Recordar para nunca olvidar
Este lunes (19 de abril), 59 a?os atr¨¢s, en suelo europeo, los ca?ones se silenciaron, la Alemania nazi hab¨ªa sido derrotada y el mundo entero sal¨ªa de las tinieblas a un nuevo y prometedor amanecer.
Por las siniestras puertas de Buchenwald, Bergen Belsen, Dachau y otros campos de exterminio sal¨ªan en t¨¦trica procesi¨®n miles de sobrevivientes, sombras humanas, muchos de ellos en camino a lo que ser¨ªa, tres a?os despu¨¦s, su nueva patria, Israel. El hogar y refugio jud¨ªo les acoger¨ªa en su seno ofreci¨¦ndoles una nueva vida ardua y peligrosa, pero tambi¨¦n llena de esperanza y dignidad.
Los "afortunados" sobrevivientes, con sus n¨²meros incrustados de por vida en sus brazos, dejaron tras ellos en los crematorios y en las c¨¢maras de gas hijos, padres, familiares; en total, seis millones, un mill¨®n y medio de ni?os. Un tercio del pueblo jud¨ªo aniquilado sistem¨¢ticamente por haber cometido un ¨²nico "crimen", el haber nacido jud¨ªo.
Se clausuraba as¨ª ?realmente? el Holocausto, la p¨¢gina m¨¢s perversa y diab¨®lica de nuestra era; pero nosotros, israel¨ªes y jud¨ªos de la di¨¢spora, prometimos nunca olvidar, siempre recordar.
Este lunes, las sirenas romper¨¢n el silencio sepulcral que se abate sobre Israel para marcar el comienzo del D¨ªa de los M¨¢rtires y H¨¦roes del Holocausto.
Nuevamente presenciaremos en nuestros televisores las inveros¨ªmiles im¨¢genes del exterminio colectivo, conferencias y seminarios continuar¨¢n buscando respuestas a preguntas incontestables, y velas recordatorias (en nuestro caso, de color blanco) iluminar¨¢n moment¨¢neamente el alma de los seis millones asesinados, entre ellos, mi abuela materna, seis t¨ªos y t¨ªas, jud¨ªos h¨²ngaros "enviados" a Auschwitz en un viaje de tren de ida solamente.
El Holocausto, sin paralelos ni comparaciones, tan ¨²nico, constituye el foco concentrado de nuestra memoria colectiva. Lo llevamos dentro, clavado, parte inamovible de nuestro organismo. Para comprendernos hay que conocer el Holocausto.
A medio siglo de la barbarie, el antisemitismo resurge, recobra fuerza, extendiendo sus odiosos tent¨¢culos en todas direcciones. Se reinventa el antisemitismo. Hay un "nuevo" antisemitismo diferenciado del "cl¨¢sico", se le reformula para hacerlo m¨¢s "digerible", pero es siempre el mismo monstruo multic¨¦falo. No un fantasma que ronda por Europa, sino una tangible y repugnante realidad a la que hay que enfrentarse.
El antisemitismo es una enfermedad cr¨®nica (?incurable?) europea, y como tal debe preocupar m¨¢s que a nadie, y en primer lugar a los propios europeos.
Los remedios adecuados, y los hay para combatir el c¨¢ncer antisemita, deben emanar de una obligaci¨®n b¨¢sica, de un principio moral europeo y de un compromiso hist¨®rico ineludible.
Uno de los caminos eficaces reside en la educaci¨®n, en la difusi¨®n de los conocimientos b¨¢sicos de la Sho¨¢. Educar en el recuerdo, cultivar la memoria y todo lo que ella acarrea, aun cuando sea desagradable. Si no, queda tristemente lo que escrib¨ªa Pilar Rahola: "El olvido ha sido una opci¨®n europea. De la desmemoria nace la ignorancia, de la ignorancia renace el perjuicio y en el perjuicio vuelve a habitar la intolerancia".
El deber de recordar para nunca olvidar no es s¨®lo del pueblo jud¨ªo. Para que nunca se repita la barbarie. ?Nunca m¨¢s!
V¨ªctor Harel es embajador de Israel.
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