?A qui¨¦n perjudica un colegio de periodistas?
Se¨¢mos pr¨¢cticos. ?En qu¨¦ nos puede perjudicar a los periodistas que los poderes p¨²blicos impulsen un colegio tal como se ha planteado, con el apoyo de las tres asociaciones que en su d¨ªa, en pleno uso de ley, formalmente lo solicitaron?
Un colegio -per s¨¦- no garantiza, a priori, ninguna mejora laboral o salarial, aunque bien podr¨ªa contribuir, tras la dignificaci¨®n de la actividad, a su fortalecimiento y prestigio. ?O acaso -a sensu contrario- son los colegios de m¨¦dicos, abogados o farmac¨¦uticos, responsables de la precariedad econ¨®mica o salarial de sus miembros? Parece que no. En cualquier caso, para eso est¨¢n los sindicatos y ah¨ª seguir¨¢n con su firmeza inquebrantable.
Tampoco se acabar¨¢, al menos a priori, con el intrusismo profesional. ?L¨¢stima! Porque la actividad informativa profesionalizada con sus contagios y pand¨¦mias (toda la informaci¨®n traficada por las grandes empresas como puro producto econ¨®mico, en funci¨®n de la audiencia capturada en una fulgurante sucesion de momentos, en la que "de tanto comunicar se hace imposible comprender") est¨¢ reclamando a gritos que los profesionales hagan cuanto antes un "juram¨¦nto hipocr¨¢tico" al servicio del ciudadano.
El estatus de "corporaci¨®n de derecho p¨²blico" que diferencia a los colegios profesionales de las asociaciones ahora existentes, quiz¨¢s no sea el camino ideal para obtener financiaci¨®n externa, pero s¨ª lo es para centrar, en la cruz de la mirilla de nuestros objetivos, el "derecho del p¨²blico" y no el de los "amos de la informaci¨®n", que no son otros que los "grandes amos de los grandes medios de comunicaci¨®n".
En cuestiones laborales, es lo mismo un periodista, que un m¨¦dico o un abogado, un dibujante o un fot¨®grafo de prensa, porque unas veces nuestros servicios profesionales tienen como intermediaria una empresa y otras no, con polivalencia, con temporalidad o en una relaci¨®n laboral formalizada por cuenta de otro. Quienes trabajen por "amo ajeno" naturalmente tendr¨¢n que acudir a la v¨ªa sindical para la negociaci¨®n de convenios, pero quienes trabajen sin m¨¢s cielo que internet, tienen todo el derecho a considerarse "amos de s¨ª mismos" y a verse respaldados en el dise?o de la Sociedad de la Informaci¨®n que est¨¢ por venir, con la adscripci¨®n a un colegio profesional de periodistas en los t¨¦rminos que el art¨ªculo 36 de la Constituci¨®n y la Ley Auton¨®mica de Colegios Profesionales de la Comunidad Valenciana establecen.
?A qui¨¦n perjudica un colegio de periodistas? ?A los padres que han de enviar a sus hijos a la Universidad o al venerable gremio de sogueros que se ocupaba anta?o de la fabricaci¨®n de las escobas? Cierto que don Alfonso Esc¨¢mez lleg¨® a presidente del Banco Central muchos a?os despu¨¦s de ser botones y de barrer intensamente los suelos de la oficina cuando se lo mandaban. Pero el camino para una alta responsabilidad no es precisamente una buena escoba, ni a ser periodista se aprende "barriendo la redacci¨®n". Y toda la gente que se autoproclama periodista tras compartir a?os y altavoz en la mesa redonda de Cr¨®nicas Marcianas o en el div¨¢n de T¨®mbola y similares, aun en el caso de lograrlo, es al precio de haber convertido a la audiencia en el conejillo de indias de su aprendizaje, siendo mucho m¨¢s razonable aprender en laboratorio de facultad y que los experimentos se hagan primero con gaseosa.
?A qui¨¦n perjudica un colegio de periodistas? Desde luego no a un titulado, ni a un estudiante de periodismo, ni a ese chico y a esa chica tan despiertos, todav¨ªa alejados de la Universidad a causa de sus pocos a?os, que ya lanzan preguntas pertinentes y certeras frente a la catarata de informaciones superpuestas con que nos aplastan los medios... precisamente porque, antes de comunicar, quisieran comprender.
Estoy absolutamente persuadido de que, entre los miembros de la Uni¨° de Periodistes, que somos varios cientos, los argumentos de la alegaci¨®n positiva, van a imponerse a los argumentos de la alegaci¨®n contraria que la Junta Directiva a?adi¨® a su fulminante sentencia condenatoria, anterior al d¨ªa de la Asamblea General en la que ni siquiera los cuarenta all¨ª reunidos pudimos entrar en el punto 10? del orden del d¨ªa, que dec¨ªa escuetamente: "Colegio de Periodistas". Dije all¨ª algunas cosas y omit¨ª otras, buscando convencer y no ofender, pero mientras la escena me recordaba el cuadro final de Alicia en el pa¨ªs de las maravillas, con la reina de corazones apremiando "venga, venga, v¨¢mos con la sentencia, ya habr¨¢ tiempo despu¨¦s para analizar las pruebas" pensaba con cierta melancol¨ªa que no hay nada peor que estar en la buena ideolog¨ªa con el mal comportamiento.
Jos¨¦ Manuel Giron¨¦s es periodista.
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