El desconcierto creciente del PP
El PP ha hecho frente con bastante orden a la aut¨¦ntica cat¨¢strofe del 14M, un resultado electoral adverso totalmente imprevisto, que se llevaba por delante todos sus an¨¢lisis y proyectos. Los resortes autoritarios del PP, que en muchos casos les han planteado serios inconvenientes, han sido, posiblemente, muy ¨²tiles en estas circunstancias, porque han servido para cortar en seco las desbandadas y las declaraciones contradictorias, y para evitar la sensaci¨®n de fragilidad de toda la organizaci¨®n. El problema es que la experiencia pol¨ªtica demuestra que es muy dif¨ªcil mantener una reacci¨®n tan congelada durante mucho tiempo y que lo m¨¢s probable es que en los pr¨®ximos meses empiecen a asomar las aut¨¦nticas consecuencias de la hecatombe.
Al margen de homenajes y b¨²squeda de chivos expiatorios, los militantes del PP saben que la direcci¨®n ha tenido que cometer grandes errores para perder as¨ª
Al margen de los autohomenajes, de los ataques de furia encubierta, la b¨²squeda de chivos expiatorios o de la airada reivindicaci¨®n de la pol¨ªtica desarrollada en los ¨²ltimos a?os con que pretenden distraer en estos d¨ªas a sus militantes y votantes, todos los que ocupan cargos en el PP ya tienen absolutamente claro en qu¨¦ consiste el fracaso: la p¨¦rdida del poder, de la influencia y de los centenares de cargos que esa fuerza e influencia lleva aparejada.
El conjuro de "mirar hacia delante", como reclam¨® Rajoy ante la Junta Nacional del PP, suele ser encomiable desde el punto de vista de una organizaci¨®n traumatizada, pero no evita la realidad, una realidad que ir¨¢ calando entre su propia gente seg¨²n pasen las semanas: la direcci¨®n del PP ha tenido que cometer errores estruendosos no s¨®lo para perder unas elecciones que daba por ganadas, sino, sobre todo, para pasar de una mayor¨ªa absoluta a una minor¨ªa insuficiente, algo que es muy infrecuente en la vida pol¨ªtica europea.
Antes incluso de las elecciones, en el PP se detectaban ya l¨ªneas de an¨¢lisis diferentes. El llamado "grupo talib¨¢n" defend¨ªa posiciones muy intransigentes, inflexibles en el campo del debate auton¨®mico y reacias a cualquier aflojamiento en la vida pol¨ªtica. El lema era ocupar todo el espacio posible, sin dejar rendijas a la oposici¨®n y sin mostrar el menor signo de relajaci¨®n en la manera de hacer pol¨ªtica desarrollada por Jos¨¦ Mar¨ªa Aznar. Es el mismo grupo que ahora lucha por vincular la derrota electoral a los atentados, sin reconocer errores propios.
La "falsa absoluci¨®n"
Otro grupo, que siempre ha admitido ser minoritario dentro del PP, defend¨ªa posiciones menos virulentas. En el PP no era ning¨²n secreto que algunas personalidades del partido cre¨ªan inevitable una reforma del Estatuto de Catalu?a y que pensaban que era necesario abrir una etapa m¨¢s relajada. "Todos nos quedamos callados porque los resultados de las elecciones municipales parecieron absolvernos por la guerra de Irak y por nuestro comportamiento. Mantener tantas alcad¨ªas importantes hizo que se acallaran las pocas voces que expresaban su temor por las consecuencias de las Azores", reconoce un dirigente nacional del PP. Pero fue una "falsa absoluci¨®n", analiza ahora.
"Lo curioso del 14-M es que el resultado electoral ha sido igual de malo para unos que para otros, igual de malos en el Pa¨ªs Vasco que en Catalu?a, por poner ejemplos, y que ninguna de las dos tendencias, si es que se pueden llamar tendencias, puede reclamar la raz¨®n", prosigue ese veterano pol¨ªtico popular, que sigue siendo contrario a una pol¨ªtica de "enroque". "Por lo menos deber¨ªamos analizar antes con frialdad si esa pol¨ªtica nos ha convenido o si, para decirlo con las palabras que utiliz¨® Loyola de Palacio en la Junta Nacional, tenemos un problema porque 'no nos quieren'; 'no nos hemos hecho querer' en estos ¨²ltimos a?os". Las mayores dudas las plantea ahora la capacidad, y el tipo de liderazgo, que pueda ejercer Mariano Rajoy. Pr¨¢cticamente todo el mundo en el PP est¨¢ de acuerdo en la convocatoria de un congreso extraordinario que dise?e una direcci¨®n fuerte y moderna, pero no son pocos los dirigentes regionales y locales que confiesan su desconcierto. "Ignoramos qu¨¦ l¨ªnea de actuaci¨®n tiene decidida ahora Rajoy", admite un diputado popular que ha revalidado su esca?o en estas elecciones.
?Acaso los nombramientos de ?ngel Acebes como futuro secretario general y de Eduardo Zaplana como portavoz parlamentario no indican un apalancamiento en la l¨ªnea dura? No lo cree as¨ª este diputado: "No necesariamente. Puede haber sido un recurso de autoridad para controlar f¨¦rreamente el partido en el primer momento. Lo importante es saber qu¨¦ ocurre con Aznar y hasta qu¨¦ punto, en estas circunstancias imprevistas, va a decidir imponer su equipo al cien por cien. Habr¨¢ que esperar un tiempo". Nadie admite p¨²blicamente en el PP que Aznar pueda convertirse en un problema, pero algunos tampoco niegan en privado ese temor. El desconcierto empieza a ser grande.
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