La onda larga que parte de Espa?a
Hasta el 10 de marzo, todas las encuestas daban al partido de Aznar como seguro vencedor de las elecciones y con probabilidades de alcanzar la mayor¨ªa absoluta. Un d¨ªa despu¨¦s, aquel fatal 11 de marzo, tras las primeras noticias de la matanza en los trenes y antes incluso de que comenzase la danza macabra sobre la atribuci¨®n de la masacre, la reacci¨®n autom¨¢tica de los poderes dentro y fuera de Espa?a -pero presumiblemente tambi¨¦n de una parte de los electores- fue la de cerrar filas en torno al Gobierno, a su l¨ªder y al delf¨ªn designado por ¨¦l. Siempre ha ocurrido as¨ª y ¨¦sta es una de las razones oscuras que empujan al poder a tratar de utilizar los conflictos externos e internos, e incluso las guerras, como instrumento para recuperar un consenso en v¨ªas de romperse.
Pero en los tres d¨ªas siguientes, estas previsiones se volvieron cada vez m¨¢s inciertas hasta el vuelco electoral del 14 de marzo. En tres d¨ªas, el PP ha ca¨ªdo hasta el 37% de sus votos; en tres d¨ªas, una amplia mayor¨ªa ha quedado hecha a?icos; en tres d¨ªas, la geograf¨ªa pol¨ªtica espa?ola ha dado un vuelco que seguramente tendr¨¢ repercusiones sobre la de Italia, Gran Breta?a y finalmente la de Estados Unidos y la suerte del duelo entre Bush y Kerry. Todo ello porque el Gobierno de Aznar ha utilizado la mentira y se ha mostrado reacio a se?alar a los autores de la masacre de los trenes. ?Es posible explicar de esta manera la sorprendente victoria del socialismo espa?ol?
Con franqueza, esta lectura no me convence en absoluto. Esta lectura, entre otras cosas, reconocer¨ªa a los carniceros de Al Qaeda el poder de intervenir en la pol¨ªtica con unos efectos claros y decisivos y presupondr¨ªa en el pueblo espa?ol una dosis de cobard¨ªa que desmiente una historia secular: es un pueblo valiente, orgulloso y tenaz en sus convicciones. No, no me convence en absoluto un cambio tan imprevisto en el transcurso de unas pocas horas y ante un luto colectivo de una intensidad tan tr¨¢gica. La mentira del Gobierno seguramente ha provocado indignaci¨®n, seguramente ha desencadenado rabia y desprecio, pero las razones de la victoria de Zapatero son m¨¢s profundas.
Alg¨²n peri¨®dico ha titulado: No ha ganado Zapatero, ha perdido Aznar. No, no ha ocurrido as¨ª. Ha ganado Zapatero, ha ganado el mar de fondo de una opini¨®n p¨²blica que hace justo un a?o invadi¨® las plazas y calles de Espa?a para manifestarse contra la guerra de EE UU en Irak, contra una decisi¨®n unilateral que humillaba a la ONU y a la legalidad internacional, contra el propio Gobierno que se pon¨ªa del lado de la superpotencia sin ning¨²n respeto de la voluntad claramente expresada por el 90% del pueblo espa?ol. ?Es el pueblo soberano s¨®lo cuando el poder decide que lo sea? Este mar de fondo en la opini¨®n p¨²blica ha esperado un a?o. Ha asistido al fracaso manifiesto de la operaci¨®n en Irak. Ha visto c¨®mo el terrorismo, que deb¨ªa ser derrotado o, al menos, debilitado en dicha operaci¨®n, sal¨ªa multiplicado como una hidra de m¨²ltiples cabezas rugientes y sanguinarias. Por ¨²ltimo, ha recogido con una dignidad dolorosa y silenciosa a sus muertos y tres d¨ªas despu¨¦s ha votado. Hemos visto el resultado: el pueblo espa?ol ha retomado la soberan¨ªa, ha arrebatado el poder a quien lo hab¨ªa traicionado y lo ha entregado a quien, desde el principio, hab¨ªa comprendido la opini¨®n del pueblo. Esto ocurri¨® el 14 de marzo y quien todav¨ªa no lo haya comprendido tendr¨¢ pronto otras ocasiones para darse cuenta de ello.
En realidad, no fue s¨®lo el pueblo espa?ol quien se opuso a la aventura estadounidense en Irak, basada en una tesis sin fundamento y preparada antes incluso del atentado a las Torres Gemelas. No fue s¨®lo el pueblo espa?ol, aunque en Espa?a se registr¨® el mayor porcentaje de la protesta; todos los pueblos europeos estuvieron en el mismo lado en esta decisiva ocasi¨®n: en Italia, en Gran Breta?a, en Alemania, en Holanda, en B¨¦lgica, en Suecia y en Noruega. Y lo hicieron fuese cual fuese la posici¨®n de su propio Gobierno, lo hicieron independientemente de ¨¦l.
Me permit¨ª escribir en aquellos d¨ªas que, tal vez, aunque en ese terreno delicad¨ªsimo y aquellas delicad¨ªsimas circunstancias, naci¨® el pueblo de Europa. Fui criticado por haberlo escrito y acusado de poner ¨¦nfasis peligrosos, de tener poca vista y una mente d¨¦bil y demag¨®gica como todos los pacifistas. Pues bien, yo no soy pacifista, nuestro peri¨®dico no es pacifista en el sentido de la paz a cualquier precio, aunque maten a tu hermano, aunque te agredan, aunque echen por tierra tus derechos y tus valores m¨¢s enraizados. Yo no estoy a favor de poner la otra mejilla tras recibir el primer golpe. Nosotros tomamos posici¨®n a favor de la firmeza contra las Brigadas Rojas cuando se produjo el secuestro de Aldo Moro, convencidos, como est¨¢bamos y seguimos estando, de que el terrorismo se combate con la firmeza y no con la negociaci¨®n.
?Qu¨¦ significa elegir la firmeza? Me temo que ha habido mucha confusi¨®n y se ha hablado mucho, se han dicho demasiadas palabras vagas sobre este punto capital. Por eso hay que hablar claro mientras la sombra del terrorismo global se extiende sobre el cielo de la Europa democr¨¢tica.
Es demasiado evidente que el terrorismo no se combate con los tanques, con los helic¨®pteros, con los bombardeos o con las divisiones de marines. Y en cambio, es igual de cierto, hasta el punto de haberse incluso convertido en un lugar com¨²n, que se combate con la "inteligencia", con el contraespionaje y con las medidas de seguridad preventiva que puedan adoptarse.
Pero, no obstante, se trata de unos instrumentos parciales y que no resuelven totalmente la cuesti¨®n; no se pueden utilizar en el entorno en el que el terrorista es criado, educado, convencido y protegido por una aceptaci¨®n y una ley del silencio difusas. Si los peces grandes y peque?os del terrorismo nadan en unas aguas nutritivas y abundantes, no podr¨¢n ser atrapados, ya que se reproducir¨¢n, ampliar¨¢n su radio de acci¨®n, se extender¨¢n como una gangrena hasta ocupar y aniquilar todo el organismo social.
Por ello, existe s¨®lo una receta v¨¢lida para combatir el terrorismo: sacar el agua que lo rodea y dejarlo en seco y, una vez en seco, extirpar el fen¨®meno de ra¨ªz. As¨ª fue como se destruyeron la primera y segunda generaci¨®n terrorista en Italia en los llamados a?os de plomo. Cuando hoy todav¨ªa se habla, a prop¨®sito del terrorismo de las Brigadas Rojas, del ¨¢lbum de familia para poner al descubierto las vinculaciones leninistas de este fen¨®meno (por otro lado, discutible en el plano ideol¨®gico y cultural), se cree poner en un aprieto a los hijos y nietos de la pol¨ªtica de Berlinguer. Se olvida que la victoria sobre las Brigadas Rojas se debi¨® sobre todo, me atrever¨ªa a decir que casi enteramente, a la firmeza con la que el Partido Comunista Italiano y los sindicatos de entonces secaron el agua en las f¨¢bricas y en la clase trabajadora que rodeaba al pez brigadista. No creo que haya otro modo de hacerlo. Eso presupone que ante el terrorismo no existen ni perdones ni silencios. Si se est¨¢ a favor de la paz -pacifistas y no pacifistas- a¨²n con m¨¢s raz¨®n debe uno estar contra el terrorismo, ya que ¨¦ste es el exacto opuesto de la paz: en realidad, siembra la guerra, la muerte, el terror, y acrecienta la servidumbre del fanatismo y de la duplicidad.
?De qu¨¦ forma se seca el agua en la que se desarrolla el terrorismo? Con el di¨¢logo, con la comprensi¨®n de las necesidades materiales, morales y psicol¨®gicas de esos pueblos, etnias o naciones en los que el terrorismo trata de implantarse porque advierte que hay un humus f¨¦rtil donde sus ra¨ªces venenosas podr¨¢n desarrollarse m¨¢s f¨¢cilmente. La lucha contra el terrorismo se realiza dialogando con estos pueblos, con estas naciones, con estas etnias y no bombarde¨¢ndolos y masacr¨¢ndolos. Por eso los pueblos de Europa demostraron hace un a?o una gran sabidur¨ªa al oponerse a la guerra de EE UU y a la llamada pax americana que nunca ha llegado a convertirse en paz. Se opusieron porque hab¨ªan comprendido que la guerra de EE UU iba a avivar y estimular el terrorismo, iba a volver purulento un tejido que conoc¨ªa el atraso, la dictadura y el tribalismo, pero no conoc¨ªa el terrorismo e incluso se opon¨ªa a ¨¦l.
Digamos la verdad: la guerra en Irak de Bush, de Blair y de sus aliados-sat¨¦lites ha sido el mayor y m¨¢s manifiesto error que se pudiese cometer tras el atentado de Manhattan. S¨®lo ha contribuido a dar mayor popularidad a un presidente mal elegido y reforzado por un luto nacional y mundial. Este presidente necesitaba su guerra y la ha tenido. Le ha tra¨ªdo un beneficio pol¨ªtico. Probablemente ef¨ªmero, probablemente ese beneficio ha llegado ya a su conclusi¨®n. Pero, entretanto, s¨®lo ha provocado nuevas desgracias, nuevas lutos y un terrorismo nuevo y reforzado. Los pacifistas deben decir alto y claro "no" al terrorismo si quieren ser cre¨ªbles, para que no exista ninguna contradicci¨®n en marchar bajo la bandera de la paz y del antiterrorismo, ya que se trata de la misma bandera, y esto tambi¨¦n debe quedar muy claro.
Zapatero no retirar¨¢ de inmediato a los soldados espa?oles de Irak; una cosa es mandarlos y otra retirarlos. Pero justo antes y despu¨¦s de la victoria electoral, Zapatero ha reafirmado su compromiso: si el 30 de junio la ONU no tiene la plena y total responsabilidad, incluso militar, de la posguerra iraqu¨ª, los soldados espa?oles ser¨¢n retirados.
El Olivo y los Dem¨®cratas de Izquierda tambi¨¦n han tomado el mismo compromiso en Italia. Por tanto, resultan incomprensibles los insultos que han recibido de algunos patrioteros que han predicho desgracias humanitarias y han definido a estos dirigentes pol¨ªticos como delincuentes. Quien as¨ª se manifiesta, demuestra que no es m¨¢s que un faccioso y que habla por hablar.
Los socialistas espa?oles han demostrado estar a favor de la paz y contra el terrorismo y han echado al Gobierno de Aznar. Basta ser claro como ellos lo han sido para alcanzar el mismo objetivo. En mi opini¨®n, para lograr una Europa unida, con una sola voz y con un peso pol¨ªtico apropiado, es necesario cambiar algunos gobiernos. Uno de ellos ha cambiado el 14 de marzo. Me parece un ¨®ptimo comienzo.
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