Cuesti¨®n de respeto
Desde hace ya bastantes a?os se expande por Espa?a un h¨¢bito que sorprende a los visitantes extranjeros e irrita a espa?oles de las generaciones mayores que no tienen ganas de acostumbrarse al mismo. Se trata del tuteo. Ni?os tutean a ancianos, alumnos a sus profesores, enfermeras a los pacientes, desconocidos entre s¨ª en calles, bares, gasolineras, aeropuertos y atascos. En el Pa¨ªs Vasco, donde lastres y vicios de Espa?a, ancestrales o adquiridos, siempre se manifiestan con especial intensidad, ya resulta dif¨ªcil ser abordado en alg¨²n momento con un usted. Por eso resulta conmovedor y quiz¨¢s revelador que el etarra que ven¨ªa a Madrid a darnos un serio susto preelectoral implorara a la Guardia Civil al ser detenido con un "No disparen, no disparen, soy de ETA y llevo una bomba atr¨¢s". Cuando se enfrentan a la Ertzaintza en las calles de San Sebasti¨¢n no se les ocurre gritarles "son ustedes unos cabrones". Rige el riguroso tuteo: "Iros a Espa?a, cipayos". Sin ning¨²n ¨¢nimo de psicoanalizar a los etarras, s¨ª cabe preguntarse si ser¨¢ una cuesti¨®n de respeto.
"Cuesti¨®n de respeto". As¨ª explic¨® en agosto del pasado a?o el alcalde de Hamburgo, Ole Von Beust, su decisi¨®n de romper la coalici¨®n con el partido populista Justicia y Orden de Ronald Schill, un juez que irrumpi¨® en la pol¨ªtica de la ciudad hanse¨¢tica con ademanes de J?rg Haider y ret¨®rica de Pym Fortuyn. Schill no hab¨ªa tuteado a Von Beust. Le hab¨ªa amenazado con revelar a la opini¨®n p¨²blica su homosexualidad y su supuesta relaci¨®n sentimental con el consejero de Justicia del Gobierno hanse¨¢tico. Von Beust lo ech¨® de su despacho, convoc¨® a la prensa y anunci¨® el fin de la alianza. Schill contaba entonces con casi el 20% del electorado.
El domingo, Von Beust ha logrado un ¨¦xito sin precedentes para su partido, la Uni¨®n Cristianodem¨®crata (CDU), en las elecciones de Hamburgo. Del 26,2% ha pasado al 47,2% y expulsado a Schill y a su partido del mapa pol¨ªtico como lo hab¨ªa echado de su despacho. La "cuesti¨®n de respeto" no ha sido la ¨²nica carta de Van Boest, pero en todo caso, una de ellas. De los cinco partidos presentes en el Parlamento disuelto s¨®lo tres entrar¨¢n en el nuevo. Quedan fuera el chantajista y los liberales del FDP, envueltos en mil esc¨¢ndalos en los ¨²ltimos a?os. Los Verdes aumentaron su voto en un 3,7%, hasta el 12,3%. Es un buen resultado para el partido del ministro de Asuntos Exteriores, Joschka Fischer, pero bald¨ªo porque su socio potencial, el Partido Socialdem¨®crata (SPD) del canciller Gerhard Schr?der, sufr¨ªa un rev¨¦s hist¨®rico en esta ciudad que ha gobernado sin interrupci¨®n durante 44 a?os, desde las primeras elecciones en 1946 hasta el reciente 1999. Es una entrada dram¨¢tica del SPD en el marat¨®n electoral de este a?o, en el que se habr¨¢n de celebrar 13 elecciones m¨¢s en Alemania. Los sondeos lo han sumido ya por debajo del 25% en expectativa de voto.
?Qu¨¦ le sucede al SPD, el gran partido socialdem¨®crata con 140 a?os de tradici¨®n y ¨¦xitos en la transformaci¨®n de Alemania y Europa? ?Por qu¨¦ el ejercicio de Gobierno castiga de tal manera al SPD mientras beneficia a los Verdes de Fischer? ?Por qu¨¦ es el ministro de Asuntos Exteriores el pol¨ªtico mejor valorado en Alemania pese a ser el socio de Schr?der, uno de los que lo son menos? Son muchos los que piensan, dicen y escriben que tambi¨¦n aqu¨ª estamos ante una cuesti¨®n de respeto o falta del mismo. El SPD gan¨® las elecciones en 1998 por el aburrimiento c¨®smico que generaba en el electorado alem¨¢n la idea de ser gobernados otra legislatura, la quinta, por Helmut Kohl. El entusiasmo de los votantes del SPD apenas dur¨® m¨¢s de un a?o.
En el a?o 2002, Schr?der volvi¨® a ganar porque se puso las botas para ir al barro de las inundaciones en Sajonia, mientras su rival Edmund Stoiber se quedaba de vacaciones, y porque semanas despu¨¦s se pon¨ªa a la cabeza de la oleada de antiamericanismo que tan bien nutre en Europa la actual Administraci¨®n norteamericana. La mayor¨ªa de los alemanes, incluidos los que le votaron y los m¨¢s antinorteamericanos, saben que Schr?der actu¨® entonces sin principios. Despu¨¦s ha sido tramposo con el Pacto de Estabilidad en la UE. Y para rematar, en el largo tira y afloja de las reformas econ¨®micas y fiscales, vieron que adem¨¢s carec¨ªa -carece- de autoridad en el partido, ante los sindicatos y los grupos de intereses. Ha perdido el respeto, como en su d¨ªa lo perdieron Oskar Lafontaine y Rudolph Scharping. Le tutea todo el mundo. Pero cada vez hay menos electores dispuestos a votarle.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.