Una Ciudad Judicial a la medida de los ciudadanos
El equipo del consejero Josep Maria Vall¨¨s ha anunciado cambios sustanciales en la configuraci¨®n de la futura Ciudad Judicial y el anuncio ha levantado algunas ampollas en sectores de la comunidad judicial. Es razonable y positivo que los nuevos responsables de Justicia sit¨²en en sus t¨¦rminos reales el futuro de la Ciudad Judicial, pues el proyecto heredado de la anterior consejera era excesivamente fara¨®nico y empezaba la casa por el tejado al proponer la construcci¨®n de un complejo arquitect¨®nico sin abordar cuestiones mucho m¨¢s trascendentales, como podr¨ªa ser la configuraci¨®n de una verdadera justicia de proximidad.
La justicia en Catalu?a ha vivido hasta la fecha de prestado, casi de realquiler. Desde el traspaso de las transferencias del Estado a la Generalitat, los edificios judiciales se han localizado en lugares extra?os, casi estramb¨®ticos -la vieja Transmediterr¨¢nea, oficinas de una multinacional, pisos de alquiler, teatros y s¨®tanos del ¨¢rea metropolitana-, y todas esas carencias se han intentado paliar con la idea de una gran ciudad de la justicia colocada en el l¨ªmite entre L'Hospitalet y Barcelona. Ese proyecto, del que se han colocado varias primeras piedras, no afrontaba los verdaderos problemas de la justicia en el ¨¢rea metropolitana en la medida en que no entraba a analizar cuestiones fundamentales.
El proyecto era fara¨®nico y no abordaba cuestiones como la configuraci¨®n de una justicia de proximidad
Sin duda es importante que los distintos ¨®rdenes jurisdiccionales tengan sus juzgados concentrados, pero no tiene mucho sentido, ni pr¨¢ctico ni te¨®rico, que convivan en un mismo espacio los conflictos penales y los laborales ya que los justiciables y profesionales afectados en cada uno de estos ¨¢mbitos son radicalmente distintos. Exigencias y tratos distintos que ya aparecen perfilados en la Carta de derechos del ciudadano ante la Administraci¨®n de justicia. No hay necesidad de que confluyan en un solo punto cerca de 10.000 personas que, de uno u otro modo, han de afrontar problemas judiciales, pues pueden producirse situaciones de colapso.
Problemas acuciantes como la violencia sexista o los conflictos de derecho de familia no pueden solucionarse en unos edificios as¨¦pticos que obligan a los perjudicados y a sus testigos a largos desplazamientos, a esperas injustificadas, a aglomeraciones y confusi¨®n. Son problemas que reclaman un trato cercano, casi de cabecera, en el que el juzgado y la polic¨ªa se pongan al servicio de la v¨ªctima, evit¨¢ndole cualquier molestia. Ser¨ªa absurdo confrontar de manera maniquea la idea de Ciudad Judicial con la de dispersi¨®n absoluta. Hay f¨®rmulas intermedias que pueden resultar mucho m¨¢s razonables, operativas, eficaces e integradoras de intereses profesionales y sociales.
El proyecto heredado de la Ciudad Judicial obligaba a importantes decisiones en materia de infraestructuras, ya que exig¨ªa que el metro llegara hasta los cuarteles de Lepanto, era necesario habilitar metros cuadrados suficientes para aparcamientos y tambi¨¦n abr¨ªa a los especuladores nuevos mercados para despachos. Cuando se present¨® el proyecto se acudi¨® a las macrocifras y a las palabras ampulosas, pero se olvid¨® el sinsentido de que un vecino del Clot tuviera que atravesar por completo Barcelona para dirimir una pelea de comunidad de propietarios o de que un trabajador que viviera en Poblenou hubiera de perder una ma?ana entera buscando el juzgado en el que se habr¨ªa de resolver el pago de sus horas extras.
La Ciudad Judicial dise?ada como un proyecto a lo grande responde m¨¢s a la comodidad de los profesionales que a las necesidades de los justiciables. Barcelona es una ciudad en red y sus ¨®rganos judiciales deben responder a esa idea de red, que pasa, primero, por establecer un sistema de justicia pr¨®xima para que los peque?os conflictos de cualquier ¨ªndole se puedan resolver en los distritos. Pasa, en segundo lugar, por que las infraestructuras vinculadas a ese proyecto de Ciudad Judicial se reconviertan en servicios para los ciudadanos: zonas verdes, viviendas protegidas y a bajo coste, transportes realmente eficaces. Deben concentrarse los ¨®rganos judiciales por materias, ha de afrontarse una pol¨ªtica de inversi¨®n razonable en la dotaci¨®n de medios arquitect¨®nicos, pero tambi¨¦n de medios materiales y humanos. Esta justicia en red se relaciona mejor con un campus judicial m¨¢s disperso pero con mejoras sensibles en la comunicaci¨®n telem¨¢tica: la videoconferencia, el correo electr¨®nico y la remisi¨®n de documentos bajo la garant¨ªa de la firma electr¨®nica son instrumentos mucho m¨¢s efectivos que la consolidaci¨®n de una gran superficie judicial que pudiera convertir la zona en un gueto de la justicia que se deshabitara fuera del horario de los juzgados.
En definitiva, cuando el consejero Vall¨¨s decide adecuar los proyectos a la realidad, cuando decide vincular la Ciudad Judicial a las verdaderas necesidades ciudadanas, cuando establece otras prioridades que van m¨¢s all¨¢ de la colocaci¨®n de primeros o segundos ladrillos de una quimera de dif¨ªcil realizaci¨®n y de poca utilidad, no puede salirse en tromba a criticar. Hay que reabrir espacios de entendimiento que no s¨®lo impliquen a la comunidad judicial, sino tambi¨¦n al resto de la comunidad ciudadana.
La determinaci¨®n de los espacios en los que deben localizarse juzgados, tribunales, centros de orientaci¨®n jur¨ªdica y de asistencia t¨¦cnica a v¨ªctimas e imputados debe integrarse en el marco de un proyecto pol¨ªtico y social sobre la justicia y quienes la administran. El modelo de Ciudad Judicial proyectado por el anterior Gobierno de la Generalitat respond¨ªa a una visi¨®n determinada de la justicia. Parece razonable que cuando se realiza un cambio pol¨ªtico de gran calado no s¨®lo hayan de revisarse los modelos de actuaci¨®n, sino tambi¨¦n los lugares previstos para que se desarrolle.
Jos¨¦ Mar¨ªa Fern¨¢ndez Seijo es magistrado y miembro de Jueces para la Democracia, y Josep Maria Bernat Freixas es abogado y miembro de la Asociaci¨®n Catalana de Juristas Dem¨®cratas.
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