Loewe consigue renovar el sentido tradicional y artesano de la piel
La firma espa?ola presenta en Par¨ªs su pr¨®xima colecci¨®n de invierno
Coherente, con buen sentido del mercado, preciosista en los detalles y en una apuesta por llevar las pieles y su artesan¨ªa al extremo m¨¢s dulce de las tendencias de hoy, el estilista hispano-belga Jos¨¦ Enrique O?a Selfa present¨® el jueves en el Museo de Arte Moderno de Par¨ªs (vecino al hoy tan popular Palais de Tokio) la colecci¨®n de mujer para el oto?o-invierno de 2004-2005 de Loewe. El desfile le redimi¨® con creces ante los especialistas.
La Semana de la Moda parisiense discurre por cauces muy distintos de la reci¨¦n terminada milanesa, siendo estas dos ciudades y eventos los centros de continuidad de las tendencias de la moda femenina y donde miran todos los ojos, profesionales, profanos y entusiastas, de cara a saber qu¨¦ pasar¨¢ ma?ana con el vestir.
No s¨®lo no hay coincidencia alguna en las firmas (aunque s¨ª muchas veces en los grandes grupos econ¨®micos que dominan su accionariado), sino en las intenciones. Mientras Mil¨¢n busca recobrar su papel rector en los dictados estil¨ªsticos, Par¨ªs se afana en recolocar sus emblemas y marcas legendarios en un juego de sustituciones que a veces suena a pitorreo con la clientela.
La verdad es que el alto pr¨ºt-¨¤-porter ha entrado en una irracional sofisticaci¨®n (cercano a los elementos constructivos de la costura), seg¨²n ha expresado un prestigioso cr¨ªtico franc¨¦s. Muerta la costura como elemento promisorio del dise?o de moda y s¨®lo alentado por el espect¨¢culo promocional del logotipo, los grandes creadores encuentran en la ropa en serie de alto precio su escape y mejor vitrina. A esta consideraci¨®n se pueden adscribir desde Celine hasta Chanel, pasando por un sinn¨²mero de marcas en las que imperan, por encima de cualquier otra consideraci¨®n formal, el lujo y el neobarroco.
En un ala en restauraci¨®n del Museo de Arte Moderno (vecino al hoy tan popular Palais de Tokio), la pasarela de Loewe se mostraba oscura, cubierta de peque?as escorias de metal gris que recordaban la antracita. Al fondo, un gran plano curvo e iluminado se ve¨ªa salpicado del mismo material, y todo cobr¨® sentido y vida cuando la colecci¨®n de mujer para el oto?o-invierno de 2005 de Jos¨¦ Enrique O?a Selfa para Loewe le redim¨ªa con creces ante la prensa y los especialistas.
O?a Selfa (con padres originarios de Ja¨¦n) empez¨® con una gama estrecha que sostuvo durante todo el desfile y que iba del arena y el marfil perlados a los marrones y los negros. Se trataba claramente de una referencia directa a la naturaleza crom¨¢tica de los materiales: cuero, pieles, lanas y pa?os nobles.
Las l¨ªneas se acentuaban a prop¨®sito con los pespunteados en paralelo hasta conseguir un cuerpo m¨¢s compacto sobre una silueta suave y sensual, pero sin exceso. Hubo ante ligero asociado a punto de canal¨¦, un astrac¨¢n rasado y planchado en tostado para interesantes vestidos de abrigo, cuellos amplios de pelo y complementos de nota excelente (mitones de pit¨®n a dos caras, bolsos en cabra y avestruz combinados, botas planas de serpiente) con juegos de texturas, y dejando protagonismo a las chaquetillas cortas cintureras y al color negro al final, donde detall¨® lazadas dobles a la espalda como decoraci¨®n.
O?a Selfa entra en la vereda de la firma, y se nota que ha comprendido, sin traicionarse, las esferas est¨¦ticas donde debe aproximar sus creaciones a un producto emblem¨¢tico, sin duda el m¨¢s potente del pr¨ºt-¨¤-porter espa?ol; aun permiti¨¦ndose un controlado efectismo como la chaqueta de largo pelo negro cuyas puntas parec¨ªan untadas al azar de un brillo sideral.
Babelia
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