Lluvia de granadas en Diwaniya
Los militares espa?oles soportan un hostigamiento permanente, aunque poco efectivo
Las medidas de precauci¨®n se extreman a medida que se acerca la retirada de las tropas espa?olas de la base de Diwaniya, al sur de Irak. Ayer, en torno a las 15.15 (dos horas menos en la Espa?a peninsular), los altavoces anunciaron el estado de alerta nada m¨¢s o¨ªrse el primer estruendo provocado por el lanzamiento de una granada.
Los insurgentes iraqu¨ªes lanzaron media docena de proyectiles contra las instalaciones espa?olas, situadas a 180 kil¨®metros al sur de la capital, Bagdad. No atinaron con su objetivo. Las granadas cayeron en las cercan¨ªas de la base. Los militares denominan "hostigamiento" estos ataques, que aparentemente s¨®lo pretenden amedrentar.
No obstante, las patrullas partieron inmediatamente en busca de los atacantes a bordo de blindados motorizados sobre ruedas. Por la noche, a partir de las 21.15, se multiplicaron durante m¨¢s de dos horas los lanzamientos de granadas y las operaciones para localizar a los responsables. En poco m¨¢s de dos horas se oyeron una veintena de explosiones.
Desde que se anuncia una alerta m¨¢s elevada, todo el mundo se refugia en los edificios
Hasta que regresen las tropas, se mantiene la colaboraci¨®n con la poblaci¨®n civil
Los mandos militares explican las razones por las que los rebeldes no atinan casi nunca. Adem¨¢s de su escasa instrucci¨®n militar, en el caso de que dispongan de ella, "los resistentes cuentan con munici¨®n que se halla en muy mal estado porque, aparte de que es de fabricaci¨®n antigua, los dep¨®sitos donde se almacena carecen de la conservaci¨®n necesaria. Esa circunstancia ayuda decisivamente a la escasa eficacia de los ataques", detalla un oficial. Las andanadas proceden muchas veces de los palmerales cercanos a la base. Aunque es frecuente tambi¨¦n que los rebeldes se escondan en la ciudad, lo que hace m¨¢s dif¨ªcil la respuesta de militar.
Pero hasta las tres de la tarde la jornada hab¨ªa transcurrido con normalidad. A las 10 de la ma?ana, Kadem Idan Azayadi, un jeque de la tribu de Al Zidan, compuesta por 500 familias (unas 3.000 personas), fue recibido por el responsable en la base espa?ola de la cooperaci¨®n c¨ªvico-militar, Juan Pita. Llegaba el l¨ªder tribal, que lament¨® la partida de los soldados espa?oles, para firmar un contrato que le permitir¨¢ instalar en su pueblo de 400 habitantes, Al Buebeis, a 15 kil¨®metros al sur de Diwaniya, una bomba de agua que sustituir¨¢ al cubo y a la cuerda. Un empresario local acompa?aba a Idan Azayadi. Era el vendedor de la bomba. "Se intenta siempre", asegur¨® Pita, "que los empresarios locales se impliquen y firmen los contratos en presencia de los l¨ªderes tribales. As¨ª se ayuda a impedir los enga?os".
El jeque declar¨® que cuentan con un centro de salud en el pueblo. "Pero el m¨¦dico no tiene ni siquiera una silla para sentarse". Y, por supuesto, los medicamentos son un lujo inalcanzable para la gran mayor¨ªa de la poblaci¨®n. "No creo que la ayuda vaya a seguir al mismo ritmo despu¨¦s de la partida de los espa?oles", se lamentaba.
La mayor¨ªa del material que se emplea para la cooperaci¨®n procede de f¨¢bricas abandonadas. "Es mejor que comprarlo en el extranjero, porque de ese modo se acortan los plazos de entrega", subraya Pita. Espa?a dispone de un fondo de 500.000 d¨®lares, que se repone en su totalidad seg¨²n se van presentando las facturas de gasto a la Autoridad Provisional de la Coalici¨®n, que aporta el dinero. Los recursos proceden de la Conferencia de Donantes celebrada en Madrid, de Estados Unidos y de los fondos decomisados al r¨¦gimen de Sadam Husein, depuesto el 9 de abril de 2003 y capturado el 13 de diciembre del mismo a?o.
El dirigente de los Al Zidan se?al¨® que la mayor¨ªa de los l¨ªderes tribales aprecian los esfuerzos de las tropas espa?olas por mejorar en alguna medida sus condiciones de vida, y asegur¨® que los insurgentes que atacan la base espa?ola son "terroristas extranjeros". Casi nadie cree esta teor¨ªa, porque los soldados espa?oles comentan a diario que los agresores portan los distintivos propios del Ej¨¦rcito del Mahdi, la milicia de M¨²qtada el S¨¢der. Este cl¨¦rigo radical chi¨ªta est¨¢ escondido en la ciudad santa de Nayaf, cercada por las tropas de Estados Unidos, que se han propuesto capturarle "vivo o muerto".
Hasta d¨®nde podr¨ªa llegar la reacci¨®n de los leales al cl¨¦rigo en caso de que sea detenido o de que resulte muerto es dif¨ªcil de discernir. Pero es evidente el fanatismo que muestran los seguidores de Al S¨¢der durante las plegarias de los viernes en la mezquita de Kufa, muy pr¨®xima a Nayaf. El l¨ªder religioso advirti¨® la semana pasada que muchos hombres y mujeres se han ofrecido voluntarios para perpetrar atentados suicidas.
Mientras, se suceden las reuniones entre los oficiales espa?oles y los estadounidenses para preparar el relevo. Por la ma?ana, una columna de veh¨ªculos estadounidenses Hammer se adentr¨® en Base Espa?a. Trataron asuntos de log¨ªstica, de personal, sanidad e informaci¨®n, conducci¨®n de maniobras, planes de misiones diarias, transmisiones... Todo con el objeto de preparar el traspaso de autoridad. Hasta que llegue ese momento, el general Jos¨¦ Manuel Mu?oz seguir¨¢ al mando.
Tambi¨¦n por la ma?ana, el director del peri¨®dico local Diwani
ya News, Yusuf Yousif, accedi¨® al edificio habilitado para las relaciones con los medios de comunicaci¨®n. Con frecuencia se anuncian a trav¨¦s de este diario operaciones militares para advertir a los civiles y evitar riesgos. Pero tambi¨¦n sirven como aviso para navegantes.
"Nuevo nivel de alerta, Alfa uno", se escuch¨® ayer un par de veces por la megafon¨ªa, cuando ya era noche cerrada en Diwaniya y en medio de una fuerte tormenta el¨¦ctrica y de arena. Tras escuchar la advertencia, los militares y civiles que trabajan en la base se resguardaron en los s¨®lidos edificios de lo que antes era sede de una divisi¨®n de veh¨ªculos blindados del Ej¨¦rcito iraqu¨ª.
A partir de ese instante se restringieron dr¨¢sticamente los movimientos y se recomend¨® el uso del chaleco antibalas y del casco. Como ha sucedido desde que los militares espa?oles se desplegaron en Diwaniya, no se produjeron da?os ni heridos. Las patrullas prosiguieron toda la noche y la alerta se prolong¨® hasta las seis de la ma?ana.
Una comisi¨®n que se har¨¢ cargo del material que se trasladar¨¢ a Espa?a partir¨¢ hoy rumbo al campo estadounidense de Camp Virginia, en el desierto kuwait¨ª, a unos 90 kil¨®metros al sur de la frontera. Los mandos no informan del material militar que se lleva hasta el campamento kuwait¨ª para que los rebeldes no puedan conocer las posibilidades de combatir con que cuentan los uniformados espa?oles. Pero los soldados sospechan que entre los empleados de la base puede haber alg¨²n confidente.
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