Desolaci¨®n

Leo con desasosiego y contenida rabia en su peri¨®dico una noticia que, antes que en su medio, he vivido de primera mano. Se trata de la inauguraci¨®n, por parte del alcalde y la presidenta de la Comunidad, de unos murales de cer¨¢mica en recuerdo de Gregorio Mara?¨®n, en la estaci¨®n de metro de igual nombre.

Sin entrar en lo elevado del tiempo que estos murales, ya terminados y no obstante cubiertos, llevaban en las respectivas listas de espera de las agendas de ambos gobernantes, quisiera expresar no mi rechazo, sino mi desolaci¨®n ante el gasto de 123.000 euros en dicha obra a la vez que en la taquilla de la estaci¨®n, que frecuento diariamente, me informan al adquirir mi cup¨®n para el mes de mayo de que resta tan s¨®lo un mes para que me abandone la juventud, pues antes incluso de cumplir 21 a?os dejo de ser considerado, a efectos de transporte p¨²blico, un "joven".

No es la primera ni ser¨¢ la ¨²ltima vez que se mencione el tema, pero no deja de ser preocupante que a otros efectos tales como la vivienda, la condici¨®n de "joven" se extienda hasta bien entrada la treintena. Afrontar¨¦, mientras tanto, el aumento del 50% en la tarifa de mi cup¨®n B-1 suspirando por aquellos maravillosos a?os ya pasados y recelando de mi impuesta adultez. Eso s¨ª, los murales, preciosos.