El fin de Aristide
Aristide huy¨® ayer de Hait¨ª, tras firmar la dimisi¨®n de su cargo de presidente. Su suerte estaba echada desde el momento en que los l¨ªderes del levantamiento en contra de su r¨¦gimen, tan corrupto como autoritario, rechazaron una f¨®rmula suave de transici¨®n propuesta por EE UU, Francia y Canad¨¢, que preve¨ªa el nombramiento de un primer ministro de la oposici¨®n pero permit¨ªa a Aristide cumplir su mandato, que expiraba en 2006. Esta propuesta lleg¨® demasiado tarde. Los rebeldes, en avance militar imparable por todo el pa¨ªs, no aceptaron una soluci¨®n que no pasara por la desaparici¨®n de un presidente que, si bien elegido democr¨¢ticamente en su d¨ªa, hab¨ªa adoptado m¨¦todos de Gobierno cada vez m¨¢s parecidos a los de la sangrienta dinast¨ªa Duvalier.
La comunidad internacional intent¨® en un principio evitar que Hait¨ª se convirtiera en un caso m¨¢s en que un presidente electo -aunque de forma muy sospechosa en los ¨²ltimos comicios presidenciales de 2000- fuera derrocado por fuerzas extraparlamentarias. Los ¨²ltimos casos habidos, el de Bolivia hace tan s¨®lo unos meses, lanzan grandes sombras sobre el futuro democr¨¢tico en Am¨¦rica Latina. Pero la obstinaci¨®n de Aristide, y sobre todo la certeza de que era directamente responsable de la violencia ejercida por las bandas de sus leales contra la poblaci¨®n civil, ha llevado en los ¨²ltimos d¨ªas a las autoridades de Francia, Estados Unidos y Canad¨¢ al convencimiento de que su permanencia en una capital acosada amenazaba con provocar un ba?o de sangre. El s¨¢bado, Washington y Par¨ªs dejaron claro a Aristide que ten¨ªa que abandonar el pa¨ªs y que de no hacerlo habr¨ªa de enfrentarse a diversas acusaciones sobre cr¨ªmenes contra la poblaci¨®n y tr¨¢fico de drogas.
Aristide despert¨® en su d¨ªa grandes esperanzas entre la poblaci¨®n del pa¨ªs m¨¢s pobre de Am¨¦rica Latina, como primer presidente democr¨¢ticamente electo en 200 a?os de independencia. Tras un golpe militar que le hizo huir a Estados Unidos, volvi¨® al poder en 1994 gracias a la intervenci¨®n de 20.000 marines. Pero muy pronto su estilo de Gobierno adquiri¨® el car¨¢cter desp¨®tico y corrupto que prometi¨® combatir.
El presidente del Tribunal Supremo se ha hecho cargo de la presidencia interina. Con un primer ministro previsiblemente salido de las filas de las fuerzas rebeldes triunfantes, habr¨¢n de crear las condiciones para unas elecciones generales. Dado el grado de violencia y caos reinantes, este proceso ser¨¢ imposible sin la presencia de tropas extranjeras. Un hecho muy positivo de esta crisis es que Washington y Par¨ªs hayan logrado un alto grado de cooperaci¨®n y que, junto a Canad¨¢, est¨¦n dispuestos ahora a desplegar tropas para una operaci¨®n conjunta.
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