Zaplana se sacude las alpargatas

El incombustible dirigente de la democracia cristiana italiana, Giulio Andreotti, recomendaba finezza para resolver los conflictos pol¨ªticos y partidarios. Su misma biograf¨ªa ha sido una lecci¨®n viva de finura, y eso es, finura, lo que Mariano Rajoy ha recetado a su grey valenciana para cerrar la prolongada crisis que la alborota. Pero aqu¨¦l es romano y ¨¦ste gallego, gen¨¦ticamente h¨¢biles en el encaje de bolillos sin estruendo. No es el caso de estos paisanos nuestros, decimos del PP ind¨ªgena, a quienes s¨®lo ha faltado liarse a porrazos en la plaza p¨²blica para defender la hegemon¨ªa o sobrevivencia de su respectiva facci¨®n, ll¨¢mese campista o zaplanista. Una confrontaci¨®n con visos esperp¨¦nticos que solo el tiempo y a no tardar revelar¨¢ si ha concluido con una paz duradera.

Pero por el momento, y sin enredarnos en adivinanzas, hay que rendirnos a los hechos, y estos delatan que Francisco Camps preside el partido, cumpli¨¦ndose las previsiones sucesorias seg¨²n la aclamadora f¨®rmula b¨²lgara. Lo ha ungido el directorio central, apoder¨¢ndole aparentemente para poner y quitar a quien le venga en gana. Zaplana, adem¨¢s, ha conminado a sus leales para que rindan armas al nuevo mando. "No renunciamos a nada", proclamaba en la v¨ªspera el belicoso Jos¨¦ Joaqu¨ªn Ripoll, presidente de la Diputaci¨®n de Alicante y cabeza visible de la revuelta. Pero se envain¨® la machada, desamparado como queda y acaso ya en minor¨ªa, pues es un discreto r¨ªo de adhesiones el que fluye hacia la calle de Caballeros, sede del Consell, convertido definitivamente en panal de rica miel para fieles y conversos.

Ahora, como insisten altos responsables del PP, hay que pensar en las elecciones europeas y ponerse a la faena. Entre otras cosas porque, como ellos mismos reconocen, lo tienen crudo. Su principal adversario, el PSPV, se beneficia de la inercia que alienta Rodr¨ªguez Zapatero, en contraste con la r¨¦mora que para los populares supone la p¨¦rdida del Gobierno central y la ausencia de Zaplana por estos pagos, alguien de quien solo los mani¨¢ticos o necios pueden cuestionar su tir¨®n electoral y capacidad movilizadora. Con el ex molt honorable lejos, el PPCV se emancipa de su tutela, como hab¨ªa de ser, pero habr¨¢ de confirmar que ese vac¨ªo queda colmado, lo que no deja de ser una inquietante inc¨®gnita entre no pocos campistas.

Por fortuna para ¨¦stos, hay tiempo por delante para presentar un balance aseado de la legislatura, siempre y cuando no se sigan demorando en la suerte y se pongan a trabajar. ?sta es la hora en que un escrutinio sobre la labor del Consell revelar¨ªa que la opini¨®n p¨²blica s¨®lo ha percibido que se habla mucho del Plan Hidrol¨®gico, que los agricultores andan reticentes -o indisimuladamente cabreados- con su consejera; que la Agencia Valenciana de Salud ha remozado sus logotipos (lo que no deja de ser un despilfarro en periodo de severa austeridad) y que el titular de Territorio casi ha ejecutado el 50% del compromiso temerario que signific¨® la habilitaci¨®n de cien mil viviendas antes de 2007. No es que el Consell se haya entregado a la molicie, pero tal parece. Ni siquiera ha tenido resortes propagand¨ªsticos para exprimirle r¨¦ditos pol¨ªticos al citado arre¨®n dado al plan de choque contra la falta de vivienda. La ministra del ramo, en Madrid, podr¨ªa tomar nota.

Dando por hecho que la crisis interna no rebrote aunque ruede alguna cabeza -lo que ser¨¢ inevitable- y que el ejecutivo valenciano se rearmar¨¢ parcialmente con elementos personales id¨®neos para afrontar esta etapa, el presidente Camps tiene ante s¨ª algunos problemas singularmente arriesgados. Uno, como se insiste desde numerosas tribunas, la remoci¨®n de RTVV para ajustar el ente a su ley fundacional, que ya va siendo hora. El c¨®mo aborde y resuelva este desaf¨ªo nos aleccionar¨¢ acerca de su propio resuello y solidez pol¨ªtica. Y dos, por m¨¢s que le pese y le fastidie, habr¨¢ de poner tierra entre Carlos Fabra y el partido, so pena de verse socarrado por la oposici¨®n, la prensa y el vecindario espabilado. No se puede ser inocente cuando los indicios inculpatorios son tan abrumadores.

Por suerte para ¨¦l, aludimos al presidente, el l¨ªder del PSPV y su muchachada opositora se limitan a permanecer al acecho, esperando ver pasar por la puerta de su sede el cad¨¢ver pol¨ªtico del adversario.