La sociolog¨ªa se mira al espejo
Desde su nacimiento en el siglo XIX , la sociolog¨ªa est¨¢ signada por dos destinos ineluctables: si renuncia al pensamiento cr¨ªtico, se hace mercadotecnia; y si radicaliza sus posiciones cr¨ªticas, sucumbe a la tentaci¨®n ideol¨®gica. Ninguna de estas alternativas la legitiman como ciencia. Entre Escila y Caribdis, la disciplina vive, por decirlo as¨ª, como esos actores que les gustar¨ªa ser contratados como int¨¦rpretes dram¨¢ticos pero s¨®lo consiguen ser convocados a los casting de las telenovelas; y mientras tanto ve c¨®mo prosperan los soci¨®logos period¨ªsticos como R¨¦gis Debray, Jeremy Rifkin o Franceso Alberoni.
Bourdieu nunca renunci¨® a dar a su trabajo un sesgo cient¨ªfico y acad¨¦micamente respetable, pero tampoco se conform¨® con elaborar encuestas. Su vocabulario (campo, capital simb¨®lico, pr¨¢ctica, etc¨¦tera) revela su deseo de codearse con Parsons o Merton sin dejar de coquetear con Karl Marx. Sin embargo, a menudo es retratado como un pensador "de izquierdas", equ¨ªvoco semejante al que suscita Foucault, quien m¨¢s que criticar, lo que sent¨ªa era una inocultable fascinaci¨®n por el poder.
Se examinan aqu¨ª diferentes abordajes de la sociolog¨ªa de la ciencia, desde el positivismo m¨¢s intransigente hasta el escepticismo posmoderno. El examen es somero, desordenado y por momentos ininteligible, puesto que est¨¢ montado a toda prisa sobre los ayudamemorias de un curso dado por el autor en el Coll¨¨ge de France. El lector a menudo tiene que soportar frases como ¨¦sta: "Tambi¨¦n cierta epistemolog¨ªa logicista convierte realmente la pr¨¢ctica cient¨ªfica en una norma de esa pr¨¢ctica desprendida ex post de la pr¨¢ctica cient¨ªfica realizada o, en otras palabras, se esfuerza por deducir la l¨®gica de la pr¨¢ctica de los productos l¨®gicamente conformes del sentido pr¨¢ctico" (p¨¢ginas 72-73).
Galimat¨ªas aparte, se obser
va que Bourdieu no casa con ninguna de las sociolog¨ªas de la ciencia en boga. ?C¨®mo se las arregla entonces para presentar su propio modelo de sociolog¨ªa como cient¨ªfica? Por medio de un loop acrob¨¢tico: la "objetivaci¨®n del sujeto de la objetivaci¨®n", lo que en cristiano quiere decir que s¨®lo puede reconocerse como cient¨ªfico a quien ense?e los supuestos con que construye y aborda aquello que piensa investigar. Ahora bien, esto no lo hace casi nadie, ni en las ciencias ni en ning¨²n otro "campo". No obstante, Bourdieu s¨ª se propone hacerlo, incluso acompa?a un "autoan¨¢lisis" donde, a modo de confesi¨®n, cuenta "reflexivamente" su trayectoria como investigador, lo cual le sirve sobre todo para ajustar cuentas y para corregir a quienes, en Estados Unidos, lo meten -para su disgusto- dentro del mismo caj¨®n de sastre donde conviven Deleuze, Foucault y Derrida (p¨¢ginas 183-186).
La "objetivaci¨®n del sujeto de la objetivaci¨®n", como m¨¦todo, es la base de la "reflexividad" que desarrolla en sus textos: algo as¨ª como hacer el amor delante de un espejo. Es asombroso verlo investigar un "campo" para desentra?ar sus c¨®digos y sus s¨ªmbolos, tanto si ¨¦l mismo se siente inscrito en el "campo" estudiado como si no, e informar al lector sobre sus observaciones y al mismo tiempo llevar un registro de su vida como investigador (filos¨®fico, cient¨ªfico, art¨ªstico o sociol¨®gico) en ese "campo", mientras examina y mide la circulaci¨®n de las opiniones propias y ajenas y apunta minuciosamente todo lo que hacen sus colegas y competidores de "campo", controla a sus disc¨ªpulos y se fija obscenamente en qui¨¦nes lo citan, c¨®mo aparece clasificado, sin olvidar cu¨¢les son las intenciones de aquellos que le dan trabajo (el Coll¨¨ge de France, las universidades americanas, una editorial, una revista o un peri¨®dico.
Agotador...
Pero lo malo es que Bourdieu piensa que esta tarea tan poco gratificante no s¨®lo la hace ¨¦l en su "campo" sino todo el mundo. Por ejemplo, en La distinci¨®n (
Taurus, 1988) la sociolog¨ªa reflexiva se aplicaba a los gustos de los intelectuales del Barrio Latino, en Homo Academicus (Minuit, Par¨ªs, 1984) eran los profesores de universidad, y aqu¨ª son los cient¨ªficos y los soci¨®logos de la ciencia, que son diseccionados por la "ciencia de la ciencia de la sociolog¨ªa de la ciencia" (sic), lo que ya es sobradamente reflexivo: como ponerse delante no de uno, sino de cuatro espejos.
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