El antisemitismo 'light' de Mel Gibson
La Pasi¨®n dirigida por Mel Gibson nos ha llegado a las pantallas adjetivada de "pol¨¦mica". Y una de las supuestas pol¨¦micas en torno a la pel¨ªcula es sobre su antisemitismo. Algunas comunidades jud¨ªas americanas la han considerado antisemita porque alimenta la idea de un juda¨ªsmo deicida y los estereotipos sobre el papel de las autoridades religiosas jud¨ªas en la muerte de Jes¨²s. Personalmente, no creo que La Pasi¨®n de Mel Gibson sea m¨¢s antisemita que La Passi¨® de Olesa. Y en cualquier caso, mucho menos que aquel poema de El trobador catal¨¤, de Antoni Bori i Fontest¨¤, que, refiri¨¦ndose a la pr¨¢ctica del Viernes Santo en Catalu?a, empieza diciendo: "Anem a matar jueus, aquesta ra?a tra?dora...". Con diversa intensidad, los tres ejemplos -Gibson, Olesa y Bori i Fontest¨¤- se mantienen en lo que podr¨ªamos llamar la visi¨®n cat¨®lica cl¨¢sica de la pasi¨®n, con sombras de culpabilidad para los jud¨ªos, con un papel ambiguo para los romanos y para Pilatos en particular, y con una narraci¨®n ya muy codificada, de la que la pel¨ªcula no se aparta.
Los totalitarismos construyen una imagen del jud¨ªo asociada a los valores que desprecian
Por tanto, si La Pasi¨®n es pol¨¦mica por antisemita, me parece una pol¨¦mica menor. Si hay otras posibles pol¨¦micas cristianas en torno al filme, lo ignoro y no me interesa mucho. Es indudablemente pol¨¦mica la crueldad expl¨ªcita y buscada de la pel¨ªcula. Si se considera un recurso comercial a la morbosidad, es condenable. Pero puede tratarse de otras cosas. Los muchos a?os de creaci¨®n art¨ªstica acumulada pueden crear, ante ciertos hechos como la pasi¨®n de Jes¨²s o el holocausto jud¨ªo, una cierta poetizaci¨®n del dolor, una edulcoraci¨®n del mal que nos lo hace al principio soportable y m¨¢s adelante incluso portador de una cierta belleza. La Pasi¨®n, pero tambi¨¦n otras pel¨ªculas -por ejemplo, La lista de Schindler y El pianista- nos recuerdan la crueldad f¨ªsica de los hechos a los que se refieren. ?Contribuye esto a eliminar su edulcoraci¨®n po¨¦tica o simplemente construye una forma nueva de poetizaci¨®n de la crueldad? A m¨ª, esta pol¨¦mica me interesar¨ªa mucho m¨¢s y no tengo opini¨®n firme al respecto.
En cualquier caso, y volviendo al antisemitismo, es cierto que La Pasi¨®n de Mel Gibson comparte rasgos de antisemitismo con todas las versiones cat¨®licas tradicionales de la pasi¨®n. Pero ¨¦ste ser¨ªa un antisemitismo antiguo, de car¨¢cter religioso, inofensivo en la actualidad. Es un antisemitismo del siglo XIII, cuando el tema central era la culpabilidad de los jud¨ªos y su ceguera al no reconocer al Mes¨ªas. Proyectada en el siglo XIII, al servicio de los predicadores y los polemistas cristianos de la ¨¦poca, La Pasi¨®n hubiera sido un eficac¨ªsimo panfleto antisemita. Cada proyecci¨®n hubiera acabado en un pogromo. Pero en el siglo XXI el antisemitismo es otra cosa, tan peligrosa o m¨¢s que la del siglo XIII, pero en cualquier caso distinta. Para entendernos, el estreno de La Pasi¨®n no ha sido la cosa m¨¢s antisemita que ha ocurrido en Barcelona en el ¨²ltimo a?o, ni de lejos.
Ciertamente, en las ra¨ªces del antisemitismo moderno est¨¢ la cuesti¨®n religiosa. El antisemitismo medieval es religioso, y por motivos religiosos pone los fundamentos de exclusi¨®n social del antisemitismo posterior: separaci¨®n f¨ªsica de los jud¨ªos, exclusi¨®n de profesiones o tipos de propiedad, especializaci¨®n econ¨®mica, etc¨¦tera. Pero el antisemitismo barroco ya no es religioso: persigue con el mismo fervor -o m¨¢s- al converso ue al jud¨ªo. El antisemitismo barroco es ya ideol¨®gico: enfrenta una concepci¨®n del mundo digamos calderoniana, organizada por la sangre y el linaje, contra otra fundamentada en el progreso econ¨®mico.
En los siglos XX y XXI, el antisemitismo ya es plenamente un racismo ideol¨®gico. Los totalitarismos de todo signo construyen una imagen del jud¨ªo asociada a los valores que desprecian y combaten: el mercantilismo, la modernidad, el racionalismo cient¨ªfico, la supremac¨ªa de lo econ¨®mico por encima de lo m¨ªstico y lo religioso... El integrismo cat¨®lico, los fascismos y el nazismo, el stalinismo o el integrismo isl¨¢mico han compartido y a menudo intercambiado sus estereotipos del jud¨ªo, que ha encarnado los valores de un mundo nuevo al que tem¨ªan o al que despreciaban. El jud¨ªo ha sido presentado como el portador de los grandes virus antitotalitarios, ha sido identificado con el liberalismo y con el comunismo, con la ciencia y con la ciudad, con todo lo que define al mundo moderno occidental al que los totalitarismos combaten. En la Alemania nazi, en la Argentina de las dictaduras militares, en el falangismo, en la Rusia de Stalin, en muchos pa¨ªses ¨¢rabes en la actualidad, en grup¨²sculos antidemocr¨¢ticos de extrema derecha o de extrema izquierda, en los catolicismos fan¨¢ticos, se ha perseguido, se ha caricaturizado o se ha anatematizado al jud¨ªo por cosas que est¨¢n muy lejos de la pel¨ªcula de Mel Gibson.
Este es el antisemitismo actual. Este es el que nos resulta cercano y peligroso. Un antisemitismo actual que, se presente como de derechas o de izquierdas, como cat¨®lico o como isl¨¢mico, tiene m¨¢s que ver con los Protocolos de los sabios de Si¨®n y su teor¨ªa de la conspiraci¨®n universal que con los relatos sobre la pasi¨®n de Jes¨²s. La pel¨ªcula de Mel Gibson es enormemente discutible. Pero por otras cosas.
Vicen? Villatoro es escritor.
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