El mal de ?frica
Cada nuevo libro de Lobo Antunes es un ensanchamiento de los l¨ªmites de la novela. Empe?ado en superar la m¨¢xima dificultad, y exigi¨¦ndose, por tanto, una exploraci¨®n que supere el virtuosismo alcanzado, se dir¨ªa que su prop¨®sito es desmaterializar la novela de convenci¨®n y complicidad con el lector hasta derribar sus asideros al obligarlo a enfrentarse a un texto cuya hegemon¨ªa no tolera otra actitud que la sumisi¨®n a un discurso narrativo complej¨ªsimo, cuya articulaci¨®n impone dotes de observaci¨®n y capacidad de asociaci¨®n condignas de su portentoso talento.
El lector que conozca Esplendor en Portugal (1999), Exhortaci¨®n a los cocodrilos (2000), No entres tan deprisa en esa noche oscura (2002) o ?Qu¨¦ har¨¦ cuando todo arde? (2003), por citar sus ¨²ltimas obras, sabr¨¢ que las novelas de Lobo Antunes no ofrecen una versi¨®n cerrada de los hechos. Nunca erige a un narrador omnisciente, que lo sabe todo, lo que supondr¨ªa aceptar un poder vicario para utilizar a voluntad las conductas de sus criaturas de ficci¨®n. Al contrario, su procedimiento es siempre una introspecci¨®n, surge desde dentro de la memoria absorta de sus personajes; de ah¨ª el uso insistente (o tal vez irremediable) de la t¨¦cnica del mon¨®logo, que en Lobo Antunes no es exactamente flujo de conciencia (se trata de periodos con un magistral sentido del ritmo musical, con temas que vienen y van y motivos subyacentes, bajo la obediencia de una intenci¨®n sinf¨®nica), sino el modo m¨¢s descarnado e impetuoso de mostrar la densidad y el caos de la vida que se dice a s¨ª misma, a trav¨¦s de una voz cautiva de su perplejidad, de su p¨¢nico y dolor, y expuesta a un interlocutor inexistente cuyo lugar ocupa el lector. "Caminad por mis novelas como por un sue?o porque en sus claridades y en sus sombras se ir¨¢n encontrando los significados de la novela".
BUENAS TARDES A LAS COSAS DE AQU? ABAJO
Ant¨®nio Lobo Antunes
Traducci¨®n de Mario Merlino
Mondadori. Barcelona, 2004
602 p¨¢ginas. 24,50 euros
Ahora, con Buenas tardes a las cosas de aqu¨ª abajo, el escritor vuelve a Angola, pa¨ªs que conoci¨® por su participaci¨®n en la guerra, y cuya experiencia ha marcado muchas de sus novelas, liber¨¢ndose de este modo "de fantasmas y obsesiones y, as¨ª, comunicarme con los dem¨¢s por medio del juego literario". El enigm¨¢tico t¨ªtulo lo recoge Lobo Antunes de la frase que pronunci¨® Val¨¦ry Larbaud, despu¨¦s de un largo mutismo causado por una hemiplej¨ªa. Esa sorpresa de nombrar lo innombrable impregna toda la novela, que se rompe y disgrega en cada p¨¢rrafo, como si las voces que la habitan fueran fantasmas de una memoria com¨²n destruida, incapaz de trazar su propio territorio. No hay aqu¨ª un asunto expl¨ªcito, a excepci¨®n de un mezquino tr¨¢fico de diamantes en la ?ngola poscolonial, con varios agentes, Seabra, Migu¨¦is, Gon?alves, que se pierden en la selva y se suplantan unos a otros, enviados desde Lisboa como emisarios del expolio, que mezclan sus vivencias familiares con la atroz experiencia a que les lleva su obediencia: "Nunca existimos, se?or ministro, exageraciones, equ¨ªvocos, devu¨¦lvame las camelias y las acacias y yo les entrego la fiebre, el cansancio". El paisaje cobra aqu¨ª una dimensi¨®n de pesadilla con la menci¨®n obsesiva de las ratas, los culantrillos, los campos de girasoles y algod¨®n, de modo que las habituales enumeraciones ca¨®ticas de Lobo Antunes, de una densidad sobrecogedora, que concentran una emoci¨®n, un delirio, aqu¨ª se fragmentan a¨²n m¨¢s, y el lector participa del extrav¨ªo de esos agentes y de sus mujeres, ingresando en un tiempo abolido, en un tiempo que es s¨®lo textura verbal -los personajes est¨¢n vivos y muertos y hablan en Lisboa y en Luanda-. La novela rechaza as¨ª el orden de la lectura, pero convoca la dimensi¨®n ¨¦pica de la memoria y el esfuerzo de dotarla de un significado m¨¢s all¨¢ de su estupor.
Las novelas de Lobo Antunes se conforman con n¨²cleos tem¨¢ticos, a trav¨¦s de la voz son¨¢mbula de los personajes, que enfrentan sus experiencias y recuerdos a una memoria inconexa. En Buenas tardes... estos n¨²cleos o inicios de identidad est¨¢n m¨¢s difuminados, y la suma de nuevos personajes, como espejos deformantes que ampl¨ªan la novela, producen el v¨¦rtigo de que es interminable o infinita. El propio autor, en ocasiones, refleja la contrariedad de su prop¨®sito: "Qu¨¦ dif¨ªcil esta novela, no obedece, no se doblega, he escrito mi padre en lugar de mi t¨ªo". Y en otra l¨ªnea: "?Qui¨¦n me cuenta esta historia, qui¨¦n narra esto por m¨ª?". Por momentos, en las p¨¢ginas dedicadas a Seabra, "reducido a unos metros de girasol y algod¨®n, a aguardiente de palma, a los grillos que los viejos le dejaban comer", propone una versi¨®n de El coraz¨®n de las tinieblas no narrada por Marlow, sino por el mismo Kurtz.
Cabr¨ªa pensar que, m¨¢s que leer una novela, nos adentramos en un magma narrativo, anterior o acaso al margen de las estructuras conocidas. En un art¨ªculo publicado en este mismo suplemento, Lobo Antunes se expresaba as¨ª sobre el mecanismo de la novela: "Si logro que esto funcione, en un instante os encontrar¨¦is tan lejos que no os ver¨¦is a vosotros mismos". Sin duda se trata de eso, de ver desde un lugar en el que estamos perdidos.
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