El perfume
En cualquier partido con profundas ra¨ªces democr¨¢ticas de Francia, Alemania o Inglaterra, Eduardo Zaplana ya no se tendr¨ªa en pie, aunque lo m¨¢s seguro es que en un entorno democr¨¢tico tan estricto no hubiese llegado a desarrollar carrera pol¨ªtica alguna. No constitu¨ªan unas buenas credenciales sus apetencias consignadas en las conversaciones telef¨®nicas que la polic¨ªa grab¨® con motivo del caso Naseiro. Tampoco lo era que en plena gestaci¨®n del pacto contra el transfuguismo hubiese accedido a la alcald¨ªa de Benidorm con el apoyo de una tr¨¢nsfuga alicatada de sospechas, cuya familia ha vivido desde entonces conectada al tubo del presupuesto del Ayuntamiento. Otros se cayeron a la cuneta por mucho menos que eso. Sin embargo, para Zaplana estos obst¨¢culos siempre fueron pelda?os por los que subir: parec¨ªa que lo engordaban. Lo mismo ocurri¨® con el piso de 530 metros cuadrados que se compr¨® en el Paseo de la Castellana en Madrid al poco de ser nombrado ministro de Trabajo, por un precio escriturado igual al cr¨¦dito de 1,6 millones de euros (266 millones de pesetas) que le concedi¨® en graciosas condiciones la Caja de Ahorros del Mediterr¨¢neo, y por el que paga mensualmente 4.544 euros, que aumentar¨¢n a 8.044. O cuando la multinacional francesa Bouygues, a trav¨¦s de su filial Saur Internacional, confirm¨® que Aguas de Valencia le encarg¨® un informe para articular un grupo medi¨¢tico af¨ªn al PP a instancias suyas. Estos estigmas, pol¨ªticamente sancionables, funcionaron como combustible que lo elev¨® al cargo de ministro Portavoz. Asimismo, ahora es posible que sea agraciado con el cargo de secretario general de la OTAN tras haber aparecido el anexo oculto al contrato de Julio Iglesias y haberse demostrado que falt¨® a la verdad en las Cortes Valencianas (como falt¨® ayer de nuevo al decir que "todo" -la carta de intenciones firmada el mismo d¨ªa que el contrato- se public¨® hace a?os). Pero ese rastro turbio, pol¨ªticamente apestoso, le sigue en paralelo hacia arriba con una fidelidad insoluble. Tambi¨¦n es cierto que nadie en el PP ha conseguido hacer un recorrido como el suyo oliendo tan mal, aunque algunos ex colaboradores est¨¢n dispuestos a que huela peor y supere su propia marca.
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