Control, represi¨®n y prevenci¨®n
Otra vez m¨¢s nos vemos envueltos en un esc¨¢ndalo sobre dopaje. Esta vez se trata de las revelaciones realizadas a un peri¨®dico deportivo de un ciclista. Genera alarma que pueda ser cierto siquiera una peque?a parte de lo relatado. Se ha detectado un sobresalto en los aficionados, que podr¨ªan ya estar considerando a todos iguales y generalizando injustamente en todos los estamentos deportivos. La mayor¨ªa de los profesionales que dedican su actividad laboral al deporte de alta competici¨®n son honestos y nos parece il¨ªcito considerar que en todos los deportes y deportistas el dopaje est¨¢ generalmente extendido.
Pero, no nos enga?emos ni miremos para otro lado. El dopaje es la trampa por excelencia. Desde el esc¨¢ndalo Festina del Tour 98 no hemos parado de escuchar, ver o leer noticias relacionadas con el posible tr¨¢fico de sustancias. Y si hay tr¨¢fico es porque existe demanda, motivada por el af¨¢n de triunfo deportivo y econ¨®mico de algunos deportistas en primera instancia y de algunas de las personas que les rodean en segunda. Y en el comercio ilegal estar¨ªan envueltas personas de diversos estamentos. Algunos profesionales carentes de ¨¦tica que no representan a los colectivos en los que est¨¢n incluidos. Siempre hay garbanzos negros en todas las profesiones. Pero esos pocos existen, hacen mucho da?o, perjudican la imagen del deporte, tienen una poderosa actividad, est¨¢n interrelacionados unos con otros y llevan a cabo acciones antirreglamentarias y delictivas en el deporte puesto que trafican con medicamentos y cometen delitos contra la salud p¨²blica. Esto ¨²ltimo es muy preocupante. No se puede tolerar que deportistas sanos sean inducidos a consumir sustancias que no precisan y que ponen en grave riesgo su salud. Aquellos personajes sin ¨¦tica profesional que est¨¢n da?ando la salud de los deportistas realizando pr¨¢cticas condenables por innecesarias y peligrosas como las autotransfusiones o el uso de anabolizantes y eritropoyetina o fraudes al suministrarles medicamentos falsos o contaminados o sin condiciones sanitarias deben ser perseguidos y severamente castigados.
El dopaje es un delito de tr¨¢fico ilegal, un grave problema de salud p¨²blica y un negocio para unos pocos. En Espa?a hemos perdido la oportunidad en los ¨²ltimos a?os de crear pol¨ªticas sistematizadas que impidan y hagan dif¨ªcil por varios caminos el consumo de sustancias prohibidas. Frente a pa¨ªses cercanos como Francia e Italia, nuestras pol¨ªticas han sido demasiado laxas.
Es precisa la lucha coordinada. El dopaje no es s¨®lo un problema deportivo. Las federaciones nacionales e internacionales tienen que seguir luchando, aunque hoy en d¨ªa ya requieren de la participaci¨®n de las autoridades gubernamentales. No existe m¨¢s remedio que las federaciones incrementen el control. Hay que conseguir que los an¨¢lisis de los laboratorios sean capaces de detectar m¨¢s sustancias. Estamos a punto de disponer de las t¨¦cnicas de detecci¨®n de la hormona del crecimiento y de las hemoglobinas sint¨¦ticas. No est¨¢ tan lejos la posibilidad de hallar las pr¨¢cticas de autotransfusi¨®n. Pronto se empezar¨¢n a tomar muestras de sangre, adem¨¢s de las de orina, en los controles de dopaje. En las grandes competiciones se van a congelar las muestras para analizarlas retroactivamente. Los controles fuera de competici¨®n deben ser mejorados y cualquier deportista tiene que estar disponible en cualquier lugar para someterse a control. La realizaci¨®n de los controles de salud y los seguimientos de los an¨¢lisis sangu¨ªneos es una importante arma disuasoria.
Y tras el control viene la represi¨®n. Sin ella los controles ser¨ªan ineficaces. Por ello es preciso ser duro y contundente, pero siempre garantizando los derechos del deportista y facilitando la segunda oportunidad. Como consecuencia, las sanciones de dos a?os que promulgan la mayor¨ªa de las federaciones y la Agencia Mundial Antidopaje para las sustancias m¨¢s peligrosas como los anabolizantes y la eritropoyetina son fundamentales. Y otro aspecto fundamental, es la persecuci¨®n, descubrimiento y sanci¨®n de los distribuidores de las sustancias dopantes. Las federaciones tienen que involucrarse m¨¢s en buscar qu¨¦ hay detr¨¢s de un deportista controlado positivo y sancionado. Pero las federaciones solas no pueden realizar las investigaciones necesarias para esclarecer el origen de controles positivos, pues necesitan aqu¨ª tambi¨¦n la ayuda gubernamental.
Y antes que el control y la represi¨®n se deben emprender labores de prevenci¨®n con informaci¨®n y educaci¨®n.
El control, la represi¨®n y la educaci¨®n relatados anteriormente no son los ¨²nicos posibles. Las autoridades gubernamentales tienen que involucrarse. Es preciso que nuestros responsables pol¨ªticos espa?oles den un cambio radical de actitud a la postura hasta hoy tomada. El dopaje no es s¨®lo un problema deportivo. Es necesario que autoridades policiales act¨²en en el control del tr¨¢fico de sustancias dopantes, sanitarias en la lucha contra las pr¨¢cticas contra la salud p¨²blica, judiciales en la represi¨®n de estos delitos, y educativas en la prevenci¨®n. Es preciso cuanto antes la elaboraci¨®n de una Ley Espa?ola Antidopaje que tipifique, entre otras, las actitudes favorecedoras del dopaje como delito. Es necesario que la Comisi¨®n Nacional Antidopaje sea estructurada de una vez y funcione y se convierta en la Agencia Espa?ola Antidopaje absolutamente independiente. Los responsables pol¨ªticos del deporte del nuevo Gobierno tienen un reto importante ante s¨ª y no pueden dejar pasar el tiempo sin actuar.
Juan Manuel Alonso es presidente de la Comisi¨®n M¨¦dica y Antidopaje de la Federaci¨®n Internacional de Atletismo.
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