Una mujer de novela
HACE UNOS a?os Laura Restrepo estaba terminando un gui¨®n de televisi¨®n sobre las sangrientas venganzas familiares de dos famosas familias de narcotraficantes colombianas. Le hicieron llegar una advertencia: si el programa sal¨ªa al aire, volar¨ªan la programadora. ?sta abandon¨® el proyecto. La escritora, que no quer¨ªa perder todo su trabajo de investigaci¨®n de muchos meses, le pregunt¨® al abogado de los narcos si pod¨ªa usar el material recopilado para escribir una novela. El abogado consult¨® con sus clientes, y volvi¨® con la respuesta:
-Que escriba lo que le d¨¦ la gana. La televisi¨®n la ve la gente, pero los libros no importan.
Tan dura cr¨ªtica literaria hubiera desanimado a cualquiera. Pero Laura Restrepo es terca. Escribi¨® la historia de venganzas, que se llam¨® Leopardo al sol y fue su segunda novela. Y luego escribi¨® otra, y otra, y otra m¨¢s. La quinta, titulada Delirio, acaba de recibir el VII Premio Alfaguara de un jurado presidido por Jos¨¦ Saramago. El premio Nobel portugu¨¦s, m¨¢s ben¨¦volo en sus juicios literarios que los severos narcos colombianos, dice de la novela premiada:
-Se trata realmente de una gran novela, novela como no se encuentran muchas. Es para quitarse el sombrero.
La primera en quit¨¢rselo fue la propia novelista, para encasquetarse de inmediato el otro sombrero de su doble vida: el de militante pol¨ªtica de izquierda. Trabaja ahora como directora del Instituto de Cultura de la alcald¨ªa de Bogot¨¢, cargo que ocupa, por primera vez en medio milenio de historia, un hombre de izquierda. Manejar las iniciativas culturales de un ayuntamiento de izquierdas en la gigantesca capital calcutesca de un pa¨ªs gobernado por la extrema derecha y sumido en una confusa y sangrienta guerra pol¨ªtica y social no es cosa f¨¢cil. Dice Laura Restrepo:
-Es como volver a la militancia. Ir a los barrios, trabajar con la gente.
?Volver? Pero, por favor: si Laura Restrepo no ha abandonado la militancia pol¨ªtica jam¨¢s, desde que en la Universidad de los Andes de Bogot¨¢, a los 18 a?os, se afili¨® a un grup¨²sculo trotskista radical que preconizaba la revoluci¨®n permanente. Ella la ha hecho, o por lo menos ha intentado hacerla. Primero en Bogot¨¢, con art¨ªculos encendidos en distintos panfletillos m¨¢s o menos clandestinos. Luego en Bruselas, llamada por el Secretariado de la Cuarta Internacional. Luego en Madrid, agitando en Getafe a los obreros tras la muerte de Franco. M¨¢s tarde en C¨®rdoba, Argentina, bajo las dictaduras militares, en compa?¨ªa de un trotskista argentino, el padre de su hijo, mientras ca¨ªan presos o muertos sus compa?eros de partido. Al volver a Colombia, con su ni?o, y tras hacer donaci¨®n al Partido Socialista de los Trabajadores argentino de la parte que le correspond¨ªa de su considerable herencia familiar, se dedic¨® al periodismo.
Por poco tiempo. En esos a?os el presidente colombiano Belisario Betancur intentaba un proceso de paz con la guerrilla, y nombr¨® a Laura Restrepo "comisionada de paz". En medio de los combates, los pactos, las treguas, las traiciones, Laura Restrepo conoci¨® a un comandante guerrillero con quien comparti¨® un atentado casi mortal de los militares y un exilio en Cuba y M¨¦xico. Aburrida del exilio, escribi¨® una memoria sobre las esperanzas fallidas de la paz, titulado Historia de un entusiasmo. Y a continuaci¨®n su primera novela: La isla de la pasi¨®n. Vinieron otras y otras, como se dijo m¨¢s atr¨¢s, escritas en las pausas de regreso a su familia de la alta burgues¨ªa colombiana con que Laura Restrepo suele puntuar sus inmersiones en la izquierda revolucionaria; de las cuales -de las unas y de las otras- han surgido sus novelas: La isla de la pasi¨®n, Leopardo al sol, La novia oscura, La multitud errante, Dulce compa?¨ªa. Y este Delirio del Premio Alfaguara de novela: la historia de una mujer que pierde la raz¨®n, y de la cual ella misma explica por qu¨¦:
-Es que uno no puede llegar a viejo y darse cuenta de que toda la vida se le ha ido en la guerra.
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