Se acab¨® la fiesta
El presidente de la Junta estrenar¨¢ esta semana su quinta legislatura consecutiva siendo recibido en La Zarzuela por el rey Juan Carlos. Una recepci¨®n prevista para el jueves en la que, sin duda, el monarca felicitar¨¢ a Manuel Chaves por los resultados obtenidos en Andaluc¨ªa y con la que bien puede cerrar el presidente andaluz los fastos por su ¨¦xito electoral. Ahora lo que toca es trabajar para la resoluci¨®n de los distintos y graves problemas que est¨¢n encima de la mesa y que reclaman actuaciones urgentes. Lo m¨¢s inmediato es encontrar soluciones a las nefastas consecuencias derivadas del portazo dado a Espa?a por el comisario europeo de Agricultura, Franz Fischler, al sacar adelante las reformas del sistema de ayudas al algod¨®n y las OCM de aceite y tabaco, con el voto en contra del principal pa¨ªs productor, cosa que nunca antes hab¨ªa ocurrido.
Mientras que en el ¨¢mbito pol¨ªtico PSOE y PP seguir¨¢n tir¨¢ndose los trastos a la cabeza sobre la responsabilidad de tan sonado fiasco en las negociaciones, lo cierto es que ya hay una respuesta gubernamental con la que encontrar una salida digna, de momento, al cultivo del algod¨®n, el que requiere medidas inmediatas. Y se desea hacer tanto de la mano de la Junta como de las distintas organizaciones agrarias, con lo que se tratar¨ªa as¨ª de amortiguar los efectos negativos que tendr¨¢ para el campo andaluz el nuevo marco comunitario.
Podr¨ªa interpretarse este movimiento como todo un gesto de sensibilidad hacia Andaluc¨ªa en esta semana pero no puede ser, de ninguna forma, el ¨²nico. Es necesario, adem¨¢s, que en los primeros contactos a desarrollar en estos d¨ªas entre Junta y Administraci¨®n central para cerrar un acuerdo sobre la deuda pendiente del sistema de financiaci¨®n auton¨®mica, se visualice, de forma clara y rotunda, la voluntad de pago de esos 2.500 millones de euros, o m¨¢s, que han de venir a Andaluc¨ªa.
Ser¨¢, en todo caso, la primera piedra de toque para el consejero de Econom¨ªa y Hacienda, Jos¨¦ Antonio Gri?¨¢n, quien, de momento, se est¨¢ encontrando todo con el viento a favor. Esto es, un Ejecutivo en Madrid amable y dispuesto a terminar los conflictos, un Maragall que muestra su clara intenci¨®n de incorporar a Andaluc¨ªa como socio de referencia para ganar credibilidad en sus reivindicaciones ante el Gobierno central, cosa que est¨¢ por ver si es buena o no, y hasta a un presidente de Cajasur, Miguel Castillejo, entregadito a la causa del di¨¢logo y la concertaci¨®n que ya es decir teniendo en cuenta los antecedentes.
As¨ª las cosas, lo que hace falta es que tanta convergencia, tanta buena voluntad, se transformen en hechos y cuanto antes mejor, dada las expectativas generadas. Ha llegado, por tanto, la hora de la concreci¨®n como lo ha reclamado el secretario general del PA, Antonio Ortega. Lo malo es que en este trance se sit¨²a, tambi¨¦n, el mismo Ortega, quien tiene cada vez m¨¢s cerca el choque de trenes que le supondr¨¢ el inevitable cara a cara que tendr¨¢ que dirimir con el fundador del partido, Alejandro Rojas-Marcos. Uno y otro siguen moviendo fichas con la vista puesta en ese congreso que Ortega quiere que sea del cambio y de una nueva etapa del andalucismo, lejos de las ataduras y las hipotecas que proyecta la larga sombra del pol¨ªtico sevillano, ahora convertido en su principal rival. Cada d¨ªa que pasa se observa que la guerra va a ser larga y cruenta y para ella se est¨¢n preparando a conciencia cada uno de los contendientes recabando, de forma m¨¢s o menos soterrada, los efectivos suficientes para acudir con ciertas garant¨ªas a ese c¨®nclave a celebrar en el pr¨®ximo oto?o.
Debe tener cuidado el de Linares porque el desaf¨ªo es serio, ya que en caso de salir derrotado, aparte del fracaso personal que le supondr¨ªa, constituir¨ªa, igualmente, un duro varapalo para esa "centralidad pol¨ªtica" que se quiere imprimir al Parlamento andaluz en este mandato. Si pierde el control de su partido en ese pulso, se dar¨ªa la significativa paradoja de que, entonces, los tres partidos que integran la oposici¨®n tendr¨ªan fuera de la C¨¢mara a sus respectivos l¨ªderes, tal y como ya ocurre con Javier Arenas en el PP y Diego Valderas en IU.
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