El meu Manolo
Aunque la corporaci¨®n municipal de Burriana consta de veinti¨²n miembros, de hecho siempre fuimos veintid¨®s porque, como Manolo sol¨ªa decir, el extra era siempre ¨¦l. Hab¨ªa nacido aqu¨ª, aqu¨ª se hab¨ªa criado y aqu¨ª hab¨ªa entrado en pol¨ªtica en los primeros momentos de la transici¨®n de la mano de Enrique Monson¨ªs, a quien consideraba su maestro. Cuando los responsables municipales ten¨ªan que resolver alg¨²n problema dificultoso, no dudaban en acudir a este concejal de reserva que siempre estaba disponible. De hecho, desde instancias de gesti¨®n distintas, en su pueblo ha dejado, entre otras cosas, un centro de educaci¨®n especial, un colegio de primaria, la piscina cubierta, el campo de f¨²tbol y la restauraci¨®n integral de la iglesia de El Salvador, que a¨²n sigue su curso.
Manolo era una persona de muchas cualidades. Era franco, abierto y juicioso. Deber¨ªa haber vivido m¨¢s de una vida, porque su capacidad de trabajo era superior a la media. Dorm¨ªa poco porque era un noct¨¢mbulo empedernido, y su discreci¨®n estaba siempre garantizada. Por delegaci¨®n de Zaplana y de Pla, ¨¦l y yo negociamos la lista de la Academia Valenciana de la Llengua hasta que la propuesta pas¨® a mayores. Como en aquel tiempo los periodistas estaban al acecho, ¨¦l ven¨ªa a su pueblo sin el coche oficial con la excusa de visitar a su madre, de la que soy vecino, y pasaba a mi casa a tomar una taza de te y unos rollitos de an¨ªs del horno de la esquina que le volv¨ªan loco. En uno de esos encuentros, con la boca llena me desvel¨® que le hab¨ªan diagnosticado un c¨¢ncer y a continuaci¨®n se zamp¨® otro rollo de un solo bocado y pretendi¨® que sigui¨¦ramos trabajando como si nada. Como es natural, le dije que esa tarde no ¨ªbamos a trabajar m¨¢s y le convenc¨ª para que se dejase acompa?ar por m¨ª a Barcelona, a la consulta de unos buenos especialistas con los que tengo gran confianza.
Accedi¨®, fuimos al cabo de unos d¨ªas y durante el viaje, aunque medio adormilado, hizo o recibi¨® una cantidad enorme de llamadas. Tras la consulta fuimos a comer y despu¨¦s me llev¨® a una casa de subastas de libros, que yo no conoc¨ªa, y me introdujo en los secretos de su gran pasi¨®n, la bibliofilia. Examinamos algunos ejemplares raros, dijo algo acerca de cada uno de ellos y luego visitamos una tienda de muebles restaurados donde ¨¦l y Encarna se interesaron por un par de trastos para vestir una peque?a mas¨ªa que hab¨ªan recuperado hac¨ªa poco y que les manten¨ªa ilusionados. As¨ª era Manolo. Su receta para ahuyentar la enfermedad consist¨ªa en no escond¨¦rsela a nadie y, al mismo tiempo, en ignorarla, como si no fuese con ¨¦l. Cuentan que, en las sesiones de quimioterapia, no dejaba de dirigir la Conseller¨ªa con la mano libre, como si el paciente no fuese ¨¦l, sino un enfermo imaginario.
Su t¨ªa Paquita siempre se refer¨ªa a ¨¦l como "el meu Manolo", y con esa expresi¨®n de afecto pasamos a nombrarle tambi¨¦n algunos de sus amigos. Fiel a sus ideas, Manolo ha sido un gestor muy ilusionado en los asuntos en los que intervino, especialmente en las cuestiones de cultura y educaci¨®n del departamento que dirigi¨® al final de su carrera. Luch¨® como un jabato por vivir, sabiendo como sab¨ªa que el final de su vida estaba escrito. De hecho, fue ¨¦l mismo quien aconsej¨® que el acto de concesi¨®n de la medalla de oro de Burriana se adelantase un par de meses a la fecha prevista. Su actitud, de una gran humanidad, ha sido ejemplar, y su recuerdo ser¨¢ imborrable.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
?Tienes una suscripci¨®n de empresa? Accede aqu¨ª para contratar m¨¢s cuentas.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.