Alima?as
Seguro que el ganadero piensa que cr¨ªa toros bravos. Pues est¨¢ equivocado; lo que tiene en el campo son alima?as a las que s¨®lo les falta dar bocados y ara?ar con las pezu?as. Muy guapas, eso s¨ª; serias, con cuajo y de astifinas defensas, sal¨ªan de los chiqueros a galope tendido, desafiantes y arrolladoras, y provocaban el asombro general. Pero la alegr¨ªa les duraba poco. No admit¨ªan un capotazo y buscaban los tobillos en los primeros compases; enga?aron y mansearon en los caballos, y aunque alguno acudi¨® de lejos, ninguno hizo pelea de bravo, antes bien cabecearon, se repucharon y blandearon en exceso.
Pero fue en la muleta donde dejaron ver sus aviesas intenciones. Sencillamente intoreables, parados, y de embestida incierta y probona, se mostraron ¨¢speros, violentos y peligros¨ªsimos. Seis toros, seis regalos envueltos en bonito papel de celof¨¢n. Una corrida, en suma, complicad¨ªsima, impropia de ¨¦ste y de cualquier otro tiempo.
Escolar / Moreno, Rafaelillo, L¨®pez Chaves
Toros de Jos¨¦ Escolar, muy bien presentados, serios, con cuajo, mansos y blandos, violentos, broncos y muy deslucidos. Jos¨¦ Luis Moreno: pinchazo y estocada ca¨ªda (silencio); media trasera y ca¨ªda, tres descabellos -aviso- y tres descabellos (silencio). Rafael Rubio Rafaelillo: estocada en lo alto (ovaci¨®n); media muy baja, media desprendida -aviso- y dos descabellos (silencio). Domingo L¨®pez Chaves: dos pinchazos, estocada atravesada y un descabello (silencio); media, cuatro descabellos (palmas). Plaza de las Ventas, 8 de mayo, 1? corrida de feria, casi lleno. Se guard¨® un minuto de silencio en memoria del banderillero Antonio P¨¦rez El Pere.
El primero le arre¨® un ga?af¨®n de tal calibre a Jos¨¦ Luis Moreno que le quit¨® limpiamente la muleta y a punto estuvo de cortarle el corbat¨ªn. El torero le arranc¨® alg¨²n muletazo estimable, pero tuvo que dedicar toda su atenci¨®n a sortear los derrotes de su oponente. Se confi¨® algo m¨¢s con el cuarto, que fue el m¨¢s noble, tanto que en los primeros compases le raj¨® la taleguilla y le dej¨® medio trasero al aire. Aguant¨® con gallard¨ªa la mala casta e, incluso, traz¨® unos largos y hondos naturales.
El segundo sali¨® como un tren y se encontr¨® a Rafaelillo de rodillas casi en el centro del ruedo. Le pas¨® por encima y s¨®lo le rob¨® la montera. El torero, muy decidido, consigui¨® torear por redondos, pero el animal se empe?¨® una y otra vez en cogerlo y no consigui¨® su prop¨®sito de milagro. Volvi¨® a esperar al quinto de rodillas y se tuvo que tirar en plancha para evitar ser atropellado. Muy valiente, una vez m¨¢s, no pudo sacar el toreo de donde no hab¨ªa m¨¢s que mala casta. Arriesg¨® el f¨ªsico y super¨® de la mejor manera las muchas dificultades de su mal llamado toro.
El tercero luc¨ªa unas perchas impresionantes. Era un toro de fachada impecable, pero todo en ¨¦l era un dechado de defectos. Busc¨® al torero con sa?a hasta que consigui¨® voltear con espectacularidad a L¨®pez Chaves, aunque sin consecuencias. Valent¨ªsimo estuvo el diestro con el sexto, otra alima?a, a la que aguant¨® lo inaguantable por ambas manos. En el tercio de banderillas, alcanz¨® al subalterno Manolo Rubio, de la cuadrilla de Moreno, y lo hiri¨® leve en el muslo derecho.
Y para terminar, respeto, un profundo respeto para los tres toreros, que estuvieron muy dignos y valerosos, sin desertar nunca de la pelea, muy dignos en una merit¨ªsima labor que de nada les servir¨¢ en sus carreras. As¨ª de dura e injusta es esta profesi¨®n. Se les pueden poner peros a su actuaci¨®n, pero habr¨ªa que ver a las figuras delante de estas alima?as que el ganadero confunde con los toros bravos.
Babelia
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