto constitucional, ahora s¨ª que las negociaciones del proyecto correr¨¢n en paralelo a las del dinero en medio de amenazas de provocar una Europa de dos velocidades. As¨ª ser¨¢ al menos durante este a?o y, si no se cierra la Constituci¨®n, continuar¨¢ en el siguiente. Por eso, y en medio de la crisis, Europa parece lanzada a un ajuste de cuentas basado en sus cuentas, donde m¨¢s da?o se puede hacer.
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