El poder de Estados Unidos y la campa?a de 2004
La campa?a electoral estadounidense se est¨¢ caldeando, y con ella, el debate sobre el poder de Estados Unidos. Hace un a?o, tras la victoria de los bombardeos a¨¦reos en las cuatro semanas que dur¨® la guerra de Irak, fueron muchos los que pensaron que el asunto estaba zanjado. Pero las dificultades subsiguientes en Irak -y de forma m¨¢s general, en las relaciones exteriores de Estados Unidos- han colocado ese tema en el centro de la campa?a electoral. Cuesta recordarlo, pero hace algo m¨¢s de una d¨¦cada, la creencia general -tanto dentro como fuera de Estados Unidos- era que Estados Unidos estaba en decadencia. En 1992, el ganador de las primarias de New Hampshire alegaba que "la guerra fr¨ªa ha terminado y la ha ganado Jap¨®n". Cuando publiqu¨¦ Bound to Lead [Condenado a dirigir], en 1990, predije el continuo auge de la potencia estadounidense. Pero hoy considero que es igualmente importante poner en entredicho la nueva creencia general seg¨²n la cual EE UU es invencible, y el "nuevo unilateralismo" debe guiar la pol¨ªtica exterior estadounidense.
Tras el desmoronamiento de la Uni¨®n Sovi¨¦tica, algunos analistas describieron el mundo resultante como unipolar y vieron pocas trabas al poder de Estados Unidos. Esto es enga?oso. El poder en una era de informaci¨®n global se distribuye entre los pa¨ªses siguiendo un patr¨®n que se parece a un complicado juego de ajedrez en tres dimensiones. En el tablero superior, el poder militar es b¨¢sicamente unipolar. Estados Unidos es el ¨²nico pa¨ªs con un gran y sofisticado Ej¨¦rcito de Tierra, Mar y Aire capaz de desplegar hombres a escala mundial; de ah¨ª la r¨¢pida victoria del a?o pasado en Irak. Pero en el tablero central, el poder econ¨®mico es multipolar, con Estados Unidos, Europa, Jap¨®n y China representando las dos terceras partes de la producci¨®n mundial. En este tablero econ¨®mico, otros pa¨ªses contrarrestan con frecuencia el poder estadounidense. El tablero inferior es la esfera de las relaciones supranacionales que atraviesan fronteras sin el control gubernamental. En el extremo benigno del espectro, esta esfera incluye actores tan diversos como los banqueros que transfieren electr¨®nicamente enormes sumas; en el otro extremo est¨¢n los terroristas que transfieren armas, o los piratas inform¨¢ticos que perturban las operaciones de Internet. En este tablero inferior el poder est¨¢ muy repartido, y no tiene sentido hablar de unipolaridad, multipolaridad o hegemon¨ªa. Los que recomiendan una pol¨ªtica exterior estadounidense unilateral bas¨¢ndose en descripciones tan tradicionales del poder de Estados Unidos se est¨¢n ateniendo a un an¨¢lisis lamentablemente desacertado.
Muchos de los desaf¨ªos reales al poder estadounidense se presentan, no en el tablero militar superior, en el que se concentran los unilateralistas, sino en el tablero inferior supranacional. Lo ir¨®nico es que la tentaci¨®n de ir por su cuenta podr¨ªa acabar debilitando a EE UU en este terreno. ?Por qu¨¦ es cierto esto? La actual revoluci¨®n de la informaci¨®n, y el tipo de globalizaci¨®n que la acompa?a, est¨¢n transformando el mundo y haci¨¦ndolo m¨¢s peque?o. A comienzos del siglo XXI estas dos fuerzas incrementaron el poder estadounidense, especialmente la capacidad de influir en otros por medio de un poder atractivo, al que yo llamo "poder blando". Pero, con el tiempo, los avances tecnol¨®gicos se extender¨¢n a otros pa¨ªses y pueblos, con lo que se reducir¨¢ la superioridad relativa de Estados Unidos. Por ejemplo, hoy d¨ªa, en Estados Unidos, con un 5% de la poblaci¨®n mundial, est¨¢n m¨¢s de la mitad de los usuarios de Internet. Pero dentro de una d¨¦cada o dos, el chino puede ser el idioma con mayor n¨²mero de usuarios de Internet. No destronar¨¢ al ingl¨¦s como lingua franca, pero, en alg¨²n momento, el mercado asi¨¢tico ocupar¨¢ un lugar m¨¢s prominente que el mercado estadounidense. Y lo que a¨²n es m¨¢s importante, la revoluci¨®n de la informaci¨®n est¨¢ creando comunidades y redes virtuales que atraviesan las fronteras, y las corporaciones supranacionales y los actores no gubernamentales -terroristas incluidos- pueden desempe?ar papeles mucho m¨¢s importantes. Muchas organizaciones tendr¨¢n su propio poder blando, al atraer a ciudadanos hacia coaliciones que van m¨¢s all¨¢ de las fronteras nacionales.
Los atentados terroristas de Nueva York, Washington, y ahora Madrid, son s¨ªntomas terribles de los cambios profundos que ya se est¨¢n produciendo. La tecnolog¨ªa ha estado disipando el poder de los gobiernos y capacitando a grupos e individuos para desempe?ar papeles en la pol¨ªtica mundial -incluido el de sembrar la destrucci¨®n masiva- que en otro tiempo estaban reservados a los gobiernos. La privatizaci¨®n ha sido el leitmotiv de la pol¨ªtica econ¨®mica de los ¨²ltimos a?os, pero, en pol¨ªtica, la privatizaci¨®n de la guerra es el terrorismo. Por otra parte, al reducirse las distancias gracias a la globalizaci¨®n, los acontecimientos en lugares remotos -como Afganist¨¢n- tienen un mayor impacto en nuestras vidas cotidianas. El mundo ha avanzado desde la guerra fr¨ªa hasta la edad de la informaci¨®n global, pero los paradigmas dominantes en pol¨ªtica exterior no han seguido su ritmo. Hoy d¨ªa, las cada vez m¨¢s numerosas redes globales de interdependencia est¨¢n poniendo asuntos nuevos en las agendas nacionales e internacionales; los estadounidenses sencillamente no pueden solucionar por s¨ª solos buena parte de estas cuestiones.
La estabilidad financiera internacional es esencial para la prosperidad, pero Estados Unidos necesita la colaboraci¨®n de otros para poder garantizarla. En un mundo en el que las fronteras se est¨¢n haciendo m¨¢s porosas que nunca para todo tipo de cosas, desde drogas hasta enfermedades contagiosas o terrorismo, los estadounidenses se ver¨¢n obligados a trabajar con otros pa¨ªses m¨¢s all¨¢ de sus fronteras. Debido a su posici¨®n de vanguardia en la revoluci¨®n de la informaci¨®n y a su enorme inversi¨®n en recursos tradicionales de poder, EE UU seguir¨¢ siendo el pa¨ªs m¨¢s poderoso del mundo hasta bien entrado el siglo. Aunque se puedan crear coaliciones para controlar el poder estadounidense, es poco probable que se conviertan en alianzas fuertes, a no ser que EE UU utilice su duro poder de coacci¨®n de una forma agobiante y unilateral que socave su poder atractivo o blando.
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