Lo que Aznar deja hecho

Hace mucho que Jos¨¦ Mar¨ªa Aznar es capaz de decir cosas terribles, sin la menor vacilaci¨®n, como si no tuvieran importancia o fuera su derecho decirlas. Son cosas brutales, que quiz¨¢s en el futuro no se atreva a decir ning¨²n otro presidente del Gobierno. Ayer, en Sevilla, en un mitin de despedida ante un p¨²blico cari?oso que le ovacionaba, en una ciudad que todav¨ªa llora la muerte del concejal Alberto Jim¨¦nez Becerril y de su esposa, asesinados por ETA en 1998, dijo que Carod Rovira hab¨ªa ido a hablar con ETA para decirle: "S¨ª, pod¨¦is ir a matar a Jim¨¦nez Becerril, pod¨¦is matar a Asun, pero no volv¨¢is a matar en Catalu?a". La acusaci¨®n son¨® tan enorme que hasta su p¨²blico pareci¨® sentir un escalofr¨ªo. Aznar est¨¢ manteniendo hasta el final una imagen de gran dureza: ni tan siquiera alaba a su sucesor, Mariano Rajoy, o pide el voto para ¨¦l. No, Aznar pide el voto para el PP y para lo que deja hecho.

La falta de referencias a Rajoy en el discurso de Aznar resulta rara, porque es evidente que el candidato del PP es "su candidato" y que le apoya al 100%. Y, sin embargo, el presidente del Gobierno no parece pedir el voto para una persona, un pol¨ªtico concreto, sino para una idea: la suya propia. Espa?a, viene a decir, necesita esa idea y es el Partido Popular el que la representa.

Oy¨¦ndole no caben muchas dudas de que Aznar est¨¢ muy orgulloso del PP y de que lo considera obra propia. El mitin de ayer era, quiz¨¢s, el m¨¢s propicio a esos recuerdos porque se celebraba en el mismo escenario en que fue proclamado secretario general del PP, hace 14 a?os. Pero aun as¨ª result¨® sorprendente la continua referencia a su propia persona y a la mayor¨ªa de 2000: "Les pido el voto a quienes votaron en 2000. Quiero ganar y ganar bien, quiero una mayor¨ªa grande, arrolladora..."

Daba la impresi¨®n de que, para Aznar, quien se presenta el 14M a las elecciones es el partido, una organizaci¨®n, y no un candidato, Rajoy, un hombre que aspira a ser presidente del Gobierno y al que conoce muy bien porque ha trabajado a su lado durante ocho a?os. En pr¨¢cticamente 40 minutos de discurso, Aznar nombr¨® decenas de veces al Partido Popular y a s¨ª mismo y ni una a su heredero y posible sucesor.

El todav¨ªa presidente del Gobierno dijo en Sevilla cosas muy curiosas. Por ejemplo, que comprende que entre los votantes populares de 2000 haya gente que ahora no le "pueda soportar" pero que, seg¨²n ¨¦l, no pueden "hacer pagar a Espa?a" ese enfado. Aznar est¨¢ manejando en su despedida, una y otra vez, la misma l¨ªnea maestra: la idea de Espa?a est¨¢ asociada al PP y a su persona, les guste o no a los ciudadanos. As¨ª que, por muy enfadados que puedan estar por determinadas circunstancias, no tienen m¨¢s remedio que seguir apoy¨¢ndole, a riesgo, nada menos, que de perjudicar a Espa?a.

?Que importancia puede tener en ese caso, viene a decir Aznar, que ¨¦l parezca antip¨¢tico? ?Acaso alguien ser¨¢ tan fr¨ªvolo como para ignorar esa herc¨²lea tarea que desarrolla s¨®lo porque no le guste su bigote?, se interroga ¨¦l mismo.

Y as¨ª, medio en serio, medio en broma, el presidente del Gobierno hace pasar un mensaje en el que se reh¨²sa cualquier duda, cualquier matiz o precisi¨®n, cualquier pregunta, como una debilidad.

Es el ¨²nico presidente del Gobierno implicado en la guerra de Irak que jam¨¢s alude a esa decisi¨®n, ni tan siquiera para defenderla, como hace su colega brit¨¢nico, Tony Blair. Aznar parece haber hecho suyo en esta campa?a el lema de Eugenio Montes, un conocido periodista de la ¨¦poca franquista: "Lo espa?ol no es lo refinado. Espa?a no refina". El presidente del Gobierno no se perdi¨® ayer en Sevilla en refinamientos ni se anduvo con chiquitas: la llegada de los socialistas y de Jos¨¦ Luis Rodr¨ªguez Zapatero al poder destruir¨ªa directamente el pa¨ªs. Incluso lleg¨® a decir que el que tenga un hijo con trabajo se lo piense mucho antes de dejar de votar al PP.