Un atracador se atrinchera m¨¢s de doce horas con rehenes en un banco de Alicante
El secuestrador huy¨® en una motocicleta y fue detenido al cerrarle el paso un coche de polic¨ªa
Un atracador se atrincher¨® ayer con rehenes durante m¨¢s de doce horas en una sucursal del Banco Popular en Alicante, desde las 9.30 hasta pasadas las diez de la noche. El delincuente, que se hab¨ªa escapado de un centro penitenciario, tom¨® inicialmente ocho rehenes a punta de pistola -tres trabajadores y cinco clientes-, que fue liberando escalonadamente. Luego acab¨® exigiendo a las fuerzas de seguridad una moto para huir y a las diez, cuando quedaban dos rehenes en su poder, mont¨® en ella y se alej¨® a toda velocidad. Poco despu¨¦s fue interceptado por un veh¨ªculo policial y result¨® herido grave en el choque.
A las 21.30 el atracador se ausent¨® un instante de la oficina apuntando a un reh¨¦n para comprobar si funcionaba la motocicleta. A las diez de la noche liber¨® a sus dos ¨²ltimos rehenes, dijo a la polic¨ªa "dej¨¢dme vivir un poco" y escap¨®. Minutos despu¨¦s tuvo un accidente al bloquearle el paso un coche policial camuflado y result¨® herido con pron¨®stico grave, seg¨²n indicaron a Efe fuentes sanitarias. El portavoz de la Jefatura Superior de Polic¨ªa, Manuel Castilla, dijo que el coche de la polic¨ªa ten¨ªa un golpe en la parte delantera, mientras que el tren delantero de la moto (nueva y valorada en 12.000 euros) result¨® destrozada por el impacto.
El atraco se inici¨® al filo de las nueve y media de la ma?ana, cuando un hombre, de unos 25 a?os, al parecer toxic¨®mano y con antecedentes por robo, asalt¨®, en compa?¨ªa de otro individuo, la sucursal del Banco Popular, ubicado en la confluencia entre Gran V¨ªa y la calle de Ori¨®n, en el segundo ensanche de la ciudad de Alicante.
Las c¨¢maras instaladas en la sucursal alertaron a la polic¨ªa, que inmediatamente se person¨® en el lugar. En el momento del asalto, tres trabajadores y cinco clientes se encontraban en la oficina. Un segundo implicado, que permaneci¨® en el exterior de la oficina para vigilar, abandon¨® el lugar al advertir la presencia policial y anoche no hab¨ªa sido localizado. Mientras tanto, el asaltante se atrincher¨® con sus ocho rehenes y amenaz¨® con hacer estallar un explosivo, posiblemente una granada de mano. Este extremo no fue confirmado por fuentes oficiales en primera instancia, aunque un portavoz policial s¨ª lo asegur¨® tras el desenlace del suceso.
Juan Jos¨¦ Jim¨¦nez, pariente de dos de los rehenes liberados, indic¨® que, seg¨²n sus familiares, el individuo portaba una pistola y una granada; si bien, desconoc¨ªan si el arma era real.
La amenaza de explosi¨®n oblig¨® a las fuerzas de seguridad del Estado a acordonar la zona y activar un amplio dispositivo de seguridad. El desalojo afect¨® al edificio de siete plantas y a una piscina municipal. Por la tarde la polic¨ªa ampli¨® el cord¨®n de seguridad y desaloj¨® otro edificio anexo a la entidad bancaria. Una dotaci¨®n de los Grupos Especiales de Operaciones (GEO) de la polic¨ªa se desplaz¨® hasta el lugar para colaborar con los agentes del Cuerpo Nacional de Polic¨ªa y los agentes municipales. Un helic¨®ptero sobrevol¨® la zona durante todo el d¨ªa, mientras un francotirador controlaba y apuntaba a la puerta del banco.
Psic¨®logo negociador
Los rehenes fueron liberados ilesos escalonadamente, en cuatro entregas. La primera liberaci¨®n se registr¨® dos horas despu¨¦s del secuestro y tras intensas negociaciones con un psic¨®logo de la polic¨ªa. El asaltante solt¨® primero a una mujer de unos 70 a?os de edad. Fuentes sanitarias apuntaron que la v¨ªctima se encontraba nerviosa, aunque no precis¨® asistencia m¨¦dica. La mujer fue puesta en libertad a cambio de comida. El negociador policial, en ropa interior por indicaci¨®n del atracador -para que no pudiera ocultar armas entre la ropa-, facilit¨® una bolsa de pl¨¢stico que conten¨ªa dos bocadillos, dos botellas de litro y medio de agua, y cuatro botellines de cerveza sin alcohol, y un trozo de papel de aluminio. Adem¨¢s, exigi¨® dos paquetes de cigarrillos Marlboro, seg¨²n apunt¨® la dependienta de la cafeter¨ªa Ca?averas, Sara L¨®pez, quien atendi¨® al citado agente. "Son los bocadillos m¨¢s r¨¢pidos que he hecho en mi vida", declar¨®. Otras fuentes apuntaron, tambi¨¦n, que el secuestrador exigi¨® a la polic¨ªa un gramo de hero¨ªna. Este dato tampoco fue corroborado por fuentes oficiales.
La tensi¨®n y el p¨¢nico aumentaron entre los familiares de los retenidos cuando, sobre la una y cuarto de la tarde, el secuestrador dispar¨® tres tiros al aire, sin que se registraran heridos. Entretanto, trabajadores de negocios colindantes comentaron que los polic¨ªas buscaban entre los curiosos y observadores al segundo implicado. Treinta minutos despu¨¦s, otras tres mujeres fueron puestas en libertad, entre ellas la ex concejal socialista en el Ayuntamiento de Alicante Mar¨ªa Jos¨¦ Adsuar y apoderada de la sucursal bancaria.
Veinticinco minutos m¨¢s tarde, el secuestrador liber¨® al pen¨²ltimo de los clientes: un joven de 21 a?os. A media tarde ya s¨®lo quedabn tres personas en el interior de la oficina: el atracador, el director de la sucursal y un cliente. Sobre las siete de la tarde, un agente de la polic¨ªa traslad¨® una motocicleta de gran cilindrada a la puerta de la oficina, al parecer por exigencia del asaltante. El padre del atracador se desplaz¨® en avi¨®n desde Madrid a Alicante para intentar convencer a su hijo de que se entregara. Mantuvo sin ¨¦xito continuas conversaciones con su hijo. Finalmente, seg¨²n la polic¨ªa, mereci¨® la pena aguantar sin intervenir.
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