El Gobierno se defiende

El Consejo de Ministros acord¨® ayer desclasificar dos informes del Centro Nacional de Inteligencia (CNI) para tratar de demostrar que el Gobierno no minti¨® en sus informaciones sobre los atentados del 11-M. Es una decisi¨®n ins¨®lita. Cuando estaba en la oposici¨®n, el PP prometi¨® desclasificar los papeles del antiguo Cesid relativos a la guerra sucia contra ETA, pero cuando lleg¨® al Gobierno, en 1996, se ech¨® atr¨¢s y s¨®lo accedi¨® a hacerlo cuando as¨ª se lo impuso un tribunal. Lo ahora desclasificado no revela ning¨²n secreto de Estado, pero supone desplazar la responsabilidad del Gobierno hacia su servicio secreto. El mensaje es: puede que nos equivoc¨¢ramos al pensar que era ETA, pero la culpa fue del CNI. Lo mismo que han hecho Bush y Blair con sus servicios secretos respecto a las inexistentes armas de destrucci¨®n masiva.

El portavoz Zaplana argument¨® que ser¨ªa muy preocupante que los ciudadanos pensaran que su Gobierno les ha enga?ado. Lo ser¨ªa, pero tambi¨¦n lo es sembrar dudas sobre la competencia profesional del CNI cuando m¨¢s necesarios son sus servicios. No tiene sentido polemizar sobre los datos concretos -de horario y dem¨¢s- que contienen esos papeles; lo que se le ha reprochado al Gobierno no es haber defendido en un primer momento la tesis que se?alaba a ETA, en consonancia con el CNI (y con casi todo el mundo), sino hacerlo con un ¨¦nfasis intimidatorio impropio de un ministro que no ten¨ªa pruebas, aunque, por serlo de Interior, transmit¨ªa la impresi¨®n de tenerlas, y haber seguido avalando esa hip¨®tesis como la m¨¢s probable cuando hab¨ªa motivos obvios para cuestionarla.

Puede ser que el Gobierno no mintiera deliberadamente, pero, vista su gesti¨®n de la informaci¨®n en conjunto, s¨ª cabe decir que siempre se equivoc¨® a su favor: que todo lo que hizo, incluyendo el tipo de mensajes de los medios p¨²blicos y los contactos con directores de peri¨®dicos, tend¨ªa a alejar como "miserable" o indocumentada la posibilidad de que hubiera sido el terrorismo isl¨¢mico. Es decir, una posibilidad que pod¨ªa afectar a las expectativas electorales del PP. La forma unilateral como el Gobierno plante¨® la respuesta, sin ni siquiera pensar en una reacci¨®n consensuada con los l¨ªderes de la oposici¨®n, aliment¨® la sospecha de que trataba de capitalizar de manera sectaria la indignaci¨®n contra los terroristas.

Los papeles del CNI no pueden sustituir a un reconocimiento por parte del Gobierno de su propia responsabilidad en la creaci¨®n de ese estado de ¨¢nimo. La desclasificaci¨®n autoexculpatoria proyecta la imagen, no nueva, de un Gobierno que hasta el final se niega a responder de sus actos y busca quien lo haga por ¨¦l.