No a la guerra
No debemos a Zapatero la rapidez de la retirada del Irak: Zapatero debe a los ciudadanos (antes, pueblo) haber ascendido a la jefatura del Gobierno para hacerlo as¨ª. Fue muy veloz en sumarse a aquellas manifestaciones, que no organiz¨® su partido, que desde el primer momento llenaron las calles espa?olas de millones de personas diciendo "No a la guerra"; la velocidad le alienta ahora para cumplir lo que le encargaron, y apenas toc¨® con un dedo la Constituci¨®n, apenas pis¨® un poco La Moncloa corri¨® al micr¨®fono institucional, se rodeo de su ministro de Defensa y de su jefe de Estado Mayor, y dijo adi¨®s a la guerra.
No s¨¦ si hoy dir¨¢ el nombre del civil -naturalmente- que va a tomar el mando conjunto de la Polic¨ªa y la Guardia Civil, vieja aspiraci¨®n de la l¨®gica nacional, con el ¨¢nimo de evitar duplicidades, recelos, ocultaciones. Va a ser m¨¢s dif¨ªcil, y tardar¨¢ m¨¢s que en retirarse de Irak. La Guardia Civil es una instituci¨®n -un instituto- muy cerrada, muy tradicional, muy celosa de su independencia ante sus propios jefes. Ni siquiera se pudo desterrar del todo el "alma de charol", y Tejero contribuy¨® a la peor de las leyendas con su travesura de tricornio y disparos en el Congreso. Aunque en algunos casos su esp¨ªritu de obediencia a la legalidad, que hab¨ªan llevado a enormes extremos, les hizo defender a la Rep¨²blica, como en Barcelona (general Escobar).
No se trata de la disoluci¨®n, tantas veces pedida, sino de compartir informaciones y operaciones con la Polic¨ªa Nacional. ?Tendr¨¢ que hacerlo tambi¨¦n con los Mossos d'Escuadra, con la Ertzaintza? Siempre me pareci¨® un error que algunas autonom¨ªas dispusieran de cuerpos armados propios; por lo menos, hasta que se hubiese llegado a una rep¨²blica federal. Digo rep¨²blica porque "monarqu¨ªa federal" no conjuga bien: pero todo es posible. Incluso es posible que estemos ya en un pa¨ªs federal sin saberlo. Son cosas muy espa?olas: un Rey que no rige, un jefe de Gobierno socialista que no socializa, una guerra que no es guerra pero que realiza una invasi¨®n que no es invasi¨®n, sino ayuda a un pueblo para rehacerse despu¨¦s de haber sido destruido por la guerra y la invasi¨®n que ocultan su nombre. No son s¨®lo las armas del enemigo y el terrorismo del enemigo los que no existen: son nuestras propias afirmaciones y negaciones las que no corresponden a la verdad de la situaci¨®n que tratan de describir. Zapatero ha empezado a gobernar para restituir algunas situaciones a su estado de realidad: que sepa que se espera todo de ¨¦l. Incluso demasiado.
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