"Me duele mucho no haber podido abrazar a las familias"
Javier Quiroga, un directivo del Samur-Protecci¨®n Civil, lleva 25 a?os en el mundo de las urgencias sanitarias. En ese cuarto de siglo ha tenido tiempo de acostumbrarse a tratar con el dolor. O eso cre¨ªa ¨¦l, al menos hasta el 11-M. Este responsable de comunicaciones tuvo que romper su din¨¢mica de salvar vidas para encerrarse en el tanatorio improvisado en el recinto ferial de Ifema. All¨ª le toc¨® la ardua tarea de nombrar a cada fallecido y dar la triste noticia a los familiares que esperaban en un pabell¨®n habilitado para ellos. "Un compa?ero nos dijo que parec¨ªamos los ¨¢ngeles de la muerte y, desde luego, puede que llevara raz¨®n", reflexiona.
Javier Quiroga lleg¨® a Ifema la misma tarde de los atentados. Su tarea consisti¨® en pronunciar los nombres de las personas fallecidas a medida que eran identificadas por los m¨¦dicos forenses y los agentes de la Polic¨ªa Cient¨ªfica. Lo hac¨ªa, meg¨¢fono en mano, junto a dos compa?eros. "Antes de comenzar, explicamos varias veces c¨®mo ¨ªbamos a hacerlo. Yo dec¨ªa el nombre y despu¨¦s se acompa?aba a los familiares para que se hicieran cargo del cad¨¢ver. Si quer¨ªan, pod¨ªan verlo, aunque no se lo recomend¨¢bamos. Si no, iban directamente a la oficina de la funeraria para organizar el entierro", explica este directivo del servicio municipal de urgencia de Madrid.
"Soy un profesional y me he visto en muchas desgracias, pero ninguna como ¨¦sta. Tuve que estar muy concentrado para hacer todo correctamente y no confundirme de nombre. Adem¨¢s, ten¨ªa que mantener una postura muy concreta pero psicol¨®gicamente era muy fatigoso", detalla Quiroga, quien destaca "el gran civismo y responsabilidad" de todas las familias.
Esa situaci¨®n comenz¨® a pasar factura a lo largo de la noche. La tensi¨®n se acumulaba y no se pod¨ªa perder el aplomo. "Cualquier gesto distinto de nosotros podr¨ªa haber sido mal interpretado por las familias". ?l no se dio cuenta del deterioro psicol¨®gico que iba acrecent¨¢ndose en su interior, recuerda ahora. Fue en aquellos momentos cuando su compa?ero le dijo que parec¨ªan "¨¢ngeles de la muerte". Y cuando se acabaron las autopsias, lleg¨® el derrumbe psicol¨®gico. Quiroga se vino abajo y pas¨® momentos especialmente duros, con l¨¢grimas incluidas. "?Vaya recuerdo se han tenido que llevar esas familias de nosotros, en especial de m¨ª! En esos momentos era imposible expresar nuestros sentimientos a las familias, cuando lo estaban pasando fatal. Ahora me duele mucho no haber podido abrazarlas o consolarlas en unas circunstancias tan duras. Me hubiese encantado el poder decirles que nos ten¨ªan para todo lo que necesitaran", afirma con emoci¨®n este sanitario.
"Nuestro trabajo consiste siempre en salvar vidas y en ver c¨®mo ayudar a la gente. Lo que hicimos el otro d¨ªa es muy at¨ªpico y est¨¢ en contra de nuestra filosof¨ªa de trabajo. Todav¨ªa estoy muy afectado por todo el dolor que tuvimos que comunicar. ?Las veces que tuve que repetir: 'Lo siento, su familiar ha muerto'! Vistos los recursos que ten¨ªamos, el meg¨¢fono era la ¨²nica f¨®rmula adecuada que encontramos", plantea. "Desde luego, todo esto no se supera f¨¢cilmente", concluye el directivo del Samur.
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