La 'bomba isl¨¢mica'
EN 1977, CUANDO yo trabajaba en el Departamento de Estado del presidente Carter, me enviaron a la India para que convenciera a sus autoridades de que no fabricaran la bomba at¨®mica. Mis anfitriones replicaron que necesitaban mantenerse a la altura de China. Yo dije que inevitablemente Pakist¨¢n los seguir¨ªa, y que el mundo ser¨ªa menos seguro.
India prometi¨® que nunca exportar¨ªa su tecnolog¨ªa armament¨ªstica. Que se sepa, sus l¨ªderes han cumplido su palabra. Pero la red de contrabando de armas nucleares organizada por A. Q. Khan, el padre de la bomba paquistan¨ª, confirma el peligro que yo predije. Algunos consideran que la red de Khan es un intento de que prolifere una bomba isl¨¢mica, pero dado que Corea del Norte est¨¢ en la lista de receptores, junto con Libia e Ir¨¢n, ser¨ªa mejor denominarla una bomba corrupta.
Como ilustran los acontecimientos en Pakist¨¢n, la expansi¨®n de la tecnolog¨ªa nuclear no incrementa la estabilidad que aporta la disuasi¨®n mutua, sino que m¨¢s bien aumenta las perspectivas de filtraci¨®n corrupta que puede permitir que algunos grupos terroristas accedan a las armas nucleares. Eso hace que todos estemos menos seguros. Cualquier grupo patol¨®gico de extremistas podr¨ªa destruir Nueva Delhi, Tokio, Par¨ªs o la ciudad que mejor les parezca. Ahora, la atenci¨®n mundial se centra en Ir¨¢n, uno de los receptores de la tecnolog¨ªa paquistan¨ª, por considerarlo el pa¨ªs m¨¢s interesado en crear su propio arsenal nuclear. De acuerdo con el Organismo Internacional para la Energ¨ªa At¨®mica (OIEA), Ir¨¢n empez¨® a enriquecer uranio en una planta centr¨ªfuga piloto el pasado agosto, y est¨¢ construyendo instalaciones subterr¨¢neas de enriquecimiento m¨¢s amplias.
Ir¨¢n proclama que sus programas son para la generaci¨®n pac¨ªfica de energ¨ªa nuclear, pero los inspectores ya han encontrado vestigios de uranio altamente enriquecido, apto para armas.
Tras las visitas de los ministros de Asuntos Exteriores franc¨¦s, brit¨¢nico y alem¨¢n, Ir¨¢n anunci¨® una suspensi¨®n temporal de su programa de enriquecimiento. Ahora insin¨²a que podr¨ªa reanudarlo.
Ir¨¢n afirma que, como firmante del Tratado de No Proliferaci¨®n (TNP), tiene derecho a enriquecer uranio con fines pac¨ªficos. Cierto, porque el TNP naci¨® con una laguna. Aunque un pa¨ªs acceda a someterse a inspecciones del OIEA, puede legalmente acumular uranio enriquecido (o plutonio reprocesado) bajo el disfraz de un programa energ¨¦tico pac¨ªfico, y despu¨¦s declarar que las circunstancias han cambiado y retirarse del tratado con la capacidad de producir armas nucleares en poco tiempo. Si Ir¨¢n hiciera esto, no s¨®lo aumentar¨ªa el peligro en una regi¨®n inestable, sino que probablemente desencadenar¨ªa un proceso de resoluci¨®n del r¨¦gimen de no proliferaci¨®n en todo el mundo. Ir¨¢n puede preguntar qu¨¦ derecho tienen otros a exigirle que renuncie a las armas nucleares. La respuesta est¨¢ en el hecho de que prometi¨® no fabricarlas cuando firm¨® el TNP, y en las consecuencias que dicha fabricaci¨®n impondr¨ªa a otros.
Por estas razones, el presidente Bush declar¨® inaceptable que Ir¨¢n fabricara armas nucleares. Sin embargo, las opciones unilaterales de EE UU son limitadas. No s¨®lo est¨¢ el Ej¨¦rcito estadounidense ocupado en Irak, sino que la forma en que Estados Unidos entr¨® en Irak -que result¨® tener menos capacidades nucleares que Ir¨¢n- le rest¨® credibilidad e hizo que les resultara m¨¢s dif¨ªcil reclutar aliados para contener las ambiciones nucleares iran¨ªes. Afortunadamente, hay una opci¨®n multilateral y existe un precedente. A mediados de los setenta, muchos de los firmantes del TNP ten¨ªan previsto importar y construir instalaciones de enriquecimiento y reprocesado. D¨¢ndose cuenta de la amenaza que esto supon¨ªa para el r¨¦gimen de no proliferaci¨®n, pa¨ªses tan diversos como la URSS, Francia, Alemania y Jap¨®n crearon un "grupo de proveedores nucleares" que restring¨ªa la exportaci¨®n de las instalaciones de enriquecimiento y reprocesado. Eso tap¨® parte de la laguna del tratado.
Hoy esos pa¨ªses deber¨ªan unirse para ofrecer a Ir¨¢n (y a otros) un trato. A los pa¨ªses que deseen desarrollar energ¨ªa nuclear, pero no bombas at¨®micas, se les deber¨ªa ofrecer garant¨ªas internacionales de que se les va a proporcionar combustible y de que podr¨¢n deshacerse del utilizado. El Consejo de Seguridad de la ONU podr¨ªa dar poderes efectivos a este acuerdo. El Consejo deber¨ªa declarar que el aumento de la proliferaci¨®n de armas nucleares constituye una amenaza contra la paz, y que cualquier pa¨ªs que avance en ese sentido ser¨¢ sancionado. Dicha resoluci¨®n deber¨ªa garantizar el acceso de Ir¨¢n a las partes no peligrosas del ciclo del combustible para la energ¨ªa nuclear y proporcionar una garant¨ªa de seguridad si Ir¨¢n se mantiene sin armamento nuclear.
No es demasiado tarde para aprender las lecciones aprendidas con los percances de A. Q. Khan.
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