Poco a poco hacia una salida
C¨¢ritas ayuda desde un programa global a mujeres que se prostituyen en la calle en la ciudad de Valencia
Jere Jere significa poco a poco en edo, el idioma mayoritario en la zona del centro de Nigeria. Pero tambi¨¦n es el nombre que eligi¨® C¨¢ritas de Valencia para bautizar al ¨²nico programa que hay en la ciudad de Valencia para ayudar a las prostitutas que ejercen en plena calle. La selecci¨®n no fue casual. El mayor n¨²mero de las mujeres que atienden son de origen subsahariano, pese a que es un programa abierto. De hecho, de las 180 asistidas a lo largo del a?o pasado, 177 eran extranjeras y de ellas, 134 nigerianas. Otras 18 eran tambi¨¦n subsaharianas -en gran parte de Sierra Leona y Camer¨²n- y 15 de Europa del Este. Pero adem¨¢s, el nombre quiere dejar claro desde un principio que la labor "no es un trabajo de hoy para ma?ana" sino que responde a "un planteamiento realista" destinado a evitar situaciones de riesgo y sentar las bases para que, cuando las mujeres lo deseen, puedan dejar la prostituci¨®n, como apunta la coordinadora del proyecto, que recalca: "que sepan que hay otra opci¨®n".
El programa naci¨® a ra¨ªz de las movilizaciones vecinales a finales de 2000 que surgieron contra las prostitutas que ejerc¨ªan en la zona del Grao de Valencia. Tras la idea, que result¨® fallida, de instalar una carpa informativa para las mujeres, y que apenas dur¨® tres semanas, se impuls¨® un programa de atenci¨®n de las mujeres, que acabaron deambulando por las proximidades del puerto, financiado por el Ayuntamiento y Bienestar Social que ejecuta C¨¢ritas. Dos a?os y medio m¨¢s tarde, ya han pasado por el programa unas 400 mujeres, algunas de las cuales han cambiado de vida.
La situaci¨®n de las mujeres que llegan es muy similar. Son j¨®venes que contraen elevadas deudas para salir de su pa¨ªs -rara vez por valor inferior a los 3.000 euros-. A partir de ah¨ª, las circunstancias de su llegada var¨ªan. Lo pueden hacer en avi¨®n, a trav¨¦s de mafias que luego las explotan o por su cuenta, en pateras. Lo normal, en este caso, es que tengan alg¨²n tel¨¦fono de contacto y que al poco tiempo sean absorbidas por los grupos que controlan la prostituci¨®n ante la dificultad de desenvolverse por s¨ª mismas en un entorno ajeno. Los detalles de estos aspectos, sin embargo, apenas se conocen al tratarse de cuestiones "muy oscuras", como comentan desde C¨¢ritas.
Algo m¨¢s clara est¨¢ la evoluci¨®n de las mujeres que han llegado a lo largo de los ¨²ltimos a?os, especialmente en lo que respecta a su edad y origen. De los 25 a?os de media al principio del programa se ha pasado a los 20 a?os. Adem¨¢s, cada vez hablan menos ingl¨¦s, lo que indica que su lugar de origen es principalmente rural. "Hemos constatado con nuestra contraparte africana, una congregaci¨®n de religiosas, que cada vez es m¨¢s dif¨ªcil de convencer a las mujeres de la ciudad que se vengan a Europa, porque saben que no es el para¨ªso que les prometen, y por eso buscan a chicas m¨¢s j¨®venes y de las afueras, menos concienciadas", apunta la coordinadora.
Desde que ponen un pie en Espa?a, su primer objetivo es saldar la deuda, un compromiso que tienen "como algo sagrado", comentan desde C¨¢ritas. Esta obligaci¨®n, no necesariamente plasmada en un contrato, hace que su m¨¢xima prioridad sea desprenderse de esta losa, por lo que no suelen buscar alternativas hasta que lo hacen. "Una vez pagan la deudas, es cuando piden ayuda y se plantean dejar la prostituci¨®n", apuntan.
La oferta del programa es muy abierta y va desde el asesoramiento jur¨ªdico, para que puedan tratar de regularizar su situaci¨®n, al control sanitario de las mujeres, una tarea para la que cuentan con la ayuda de dos mediadoras de salud de su pa¨ªs que permite hacer m¨¢s f¨¢cil la integraci¨®n de estas mujeres en la red p¨²blica. En este campo, la prevenci¨®n de enfermedades de transmisi¨®n sexual es uno de los aspectos fundamentales y en ello colabora M¨¦dicos del Mundo, a trav¨¦s del reparto de preservativos en su unidad m¨®vil. Otra ¨¢rea de ayuda es la laboral, "no tan amplia y f¨¢cil como desear¨ªamos", en la que las mayores oportunidades est¨¢n centradas en el servicio dom¨¦stico o de recolectoras, en cooperativas. A ello a?aden una parcela de acompa?amiento social, que tiene el objetivo de ir introduciendo a las mujeres en diferentes ¨¢mbitos sociales y acercarlas a la cultura de acogida. De hecho, el idioma y las costumbres son algunos de los principales obst¨¢culos que encuentran para integrarse en el pa¨ªs.
La situaci¨®n de estas mujeres "es la punta del iceberg" de la prostituci¨®n, como se?ala la coordinadora del programa: "es la parte m¨¢s visible y la m¨¢s vulnerable", aunque "no la ¨²nica". La otra cara son las prostitutas extranjeras que ya han copado el 90% del mercado que trabajan en recintos cerrados, de m¨¢s dif¨ªcil acceso y que, junto a las anteriores, se pueden definir como "las esclavas del siglo XXI". Adem¨¢s, la responsable del proyecto reclama una reflexi¨®n ante esta "explotaci¨®n" en alza que pase por centrar el debate no tanto en las prostitutas sino en los clientes.
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