Vicente Verd¨² ampl¨ªa su libro sobre las parejas en homenaje a su mujer
Se reedita 'Noviazgo y matrimonio', escrito con Alejandra Ferr¨¢ndiz
La muerte de Alejandra Ferr¨¢ndiz en noviembre de 2003 dej¨® desolado a su marido, Vicente Verd¨². "Buscando recuerdos", el periodista cogi¨® Noviazgo y matrimonio en la vida espa?ola, un libro testimonial y de culto que escribieron a medias y publicaron en 1974, se lo dio a leer a sus hijos y decidi¨® ampliarlo. Justo treinta a?os despu¨¦s, Taurus edita esta nueva versi¨®n, que incorpora los usos amorosos democr¨¢ticos y certifica el final del matrimonio.
Verd¨², que est¨¢ viviendo en Par¨ªs con dos de sus hijos para tratar de vencer el dolor en otro entorno, vio que el libro pod¨ªa interesar a las nuevas generaciones cuando sus hijos le dijeron que no cre¨ªan que unos padres "tan tolerantes y benevolentes" hubieran vivido una juventud y un noviazgo tan marcados por la represi¨®n de la Iglesia cat¨®lica. Entonces se puso a escribir un largo cap¨ªtulo final que trata de explicar los rotundos cambios que se han producido entre 1974 y 2004 en las relaciones sexuales y amorosas de los espa?oles.
Las conquistas de la revoluci¨®n feminista, la igualdad y la coeducaci¨®n han supuesto, afirma Verd¨², el final de los viejos roles "ama de casa abnegada y hombre que sale para traer dinero y ninguno habla de nada cuando se encuentran" y el final de una penosa transacci¨®n privada: "En aquella ¨¦poca, las mujeres administraban el sexo para obtener estatus. Su ¨²nico patrimonio era el sexo, y nuestra ¨²nica codicia, su cuerpo. Como dijo Castilla del Pino, ellas se reprim¨ªan y de paso nos reprim¨ªan a nosotros. Cambiaban entrega por entrega. Con la independencia econ¨®mica y la educaci¨®n en igualdad, las mujeres no tienen nada que ganar reprimi¨¦ndose con los hombres. Eso ha liberado el sexo. Hoy, si una mujer dice no, quiere decir no. De ser dep¨®sito de explotaci¨®n y de procreaci¨®n, el sexo pasa a ser disfrute y diversi¨®n, lo cual a la Iglesia le parece m¨¢ximo pecado".
Tambi¨¦n muchos hombres siguen at¨®nitos esa revoluci¨®n, instalados en un at¨¢vico machismo, incapaces de convivir en igualdad, sin poder satisfacer en casa las nuevas frustraciones urbanas. Lo cual produce, en muchos casos, divorcios, separaciones, violencia, muertes. "Antes, la agresividad end¨®gena se volcaba en un ser inferior, dependiente, que no obedec¨ªa como deb¨ªa. Ahora, la sociedad urbana, hiperindividualista, ha multiplicado las frustraciones ex¨®genas: trabajo, soledad, neurosis, falta de amigos... Al sentirse maltratados fuera, muchos optan por maltratar al m¨¢s cercano y d¨¦bil: la mujer, los ni?os, los ancianos. Por eso muchos malos tratos acaban adem¨¢s en suicidio: si el que maltrata no se siente superior, su vida ya no tiene sentido".
Verd¨² certifica que son tiempos de parejas "port¨¢tiles, cambiadizas, inestables" y "ni?os conflictivos, perdidos, desorientados". "La familia ya no es la "c¨¦lula institucional y reproductiva de la sociedad", y a los j¨®venes les da grima decir que tienen novios o novias, "aunque algunos lo reivindican como una gloria retro, como una rareza". Pero la mayor¨ªa de las parejas sigue valorando la fidelidad: "Antes hab¨ªa queridas oficiales, permitidas. El sexo ha perdido valor de cambio, pero no de uso. Sigue siendo divertido, pero presumir de conquistas ya no tiene sentido. Las chicas ya no son estrechas. Y, por otro lado, cuando uno quiere a alguien, necesita que sea de ley: mientras est¨¢n juntos, est¨¢n".
La descomposici¨®n de la pareja eterna va acompa?ada de la extensi¨®n de los derechos a las nuevas parejas, "homosexuales, transexuales, queer (raritos)". "Casi todo vale, pronto valdr¨¢ casarse con el coche. As¨ª que las bodas", concluye Verd¨², "ya no son apost¨®licas, ni santas, sino meros ceremoniales o contratos privados con beneficios fiscales. Es lo que tiene el capitalismo de ficci¨®n, la democracia: todo se iguala. Habr¨¢ que esperar a que avancemos un poco m¨¢s y construyamos mejor el concepto del derecho a la diferencia, la excelencia de los derechos".
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