Una pol¨ªtica exterior sin complejos
Sin complejos. Por primera vez en a?os, la iniciativa en pol¨ªtica europea y en pol¨ªtica exterior es nuestra, espa?ola. Del Gobierno y de la sociedad espa?oles. Del Gobierno que ha ganado las elecciones y que mucho antes de ellas defend¨ªa un nuevo rumbo para la Uni¨®n Europea y que se opuso, cuando todav¨ªa era oposici¨®n, a la planeada invasi¨®n de Irak sin la aprobaci¨®n de la ONU.
Iniciativa tambi¨¦n de la sociedad espa?ola, que es preponderante, europe¨ªsta y que durante los primeros meses de 2003 fue l¨ªder y articul¨® lo que entonces denomin¨¦ OPEC (opini¨®n p¨²blica europea com¨²n) y que se fue extendiendo por Europa como opci¨®n pol¨ªtica y moral de primer orden. Rodr¨ªguez Zapatero asumi¨® en primera persona esa opci¨®n y no vacil¨® en participar en las manifestaciones, lo que le acarre¨® la calificaci¨®n de "pancartero", que el sector cavern¨ªcola de la derecha espa?ola despectivamente le aplic¨® y sobre lo que centenares de miles de votos j¨®venes construyeron un trampol¨ªn de dignidad que ha acabado llevando a un nuevo dirigente a La Moncloa.
Conviene delimitar las opciones y posibilidades que se abren al nuevo Gobierno de Espa?a en relaci¨®n a Europa y a la pol¨ªtica exterior inmediata. Por ¨¦sta entiendo lo que algunos han llamado patata caliente que ha de manejar el Gobierno socialista. Pero el problema no consiste en retirar o no las tropas espa?olas en Irak. Cualquiera que haya escuchado las declaraciones del nuevo presidente del Gobierno in p¨¦ctore en los distintos medios de comunicaci¨®n no se llamar¨¢ a enga?o: Rodr¨ªguez Zapatero transmite confianza y credibilidad hacia la palabra dada cuando asegura que los soldados volver¨¢n a casa si la ONU no se hace cargo, verdaderamente, del control pol¨ªtico, no solamente testimonial, de la situaci¨®n en Irak.
La cuesti¨®n estriba en que el inminente Gobierno socialista en general y su presidente en particular desean cumplir la palabra dada a los millones de electores -incluidos los j¨®venes que gritaban y continuar¨¢n gritando "ZP, no nos falles"- y simult¨¢neamente convencer a la Administraci¨®n de Bush no s¨®lo de que tenemos todo el derecho para hacerlo, sino que adem¨¢s no deben interpretarlo como una acci¨®n hostil.
Sin complejos. Ni para la retirada de las tropas ni para protagonizar un papel destacado en Europa. Retirada de Irak, salvo que por fin la ONU asuma la autoridad que desde el inicio debi¨® haber tenido y que habr¨ªa evitado la guerra y la extensi¨®n del terrorismo de Al Qaeda a Irak, a Espa?a y a otros lugares. Un papel en la Europa ampliada -ni vieja ni nueva (algo que s¨®lo existi¨® en la militarizada cabeza de Donald Rumsfeld)- que Jos¨¦ Mar¨ªa Aznar se encarg¨® de arruinar.
"M¨¢s Europa" era el lema por ¨¦l adoptado durante la ¨²ltima presidencia espa?ola de la Uni¨®n. Sin embargo, se trataba de una supercher¨ªa, porque para Aznar y su Gobierno, "M¨¢s Europa" equival¨ªa a m¨¢s intergubernamentalidad, menos supranacionalidad, m¨¢s Estado y, sobre todo..., m¨¢s Estados Unidos.
No basta ser europeo. Hay que ser europe¨ªsta y Aznar no lo era. Crey¨® poder ser l¨ªder atlantista e influir sobre Bush. Con esa finalidad hizo m¨¢s viajes a EE UU que el propio Ariel Sharon, genuino aliado estrat¨¦gico. Ignoro si nuestro presidente en funciones se percatar¨¢ alg¨²n d¨ªa de que -por razones culturales e hist¨®ricas- en esa pretendida relaci¨®n ¨ªntima Tony Blair era el original, y ¨¦l, una copia. El parip¨¦ "atl¨¢ntico" nos ha hecho perder un tiempo precioso con nuestros verdaderos socios de ese lado del oc¨¦ano, los pueblos latinoamericanos, que no adoran precisamente a la Administraci¨®n de Bush. ?sa es otra historia, si bien no es superfluo recordar que Rodr¨ªguez Zapatero prometi¨® en campa?a electoral integrar a Espa?a en la Alianza para la Lucha contra el Hambre, el digno empe?o lanzado hace unos meses por los presidentes de Chile, Brasil y Francia para ayudar a evitar las causas que terminan por provocar el terrorismo. Empe?o e intenci¨®n de Rodr¨ªguez Zapatero tomados a pitorreo por el aludido sector cavern¨ªcola, pero seriamente asumido por muchos votantes, j¨®venes incluidos.
De todas maneras, y como dec¨ªa al principio, hablo sobre todo de pol¨ªtica exterior inmediata, que, adem¨¢s, desde el alevoso asesinato extrajudicial del jeque Yasin a cargo de Israel, cobra especial urgencia y da m¨¢s relevancia al asunto iraqu¨ª. Fue siempre obvio que la invasi¨®n de Irak era ilegal, inmoral y basada en mentiras. Y, adem¨¢s, que llevarla a cabo sin solucionar previamente el conflicto israelo-palestino convertir¨ªa el tema en algo todav¨ªa mucho m¨¢s peligroso ante la previsible reacci¨®n de la opini¨®n p¨²blica ¨¢rabe-isl¨¢mica. Asesinar a Yassin -aparte de demostrar que el primer ministro israel¨ª desprecia el plan del Cuarteto y que no desea la paz, sino apuntarse al "cuanto peor, mejor"- supondr¨¢ la exacerbaci¨®n del odio y la inevitable complicaci¨®n de la ya bastante ca¨®tica situaci¨®n iraqu¨ª.
A partir de ello, la retirada de las tropas espa?olas adquiere un mayor sentido. No solamente los Estados Unidos enga?aron inicialmente, sino que se est¨¢n moviendo en direcci¨®n opuesta a la requerida al no condenar el asesinato extrajudicial de Yassin (cosa que s¨ª ha hecho la Uni¨®n Europea), dando alas a Sharon y, por lo tanto, favoreciendo un estallido de venganza no ya islamista, fundamentalista isl¨¢mica, sino simplemente isl¨¢mica y ¨¢rabe. En estas condiciones, ?qui¨¦n en el mundo musulm¨¢n puede pedir con ¨¦xito moderaci¨®n en la respuesta? Por si fuera poco, los desatinados esfuerzos que Washington realiza para combatir a Al Qaeda (que debieron realizarse en otros lugares, pero no en Irak, donde no se hallaba presente antes de la invasi¨®n) resultar¨¢n da?ados porque los l¨ªderes ¨¢rabes moderados tendr¨¢n que cerrar filas en la condena del asesinato del jeque y distanciarse de EE UU.
Sin complejos, las tropas deben ser retiradas de Irak. ?Qu¨¦ puede ello suponer? De entrada, la reafirmaci¨®n de la soberan¨ªa de Espa?a, un pa¨ªs democr¨¢tico, al igual que Estados Unidos, que acaba de cambiar de Gobierno, Gobierno que desea ser coherente con los postulados defendidos antes de alcanzar el poder, algo que se supone Washington debe entender f¨¢cilmente. Dos, la convicci¨®n de que, en todo caso, si se desea aportar tropas para luchar contra el terrorismo, ¨¦stas deben situarse donde aqu¨¦l existe, por ejemplo en Afganist¨¢n. Tres, una vez dada satisfacci¨®n al expreso deseo del pueblo espa?ol de rechazar la guerra de Irak en los t¨¦rminos por todos conocidos, nada impide que, ante nuevas circunstancias y condiciones, el Gobierno pueda plantear al Parlamento, con discusi¨®n p¨²blica, luz y taqu¨ªgrafos, el env¨ªo de un contingente militar que coopere a la reconstrucci¨®n del pa¨ªs con un Gobierno iraqu¨ª democr¨¢ticamente elegido y con una Constituci¨®n en ejercicio. Si es que la pol¨ªtica de la Administraci¨®n de Bush -algo que por el bien de todos nadie desea- no termina por hundir definitivamente las posibilidades de paz y prosperidad en Oriente Pr¨®ximo y Medio. En definitiva, con los Estados Unidos, respeto, pero no sumisi¨®n. Cooperaci¨®n, pero no dependencia. Y ya digo, sin complejos.
Emilio Men¨¦ndez del Valle es embajador de Espa?a y eurodiputado socialista.
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