Del terrorismo a la guerra
Los polem¨®logos nos han ense?ado que en la segunda mitad del siglo XX se ha producido una profunda transformaci¨®n en los modos de las contiendas b¨¦licas. Por una parte, ha disminuido el n¨²mero de guerras cl¨¢sicas y, por otra, se han multiplicado todas las otras formas de conflictos colectivos violentos, tales como guerras civiles, contiendas guerrilleras, operaciones terroristas, acciones de la criminalidad organizada. Pero sobre todo se han atenuado, hasta casi desaparecer, las l¨ªneas divisorias entre ellas, lo que hace casi inevitable bascular de una modalidad beligerante a otra. Desde la vieja perspectiva de la moral de la violencia, ?qu¨¦ es m¨¢s reprobable, servirse de la propia superioridad en armamento para conseguir la victoria mediante el exterminio, totalmente impune (t¨¢ctica del cero muertos de las fuerzas de EE UU), de una poblaci¨®n enemiga de militares y civiles o utilizar el propio cuerpo como arma letal, decidiendo morir para matar (agresiones suicidas de Ham¨¢s)? Partiendo de la definici¨®n convencional de terrorismo como "conjunto de acciones violentas dirigidas contra una poblaci¨®n civil indefensa para amedrentarla y poder conquistar el poder y cambiar su r¨¦gimen pol¨ªtico", ?cu¨¢l de los dos comportamientos es m¨¢s propiamente terrorista? El hecho de que la agresi¨®n provenga de fuerzas formalmente militarizadas, ?reduce o aumenta el perfil terrorista de este tipo de acciones?
J¨¹rgen Habermas y Jacques Derrida han abordado en dos largas entrevistas, realizadas en Nueva York de octubre a diciembre, a prop¨®sito del ataque a las Torres Gemelas, esta compleja problem¨¢tica. Los textos resultantes, editados por Giovanna Borradori como entrevistadora, han sido publicados con el t¨ªtulo de Philosophy in a Time of Terror (The University of Chicago Press, 2003) y acaban de aparecer en Francia, donde Derrida ha preferido que se llamasen Le concept du 11 septembre (Galil¨¦e, 2004). Ambos autores coinciden en vincular el terrorismo con la din¨¢mica del mundo moderno y con los avatares de la modernizaci¨®n, de la que los procesos de mundializaci¨®n / globalizaci¨®n ser¨ªan la ¨²ltima expresi¨®n, aunque Derrida sea m¨¢s radical en su formulaci¨®n al considerar que el primado y la generalizaci¨®n del terror pol¨ªtico son inseparables de la modernidad y constituyen un traumatismo esencial de la experiencia moderna. Disiento en gran medida de esta lectura hist¨®rico-social sustancialista del terrorismo, que adem¨¢s contradice la dimensi¨®n t¨¦cnico-funcional del fen¨®meno que yo privilegio y a la que, por lo dem¨¢s, se refieren los autores, en otros lugares de sus entrevistas, al sostener que la tecnociencia y sus avances borran la distinci¨®n entre guerra y terrorismo (cuando los bombardeos masivos son gracias al desarrollo tecnol¨®gico, indetectables y los efectos de intimidaci¨®n / terror que originan en la poblaci¨®n civil son irresistibles, ?estamos o no estamos, por muy colaterales que se declaren los muertos civiles que causan, en territorio terrorista?). Derrida insiste con raz¨®n en que la mundializaci¨®n y la virtualizaci¨®n de bienes y servicios que supone es menos patente en aquellos pa¨ªses cuyos recursos naturales, como sucede con el petr¨®leo de los pa¨ªses ¨¢rabes, son menos desterritorializables. Pero sobre todo me parece que su reflexi¨®n -aunque ?una entrevista es, realmente, una reflexi¨®n?- adolece de una carencia fundamental, la del an¨¢lisis del fen¨®meno terrorista como comunicaci¨®n simb¨®lica que estudiaron los polit¨®logos y comunic¨®logos europeos, entre 1975 y 1985. Cruise O'Brien, Paul Wilkinson, Carlo Marletti, Gianfranco Pasquino, Irving Fetscher, Graham Murdock, Philip Schlesinger y tantos otros hubieran insistido en que los blancos del ataque terrorista fueron los s¨ªmbolos del poder econ¨®mico y militar de los EE UU.
La labilidad de las ¨¢reas de la violencia pol¨ªtica ha facilitado la conversi¨®n de los terroristas en beligerantes decretado por el presidente Bush, al declarar la guerra del terrorismo confiriendo a sus agentes la condici¨®n de beligerantes. Pero ha sido sobre todo la ocupaci¨®n de Irak la que ha concedido a las huestes de Al Qaeda, vetadas por Sadam Husein, el estatus de liberadores. Estas entrevistas podr¨ªan ser la ocasi¨®n de ahondar en un tema tan dram¨¢tico de nuestra contemporaneidad cuya superaci¨®n reclama algo m¨¢s que las baladronadas apocal¨ªpticas e interesadas del Gobierno de EE UU.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.