Ambiente de consenso
Me pregunto si el hecho de que algunos de los detenidos por la masacre del 11-M sean magreb¨ªes no est¨¢ siendo aprovechado por desaprensivos y "pescadores en aguas revueltas" para azuzar y despertar prejuicios anti-moro latentes -por causas diversas- en buena parte de la sociedad espa?ola.
Me pregunto si desde los medios de comunicaci¨®n social, desde el Gobierno de la naci¨®n (el entrante y el saliente), los gobiernos de las comunidades aut¨®nomas y de las corporaciones locales se es consciente de que una adecuada gesti¨®n y tratamiento de la informaci¨®n relativa al atentado y sus autores, que no alimente en el subconsciente de la poblaci¨®n la vinculaci¨®n necesaria del terrorismo con una determinada religi¨®n u origen ge¨®grafico, evita el surgimiento de brotes de racismo y ayuda a la construcci¨®n de una sociedad intercultural sana y saneada.
Me pregunto si se es consciente de que para las comunidades inmigrantes magreb¨ªes que se encuentran en Espa?a son momentos dif¨ªciles, que la inmensa mayor¨ªa de sus miembros, vecinos y compa?eros de trabajo y de escuela nuestros y de nuestros hijos sienten verg¨¹enza por lo ocurrido y que, con todo, desde el 12 de marzo, vienen sintiendo el peso de muchas miradas acusadoras y culpabilizadoras.
Me pregunto si no es necesario de una vez por todas crear un ambiente de consenso entre todas las fuerzas pol¨ªticas y sociales, que focalice los esfuerzos en materia de integraci¨®n, clarifique las ideas, prevenga el racismo y evite parches innecesarios y contraproducentes.- Emilio Jos¨¦ G¨®mez Ciriano. Madrid.
Hace ya varios a?os que decid¨ª vivir en Lavapi¨¦s y a d¨ªa de hoy no me arrepiento. Me gusta nuestro barrio porque es la ventana desde la que todos los d¨ªas me asomo al mundo en el que me ha tocado vivir.
Lo habita una peque?a muestra de la humanidad formada por vecinos de lo m¨¢s variopinto, alba?iles y directores de cine, comerciantes y okupas, ni?os que juegan sin descanso a la pelota y abuelos que se sientan al sol en los bancos de la plaza, ateos, cat¨®licos y musulmanes, hind¨²s y budistas, europeos y africanos, asi¨¢ticos y americanos, pobres y gente acomodada, personas amables y otras no tanto, muchos ciudadanos c¨ªvicos y algunos por civilizar, una inmensa mayor¨ªa que respeta la vida y unos pocos que parecen despreciarla.
Es un barrio peque?o pero c¨¦ntrico, tanto es as¨ª que la ma?ana del jueves la proximidad de Atocha hizo inevitable que escuch¨¢semos las sirenas de las ambulancias, bomberos y polic¨ªas, o que fu¨¦semos testigos del desconcierto y el miedo que se reflejaba en las caras de los viajeros que fueron desalojados de la estaci¨®n y llorando llamaban por el tel¨¦fono m¨®vil a sus familiares para decirse a s¨ª mismos que estaban vivos. En mi caso, atraves¨¦ el Retiro y llegu¨¦ caminado a mi lugar de trabajo, el hospital Gregorio Mara?¨®n, donde pude constatar el terrible efecto causado por la barbarie.
El viernes, los vecinos pudimos ir andando a la manifestaci¨®n m¨¢s multitudinaria que recuerda esta ciudad para expresar nuestro dolor. El s¨¢bado algunos salimos de nuevo a la calle, esta vez para expresar nuestra indignaci¨®n aunque segu¨ªamos estando muy tristes y preocupados.
El domingo cualquiera de nosotros pudo detenerse unos segundos frente al ya tristemente famoso locutorio de la calle Tribulete antes de continuar su paseo. Los que tenemos nacionalidad espa?ola pudimos ir a votar.
Hoy recuerdo consternado todo lo acontecido en los ¨²ltimos d¨ªas en un espacio tan peque?o que puede recorrerse a pie. Estoy convencido de que lo que ocurra a partir de ahora entre los vecinos de Lavapi¨¦s
ser¨¢ un ejemplo de lo que en un futuro pr¨®ximo pueda suceder en el mundo. Espero que de ahora en adelante si cualquiera de ustedes decide asomarse a nuestro barrio nos vea a sus habitantes tranquilos, empe?ados en hacer lo que est¨¦ en nuestra mano para que nuestra convivencia sea cada d¨ªa mejor, teniendo como principios la libertad, el respeto y la solidaridad.- Tom¨¢s Hern¨¢ndez Fern¨¢ndez. Madrid.
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