Anti-preg¨®n

Este a?o le ha correspondido pronunciar el Preg¨®n Taurino a Fernando Savater. Entraron las autoridades en fila y se sentaron frente al p¨²blico en el escenario, con la incomodidad de procurar mantener todo el tiempo una postura adecuada. Tras el primer pasodoble se adelant¨® Alberto Gonz¨¢lez Troyano, que present¨® al pregonero muy brillantemente y le invit¨® a responder las cuestiones planteadas por quienes se oponen a las corridas de toros.

Savater, tras sentirse halagado por la excelencia de quienes le precedieron, explic¨® que ¨¦l podr¨ªa hablar con sus amigos sobre las fiestas de Sevilla pero no sabe hacer el "g¨¦nero celebratorio" frente al gran p¨²blico, ni tampoco decir t¨®picos bonitos como que Sevilla es una maravilla. El rebelde Savater se descubri¨® con el anti-preg¨®n. Adem¨¢s de omitir halagos y primores, a?adi¨® que para ¨¦l las corridas de toros son una ocasi¨®n social, mientras que las carreras de caballos -ya conocemos su afici¨®n- es una ocasi¨®n personal. O sea, que de caballos lo sabe todo, pero, tal como dijo, no es un entendido en toros. Menos mal que sabemos que tambi¨¦n les tiene una gran afici¨®n, porque si no hubi¨¦ramos pensado que se hab¨ªan equivocado de pregonero.

En cuanto a las respuestas que le pidi¨® su presentador, primero explic¨® que, seg¨²n su etimolog¨ªa, la palabra cruel viene de sangre y de crudo, y que la corrida de toros, aunque tiene sangre, es cruda porque presenta la muerte: el riesgo permanente y el destino final. El toro es el destino que se cumple, la gracia de la vida frente a la muerte que se niega a perder. Todo ocurre con la estilizaci¨®n normativa que la modernidad pide al espect¨¢culo, y con un fondo de resignaci¨®n triunfal como la vida misma.

A quienes dicen que si las corridas de toros hubieran empezado hoy se prohibir¨ªan, Savater contesta que, en esas condiciones, tambi¨¦n se prohibir¨ªa el vino, la galanter¨ªa, el queso camembert y el catolicismo. Despu¨¦s record¨® el sufrimiento de los millones de animales que se cr¨ªan para llevar al matadero y que mueren sin que se les mire a los ojos, se les admire y se les toque m¨²sica; de todo ello sac¨® la conclusi¨®n de que es peor ser carn¨ªvoro que ir a los toros. En cuanto a la prohibici¨®n de las corridas de toros en Barcelona, dijo que igual se podr¨ªa decretar "Sevilla libre de la butifarra".