Placeres y destierros

El viaje como placer, como encrucijada o como destierro. Los itinerarios m¨¢s ambiciosos que llevaron a cabo estas mujeres transcurrieron, probablemente, en su interior. Pero los que jalonaron su vida y la impregnaron de aventuras no fueron menos excitantes. Las seis grandes viajeras del siglo XIX que configuran el libro de Paloma Casta?eda son Flora Trist¨¢n, Emilia Pardo Baz¨¢n, Sof¨ªa Casanova, Carmen de Burgos, Emilia Serrano, conocida como baronesa de Wilson, y Mar¨ªa Lej¨¢rraga. Vivir fue para ellas un largo y extenuante trayecto hacia la escritura, la belleza o la b¨²squeda de la justicia y la igualdad. En algunas el peso de la vida y de la obra trasciende la vertiente viajera. Es el caso de Emilia Pardo Baz¨¢n, de quien algunos cr¨ªticos s¨®lo acertaron a decir que escrib¨ªa como un hombre, bien se tratara de un elogio o un modo de despojarla de su singularidad. Para la iluminada Flora Trist¨¢n, la osada baronesa de Wilson o la cosmopolita Sof¨ªa Casanova, viajar y vivir fue algo tan parecido como dif¨ªcil de delimitar. Flora Trist¨¢n y Eugenia Serrano vivieron en Suram¨¦rica los cambios revolucionarios del XIX. Sof¨ªa Casanova, que viaj¨® por el Volga helado en pleno invierno, vivi¨® en primera fila la revoluci¨®n bolchevique despu¨¦s de haber sido testigo de la Primera Guerra Mundial. Es la vida como viaje, desde luego. Pero tambi¨¦n el viaje como gu¨ªa y garante de la vida.