Contra reloj
Dos peligros amenazan al noble independentismo cispirenaico. Dos advertencias muy s¨®lidas, acaso definitivas. Dos ataques frontales contra el viejo y respetable sue?o emancipador. El primer amago es la presencia de la poblaci¨®n extranjera en Espa?a, una marea fecunda y joven que ya zarandea, entre sonrisas y heterodoxias, nuestras obsesiones m¨¢s mezquinas, nuestras purezas m¨¢s falsas, nuestra insolidaridad mejor disfrazada, nuestro regodeo fratricida. Llegan los subsaharianos, los andinos, los caribe?os, los magreb¨ªes, los asi¨¢ticos o los europeos del Este y est¨¢n plantando entre todos una vida nueva y ardua, un reino republicano, un ruedo de colores, sabores y amores viajeros, y con todo eso se teje la Espa?a plural, la verdaderamente plural, la de los cristianos y los ateos, los jud¨ªos y los musulmanes, los blancos y los mulatos, los zambos y los negros, los cobrizos y los eslavos, los indios y los chinos: todo ese mundo prolijo y esforzado que trae sus manos y su memoria para inventar el estado nuevo, la naci¨®n cada d¨ªa m¨¢s irremediablemente alejada de sus ecos raciales, de sus Reyes Cat¨®licos, de sus almog¨¢vares y sus gudaris, de sus divertimentos cartogr¨¢ficos.
El otro peligro, la otra aurora, viene de la p¨¦rdida de relieve social del estamento eclesi¨¢stico. Es un fen¨®meno que se dir¨ªa imparable, muy difundido entre las gentes for¨¢neas, pero que tambi¨¦n incide hasta en Euskadi -tanto tiempo libre del clamor laico-, donde desciende a buen ritmo la asistencia a los templos, lo que preludia nuevas dificultades para los mandamientos del plan Ibarretxe. Porque en Espa?a no hay secesionismo ilusionado sin el aliento de la clerec¨ªa.
Los inmigrantes y sus descendientes ser¨¢n el 40% de la poblaci¨®n ib¨¦rica dentro de veinte a?os: la plasmaci¨®n de aquel gran dolor que barrunt¨® en tiempos Heribert Barrera, viejo l¨ªder de ERC. Esos veinte a?os, tal vez menos, son el ¨²ltimo tren para quienes anhelan -y est¨¢n en su lindo derecho- liquidar la Constituci¨®n. Lo tienen muy dif¨ªcil, y por si fuera poco, est¨¢ la Liga de las Estrellas, que tanto une. A locales y visitantes.
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