Los insurgentes recurren a t¨¢cticas militares contra la nueva polic¨ªa
Antes ha habido coches bomba, atentados suicidas y ataques contra autoridades que cooperan con las fuerzas de ocupaci¨®n, pero nunca una operaci¨®n tan audaz y bien coordinada como la de ayer en Faluya. Fuera cual fuera el objetivo -atacar a las fuerzas de seguridad o liberar a los detenidos en su poder-, el atrevimiento y la preparaci¨®n del asalto a la comisar¨ªa revelan que sus autores utilizan t¨¢cticas militares.
M¨¢s all¨¢ de los detalles t¨¦cnicos de esta nueva acci¨®n existe un elemento de intoxicaci¨®n ideol¨®gica a¨²n m¨¢s peligroso: se est¨¢n sembrando las semillas de una guerra civil en Irak. Del mismo modo que cuando los chi¨ªes sufren una agresi¨®n apuntan a los wahab¨ªes, rama del islam a la que aparentemente se han convertido sus compatriotas sun¨ªes, la mayor¨ªa de los entrevistados ayer responsabilizaba del asalto a la Brigada B¨¢der.
"Mucha gente les vio organizar el convoy en un terreno tomado por los americanos", confiaba un hombre en el hospital, dando p¨¢bulo a una teor¨ªa de la conspiraci¨®n que convierte a la Brigada B¨¢der, y por extensi¨®n a los chi¨ªes, en un instrumento de los ocupantes. No es un simple desprop¨®sito. El bulo deslegitima a la comunidad chi¨ª, que representa el 60% de la poblaci¨®n de Irak, y agranda el foso que se ha abierto entre los diferentes grupos ¨¦tnico-religiosos.
La citada milicia es el brazo armado que la Asamblea Suprema para la Revoluci¨®n Isl¨¢mica en Irak (ASRII) cre¨® durante su exilio en Ir¨¢n para combatir al r¨¦gimen de Sadam Husein. La ASRII, uno de los principales grupos chi¨ªes, pact¨® tras su regreso a Irak en mayo del a?o pasado el desarme de sus hombres, con la excepci¨®n de los guardaespaldas de sus l¨ªderes y una peque?a fuerza autorizada por Estados Unidos para proteger los Santos Lugares de la ciudad de Nayaf.
R¨¦gimen impuesto
Esos detalles no llegan, o no convencen, a una poblaci¨®n sun¨ª que se ha visto alienada por el cambio de r¨¦gimen impuesto desde el exterior. Aunque los ¨¢rabes sun¨ªes apenas representan el 20% de los iraqu¨ªes, han tenido el control pol¨ªtico desde la fundaci¨®n del Estado. En Faluya, como en el resto del llamado tri¨¢ngulo sun¨ª, esta minor¨ªa es mayoritaria.
No se trata s¨®lo del poder perdido. La poblaci¨®n de ese tri¨¢ngulo imaginario, con v¨¦rtices en las ciudades de Ramadi (la capital de la provincia de Al Anbar, a la que pertenece Faluya), Tikrit (en cuya vecindad naci¨® Sadam Husein) y Bagdad, es eminentemente tribal y muy conservadora. Aqu¨ª, la presencia de tropas extranjeras se vive como una humillaci¨®n. "Es una cuesti¨®n de dignidad", explica un profesor sun¨ª que, aunque satisfecho con la ca¨ªda del dictador, el 9 de abril de 2003, simpatiza con la causa, aunque no con los m¨¦todos, de sus correligionarios sun¨ªes.
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